Lírica
Los jóvenes resucitan la zarzuela
850 aspirantes de entre 18 y 30 años se han presentado a las audiciones del Teatro de la Zarzuela para participar en una obra que se estrenará en enero de 2022 y que tendrá a los adolescentes como público objetivo
Se ha producido un fenómeno en la zarzuela que quienes cultivan este género catalogan de insólito. Son los niños los que ahora tienden la mano a sus mayores, que quizá jamás fueron al teatro con estos fines, para sentarlos en un patio de butacas, ... y no al contrario . Se le ha dado la vuelta a la situación. Quienes andaban con la mirada por otras lindes, denostando una forma de espectáculo con rostro de balda empolvada de museo de otro tiempo, tan distante, tan ajeno a lo que ocurre hoy, han descubierto gracias al proyecto Zarza un universo breve con el que sentirse identificados. La estrategia para atraer al público joven arrancó en 2015 con la entrada de Daniel Bianco en la dirección del Teatro de la Zarzuela. Se dedicó un mes a mostrar lo que habitualmente sucede sobre el escenario a ese divino tesoro necesario para la supervivencia de una cultura que tan bien describió Rubén Darío.
La idea: zarzuela hecha por gente joven para gente joven . Renovada, sin afán de ser pieza del pasado, aglutinadora de los conflictos de hoy. Así se iniciaron unas audiciones en el 2016 para levantar una obra a la que se presentaron 150 participantes. Cinco años después, son 850 artistas de entre 18 y 30 años los que han tratado de entrar. El pasado fin de semana, realizaron las pruebas los 104 que ya han sido preseleccionados . Y solo 17 de ellos podrán llevar a las tablas en enero de 2022 la revista ‘El sobre verde’ , de Jacinto Guerrero. La juventud ha resucitado lo que de manera prejuiciosa se consideraba de otro mundo. Lo perdido ha vuelto porque el presente lo ha hecho suyo, como el vinilo, como tantas cosas.
Fue el Teatro de la Zarzuela la entidad que defendió esta forma de entretenimiento popular frente a la ópera italiana en el siglo XIX, llevándola a su máximo apogeo. Ahora vuelve a hacerlo desde el corazón de Madrid para desglosar la propia vida a los más pequeños. Con afán de ser espejo y empleando la comedia, con expresiones de hoy, con cercanía. «Resulta extraño lo que ha ocurrido. Cuando empezamos, no sabíamos cuál iba a ser la reacción, pero ahora hemos bajado la media de edad del público de 67 a 57 años en un período de tiempo muy corto. Ver cómo participan los más pequeños, que nos descubren a menudo porque vienen con sus colegios y después vuelven con sus padres, es algo muy emotivo. Pasa lo mismo que pasaba en el cine antiguamente: abuchean al malo, aplauden al bueno, gritan, ríen… Entran a la obra en un segundo a causa de una rápida identificación», explica a ABC el responsable de las audiciones.
Piezas renovadas
El puñetazo en la cara es la clave. El primer impacto. La ruptura. Entran ahí sin saber y de pronto tienen un hallazgo: la zarzuela no es el bostezo que esperaban. Un equipo artístico ha renovado piezas que pueden llegar a tener 150 años de antigüedad , de modo que se cambia el patio con macetas por un polideportivo y el arcaísmo por la expresión que últimamente se ha extendido a través de las redes sociales. Hay humor picante, doble sentido y una sensación de libertad que parece contagiosa.
Imbuido por la emoción del directo, en el coloquio con los actores que se desarrolla después de cada función, un chico se levantó a compartir con los otros un conflicto de identidad sexual con el que se había visto reflejado en la obra ‘El dúo de la africana’. Voz temblorosa, palabra aparentemente honesta, mucha valentía. Fuera ese pequeño cosmos, tal vez no se hubiese atravido a reconocerse transgénero ante los otros . Pero lo mejor, sin embargo, llegó justo después: «Sus compañeros se levantaron a aplaudir un largo rato».
Nuevos talentos
Pascual Laborda , de 28 años, está a punto de hacer su audición; por eso ríe tanto y muerde con las manos la silla donde apenas se sienta. Voy a destriparles el final: el jurado ha quedado encantado. Desde hace tiempo, sin embargo, Pascual convive con un ‘ah’ que le persigue y que aún no ha conseguido descifrar. Ese ‘ah’ es la respuesta inmediata de cualquiera cuando dice que es actor de zarzuela. «No sé si les sorprende para bien o para mal. Hay un prejuicio enorme con lo que hacemos . Todos creen que es algo de personas mayores para personas mayores, pero no. Esto está muy vivo. Se intuye en el buen ambiente. Hacemos música con las mismas historias de siempre, pero contadas de manera distinta, y cada vez son más los adolescentes que se interesan por ello. Como me pasó a mí, se dan cuenta de que esto es, sobre todo, tremendamente divertido».
«Se tienen tantos prejuicios que lo que les sorprende es que esto sea muy divertido»
Pascual Laborda
actor, 28 años
«Me escriben muchos niños por Instagram para decirme que se quieren formar como yo»
Nuria Pérez
actriz, 30 años
«A mí lo que más me gustaba era Broadway hasta que descubrí la zarzuela»
David Pérez
músico y actor, 28 años
Nuria Pérez , de Málaga, ha experimentado algo similar en primera persona: «Mis amigos no entendían muy bien de qué iba todo esto. Vinieron a verme muy poco convencidos y desde entonces no han dejado de volver. Creían que iban a verme a mí y a otros con los brazos en jarra haciendo un montón de tópicos, y no. El formato, los textos, los gestos, el decorado, la música... Todo tiene una base histórica, de raíz, que se ha refrescado dándole una vuelta de tuerca» . La pregunta de por qué se dedican a esto les acechará por siempre como una sombra. «Pero esto es lo que hay», le dice David Pérez, un músico y actor de 28 años que también se ha presentado a la audición, a su padre, que muy claro no lo ve todo esto.
A través de Instagram, tras los espectáculos, unos pocos curiosos se comunican frecuentemente con ellos para abordarlos con elogios y cuestiones mucho más pragmáticas. «Una niña me escribió para saber qué tenía que hacer para interpretar un personaje como el mío . Quería apuntarse a clases, quería conocerlo todo. Te fichan el nombre en el cartel, te buscan y te escriben. Eso es muy normal y a mí me fascina. Ojalá hubiera existido un proyecto como este cuando yo era una niña. Suerte que lo aprovecho ahora», comenta Nuria Pérez, algo más serena que Pascual, pues ya ha hecho su prueba: un monólogo, una pieza a elegir entre dos opciones que propone el jurado y una canción libre. Salen a la palestra, ante un teatro de herradura solitario e imponente, a quebrar un silencio de atentado con la voz y el cuerpo. El momento es frío, como las gotas de sudor que le caen Pascual, quien se marcha ya al escenario a que le examinen de cerca el alma.
Abanico de posibilidades
«Cuando en la escuela de arte dramático de Valencia dábamos canto yo veía la zarzuela como una obligación. Algo que no me podría llegar jamás. A mí me gustaba Broadway, pero se me abrió una puerta nueva con ‘La tarántula’. ¡Esa música es un temón! Y ahora ando entre mucha gente ansioso por repetir un montaje con el proyecto Zarza, donde he estado en años anteriores. Viene gente de toda España: mucho murciano, catalanes, malagueños..., incluso de fuera. Conoces gente con habilidades muy diferentes. La zarzuela tiene eso: las obras requieren personajes muy diversos, por lo que se te abre un abanico de posibilidades muy amplio, más que en la ópera».
La competencia se ha incrementado en los últimos años. Y la improbabilidad estadística de que te seleccionen entre 850 aspirantes, la cifra que se ha alcanzado esta edición, solo se supera con talento. Aquí, desde luego, hay, aunque eso no haga que los nervios se larguen estos días de las bambalinas. Nadie sabe, ni siquiera el jurado, quién formará parte de la compañía que finalmente lleve a escena una obra de Jacinto Guerrero que, actualizada, gira en torno a la lotería. «La revista es uno de los géneros chicos más olvidados. En este ejercicio de arqueología en el que siempre nos movemos, queremos recuperarlo , porque puede llegar a tener mucha vigencia si se ajustan los códigos a los de este tiempo. Las revistas son reflejos de la sociedad. Emplean la ironía, el humor, el sarcasmo... para definir un entorno concreto», explica el responsable de las audiciones.
Desde las escaleras, como Woody Allen en ‘Annie Hall’, este hombre de fuerte compromiso cultural contempla gente andando, e imagina. «Me gusta saber cuál es nuestro público, del que vivimos y al que nos debemos. Hace unos meses, le pregunté a un chico que venía con su abuelo de la mano que si era su primera vez. Me dijo que no, que era la tercera o la cuarta. A su abuelo le habían puesto la segunda dosis de la vacuna, al fin salía de casa y no conocía la zarzuela . Eso hemos conseguido».
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