Un estudio rescata poemas inéditos de Quevedo dedicados a la trayectoria militar y muerte del duque de Osuna
Los textos inéditos -acompañados del término «posibles» en el título del libro de Torrón- de Quevedo proceden de una colección particular de Murcia
![Francisco de Quevedo y Villegas](https://s3.abcstatics.com/media/200309/29/web_43.jpg)
CÓRDOBA. «Posibles inéditos de Quevedo a la muerte de Osuna» es el epígrafe bajo el cual se engloba el trabajo de investigación del profesor de Literatura de la Universidad de Córdoba Diego Martínez Torrón, que recoge algunos textos inéditos del ilustre escritor del Siglo de Oro. Publicado por la Editorial de la Universidad de Navarra y avalado por Ignacio Arellano y Pablo Jauralde, el trabajo recoge hasta ocho poemas que Martínez Torrón atribuye a Francisco de Quevedo en base a una serie de elementos de juicio y pruebas. El argumento con el que arranca el estudio anuncia la relación estrecha que mantienen Francisco de Quevedo y el duque de Osuna en los tiempos en los que el segundo ostentaba el Virreinato de Nápoles. Esta relación, según el estudio de Martínez Torrón, queda reflejada en algunos de los poemas que ha encontrado el profesor cordobés en una colección privada de Murcia, pero no de forma explícita, sino tamizada por una relación mitológica entre Achaes y Eneas.
Viajes imnumerables
El primero es, según explica el profesor Torrón, un troyano, fiel amigo de Eneas, que le acompañó en sus viajes a Italia. El profesor establece similitudes de la relación de Quevedo y el duque de Osuna a causa de los innumerables viajes que hicieron a Italia y, fundamentalmente, a su larga estancia en el Virreinato de Nápoles, a cuyo frente se situaba el propio duque,
Para ilustrar esta teoría, Martínez Torrón desempolva un poema que refleja la conversación entre Achaes-Quevedo y el duque de Osuna. «...Achaes: Desmiente la sospecha/si no ya tu valor, tu sangre clara./duque: Defensa no aprovecha/si arma el rigor a la fortuna avara/ yo parto arrepentido/no de quien soy sino de quién he sido», es uno de los fragmentos de este diálogo en verso que sirve para una nueva reflexión del autor. «Quevedo estuvo en Madrid en los días en que murió el duque de Osuna y pocos como él conocían la vida y la profunda conversión religiosa que sufre tras ser recluido en su casa por orden de Felipe IV», expone el profesor. Ese arrepentimiento por «quién ha sido» habría que buscarla, en principio, en su adscripción a una profunda religiosidad. «Quevedo, tras haber sido confidente y consejero del duque de Osuna en Nápoles, conoce la situación en la que está sumido y no duda en dejar en sus poemas un tono edificante al abordar las cualidades personales» del duque al que convierten los versos en «guerrero en vida y santo en la muerte». Un epitafio, que Martínez Torrón atribuye a Quevedo, ejemplifica esta teoría al recoger versos como: «Urna, honrosas presunciones/ hoy con Osuna recibes/ pues con nuevas glorias vives/ cobrando reputaciones/ contra antiguas opiniones/ no deshaces las memorias/ pues ya las pasadas glorias/ valor y piedad mostraron/ que al sepulcro no llegaron/ calumnia de sus victorias».
El profesor comenta que además del empleo de mitos significativos y de loar la valentía del duque de Osuna frente a una colectividad que lo condenaba al ostracismo, los poemas son atribuibles a Quevedo por las «numerosas coincidencias estéticas que se reflejan en la escritura», además de la importante presencia de metáforas que el autor de «El buscón» empleó en sus composiciones líricas. Torrón toma como ejemplo el conocido «polvo enamorado» que en una de las poesías recuperadas encuentra acomodo: «Si al mundo le hace falta tan gran vida/ el mundo es tu cadáver, no el que dejas/ porción humana a polvo reducida». El estudio que publica la Universidad de Navarra, con el apoyo y respaldo de «Anejos de la Perinola», revista de investigación quevediana, hace referencia a la temática como punto de unión de los poemas hallados y Quevedo.
Valentía política y militar
La investigación refleja que los textos tienen como ejes vertebradores la valentía política y militar de Osuna, así como la descripción minuciosa de la agonía y muerte del noble deshauciado por Felipe IV. A juicio de Diego Martínez Torrón apenas existían personas en la Corte que «pudieran o se atrevieran a ensalzar» la figura de una persona caída en desgracia. Los poemas cantan al amigo-hermano que ha muerto y cuestionan la injusticia de su cautiverio», siempre con detalles de los últimos momentos de su vida y plasmando detalles de los conflictos que el duque de Osuna y Quevedo vivieron en Venecia y Nápoles, apunta el estudio del profesor de la Universidad de Córdoba. El informe final del estudio de estos supuestos inéditos de Quevedo recoge también abundante material sobre la autentificación de la letra. La grafía no corresponde al autor, pero sí a escribas del Siglo de Oro. «La copia de los versos para su posterior difusión era habitual en la época», recuerda Martínez Torrón. La datación de los manuscritos ha sido realizada por el catedrático Ángel Riesco y por el también experto José Antonio García Luján.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete