La España mágica | Catedral de Jaca
La memoria de las piedras
Los elementos simbólicos de esta construcción románica reflejan los mitos y la forma de vivir del hombre medieval

La catedral de Jaca no sólo es uno de los templos románicos más antiguos de la Península, sino que además conserva una serie de elementos simbólicos que permiten reconstruir las creencias y los valores de la sociedad medieval. Sus bajorrelieves, sus capiteles, sus muros y ... su estructura guardan la memoria de un pasado lejano que ha quedado plasmado en la piedra.
Su construcción se inició en torno al año 1077 bajo los auspicios del rey Sancho Ramírez, cuando Jaca se había convertido en sede episcopal por bula papal y era la capital del reino de Aragón. Había en el lugar un monasterio de origen visigótico dedicado a San Pedro, bajo cuya advocación fue puesta la catedral. La edificación todavía conserva su planta basilical con una nave central y dos laterales, aunque fue sometida a lo largo de los siglos a obras que modificaron el plan original.
Desde el punto de vista arquitectónico, la iglesia es una joya. Pero lo más fascinante es esa imaginería de piedra donde se representan animales fabulosos, motivos bíblicos y mitos ligados a tradiciones paganas que suscitan diversas interpretaciones, algunas esotéricas. Todo ello nos retrotrae a la España de la Reconquista, a un mundo donde la fe y la espada estaban íntimamente vinculadas.
En la puerta occidental del templo, hay un crismón grabado en el tímpano con una inscripción que contiene las letras alfa y omega y que alude a Dios como principio y final. El crismón esta flanqueado por dos leones, símbolos del conocimiento universal. El león de la derecha pisa con sus garras a un oso con una leyenda que expresa que la fiera es tan fuerte que puede aplastar el reino de la muerte. El de la izquierda tiene debajo una figura inclinada sobre una serpiente, que se interpreta como que Cristo tiene la potestad de perdonar y redimir al pecador. Ambos constituyen una exhortación a la penitencia en la mejor tradición cristiana, a la vez que advierten del poder de la Trinidad.
Otro elemento llamativo de la catedral es la presencia de los signos del zodiaco en el ábside central. Se supone que estaban originalmente sobre una de las portadas y que fueron trasladados allí en alguna de las obras de remodelación que se acometieron. Aunque muy deteriorados, pueden observarse los signos de Sagitario, Acuario, Tauro y Piscis, junto a las marcas de los canteros que construyeron la iglesia. Las referencias al Zodiaco aluden seguramente al paso de las estaciones y al ciclo de las cosechas. Posiblemente estaban ubicadas junto a un Pantocrátor, benefactor todopoderoso de la Humanidad. También la estructura de las naves y la separación de los pilares ha sido objeto de diversas especulaciones. Hay quien asegura, como Juan G. Atienza, que Jaca es una réplica de recintos sagrados templarios, construidos con unas distancias que responden a proporciones áureas que reflejan la armonía universal.
La catedral tiene además una capilla diseñada en 1521 por Juan de Moreto con un retablo plateresco en el que, a los lados del arcángel San Miguel, figuran San Roque y San Cristóbal, ambos con la rodilla desnuda, un signo iniciático vinculado a saberes ocultos. Hay otra capilla con una talla policromada de Santa Ana con la Virgen y el Niño a su lado. La madre de María es representada en un tamaño enorme, otra incongruencia que resulta difícil de explicar.
Por último, hay en el interior del templo 64 capiteles de extraordinaria belleza, cuya simbología es una verdadera cosmovisión de la mentalidad del hombre medieval. En uno de ellos, se representa un varón desnudo con una pequeña capa frente a una mujer con una larga melena y un velo sobre el pubis. Están acompañados de dos seres alados que tocan la flauta. Al lado, se puede ver la figura del Maligno con expresión malévola, un cuerno y una oreja puntiaguda. Podemos estar ante una alusión al pecado original, inspirada en alguna imagen bizantina, pero, como en otros capiteles, lo que prima es la sensación de asombro por su perfección formal.
Hay un evidente paralelismo en la catedral de Jaca con el cercano monasterio de San Juan de la Peña, cuya edificación es anterior en unas décadas. Ambos monumentos están ligados a la fundación del reino de Aragón y comparten referencias simbólicas y arquitectónicas como el taqueado jaqués o ajedrezado en sus frisos y arquivoltas. Nadie que los visite quedará decepcionado.
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