La oferta de Rock en Río congregó a más de un millón de personas
El eclecticismo fue el sello del festival Rock en Río, que congregó 1,2 millones de espectadores y fue clausurado en la noche del pasado domingo por el grupo californiano Ret Hot Chili Peppers tras siete jornadas de sorpresas, certezas y también decepciones. Quizás ninguna banda tenga tantos motivos para celebrar su visita a Río como los estadounidenses de Guns´n´Roses. Después de siete años alejado de los escenarios y con una nueva alineación, el grupo de Axl Rose ofreció un concierto arrollador. REM fue otro de los grupos triunfadores, igual que el veterano guitarrista canadiense Neil Young.
Los australianos de Silverchair y los estadounidenses de la banda Foo Fighters cumplieron bien su papel,pero sin encandilar a la audiencia. Algo parecido ocurrió con Red Hot Chili Peppers, aplaudidos friamente porque excluyeron algunos de sus temas más famosos ante 250.000 espectadores. El británico Sting y el estadounidense James Taylor dieron recitales tibios, mientras que el surafricano Dave Matthews y el estadounidense Beck hubieron de desplegar sus creativas canciones ante a un público que desconocía su obra.
El grupo Oasis, principal representante del «britpop», expuso en Río de Janeiro algunas fisuras provocadas, según los críticos, por la crisis musical que atraviesa. Lo contrario que los brasileños de Sepultura, titanes del «heavy metal» que derramaron en el Rock en Río su imaginativa agresividad. En la misma velada, Iron Maiden hizo el concierto de los sueños de sus seguidores.
Si alguien salió perdiendo en Rock en Río, fue seguramente la cantante estadounidense Britney Spears, diva adolescente del pop y una de las principales atracciones del festival, criticada por utilizar «playback».
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