El legado de Vicente Aleixandre: «El Archivo es un bien cultural de primerísimo orden y está oculto»
Las cartas que conservaba el Nobel son un documento de valor incalculable
Una silla desvencijada en la casa de Aleixandre
Cuando en 2007 empezó el litigio sobre el Archivo de Vicente Aleixandre, los Bousoño afirmaron que este se trataba, tal vez, del fondo «más completo de un miembro de la Generación del 27», una impresión que comparten todos aquellos que lo han visto o ... conocido: nadie duda de su valor histórico, que en su día se tradujo en lo económico en cinco millones de euros... En un artículo publicado en ‘La nueva España’ en 2007, los Bousoño hicieron una suerte de inventario público. Ahí mencionaban la existencia de mil quinientos documentos, entre manuscritos y copias mecanografiadas, con material literario del poeta de Velintonia. También hacían recuento de su correspondencia con otros escritores, y detallaban de quién eran las más de mil cartas que conservaban. El listado, incompleto por necesidad, parece un resumen de la historia de la literatura española del XX: Pío Baroja, Azorín, Ramón Pérez de Ayala, Ramón Menéndez Pidal, Gregorio Marañón, Luis Cernuda, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, Rafael Alberti, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Juan Gil Albert, Juan José Domenchina, Emilio García Gómez, Camilo José Cela, Blas de Otero, Carlos Bousoño, Gabriel Celaya, Fernando Charry Lara, Octavio Paz, Eduardo Carranza, Claudio Rodríguez, José Ángel Valente, María Victoria Atencia, Juan Benet, Guillermo Carnero, Antonio Colinas, Antonio Carvajal, Pere Gimferrer, Jenaro Talens, Vicente Molina Foix, Javier Lostalé, Luis Antonio de Villena y Javier Marías.
Al preguntarle a Julio Neira , antiguo director del Centro Cultural Generación del 27, por la importancia del Archivo de Aleixandre, este no duda. «Yo intenté comprarlo, esa es mi valoración», espeta, al otro lado del teléfono. El catedrático lamenta que siga en manos privadas, y que hasta hoy no se haya trabajado lo suficiente. «Es un archivo que debe estar dentro del patrimonio nacional español, es un bien cultural de primerísimo orden . Hay una información de primer orden que no se está investigando, que permanece oculta: la relación de Aleixandre con todos los poetas de su tiempo. Eso es de un valor documental extraordinario», asevera.
Para Alejandro Duque Amusco , que se llegó a cartear con el autor de ‘Sombra del paraíso’, y que ha tenido el privilegio de consultar varias veces los papeles de Aleixandre, estas cartas «servirán el día de mañana para reconsiderar muchas opiniones que se creían inamovibles». Él las vio por última vez en 2007, cuando hizo el informe de autenticación para validar la venta del conjunto a la Diputación Provincial de Málaga. Sin embargo, este investigador ha trabajado sobre todo con el material estrictamente literario del Archivo, que también es excepcional.
Poemas de la última etapa
«Mi contacto con el Archivo se produjo de la manera más natural y espontánea. Tras la muerte de Aleixandre, Carlos Bousoño quería sacar un libro con poemas de la última etapa del poeta que él consideraba excelentes y que estaban inéditos. Me propuso colaborar con él en esa delicada labor editorial y yo no lo dudé ni un instante, muy agradecido, además, por el generoso ofrecimiento. El primer contacto que tuve con los poemas de Aleixandre (y, por lo tanto, con su Archivo) fue en 1985, pocos meses después de la muerte del poeta, pero aún en vida de Conchita, su hermana, que estuvo al tanto de nuestro proyecto, aunque desgraciadamente no pudo llegar a verlo terminado», recuerda Duque Amusco en declaraciones a ABC.
¿Y cómo valora el conjunto? ¿Cambiará lo que conocemos del Nobel? «Vendrá a completar la visión que se tiene de su obra, de eso estoy seguro. Ésta se verá enriquecida con nuevos textos y aportaciones, como por ejemplo las prosas desechada s, por razones estrictamente editoriales, de ’Pasión de la Tierra’, y que en él se conservan. El Archivo ayudará también a comprender mejor el proceso creativo del poeta, a partir de sus borradores, y ciertos momentos de su evolución poética», responde.
Duque Amusco no niega que sea de difícil acceso, pero matiza: «El Archivo aleixandrino, como es sabido, se ha visto marcado por un largo proceso judicia l a partir de 2007. Hasta ese momento solventes estudiosos del poeta publicaron textos procedentes del mismo, como Giancarlo Depretis, Mario Hernández, Pablo Luis Ávila y otros; pero a partir del 2007, y por razones obvias, su consulta se vio paralizada».
Emilio Calderón, biógrafo de Aleixandre ( ‘La memoria de un hombre está en sus besos’ , 2016), fue uno de esos que no pudo acceder al fondo para preparar su libro. «Oculto no está, pero sí no-consultable. El problema es que los investigadores no tienen acceso a este Archivo», opina. E insiste en que hay que revisar el inventario, pues en el que se hizo durante la disputa legal figuraban algunas cosas posteriores a la muerte de Aleixandre, como una edición de ‘La realidad y el deseo’, de Cernuda, de 1985 (Aleixandre murió en 1984, no podía ser de su biblioteca).