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La Gran Manzana, fuente de inspiración

Nueva York ha inspirado películas, poemas, novelas y documentales que convierten el espacio real de la ciudad, sus calles y su atmósfera, en territorio de sueños

La Gran Manzana, fuente de inspiración ABC

ANDRÉS IBÁÑEZ

Todos tenemos una imagen de Nueva York que surge del cine y, en menor medida, de los libros y del cómic . En el cine, Nueva York es una ciudad amenazante y salvaje llena de alcantarillas que boquean humo blanco, prostitutas que recorren las aceras, amarillos taxis Checker y callejones llenos de basura y de asesinos. En realidad, en Nueva York apenas hay callejones. Hay uno al sur de la calle Houston, unos bloques al este de Broadway, y otro entre Bowery y Christie Street (Freeman Alley), y luego hay rarezas encantadoras en el Village, llenas de flores, de ginkgos y de ailantos, como Patchin Place, donde vivieron e. e. cummings y Djuna Barnes, y Washington Mews, una hilera de residencias de lujo. Pero los típicos callejones peligrosos, llenos de cubos de basura y cerrados por puertas de alambre, simplemente no existen.

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En cuanto a los taxis Checker, son cada vez más difíciles de encontrar. Y, aunque hasta hace unos años uno podía encontrar prostitutas caminando tímidamente por Lexington Avenue, la prostitución callejera está prohibida. De modo que sólo quedan los chorros de humo, que son en realidad fugas de vapor de agua producidas por el sistema de calefacción urbana más grande del mundo, el Con Edison Steam System. Tengo que decir que en mi última visita a Nueva York, pude comprobar con tristeza que el vapor ha desaparecido casi por completo.

Tom Wolfe, DeLillo, Auster y Jonatham Lethem, entre otros, recorren Nueva York en sus libros

Tampoco ha sido Nueva York tan peligrosa como aparece en el cine o en los libros. En After Hours , de Martin Scorsese , Griffin Dunne pasa una noche de auténtica pesadilla en las calles del Soho. ¡Nada menos que en el Soho, un barrio bohemio lleno de restaurantes caros y galerías de arte, uno de los más seguros de Nueva York! La exageración hasta el borde de la mentira o incluso un poco más allá es, sin duda, la clave de todo arte «realista» que se precie. «El hecho es el sueño más dulce que el trabajo conoce», dice el poema de Frost, que seguramente no estaba pensando en Wittgenstein cuando lo escribió. En Nueva York es ya imposible separar los hechos de los sueños .

Puesto que todas las cosas que hay en la ciudad y que suceden en ella han sido convertidas en material de películas, novelas, poemas y documentales , todo lo que hay y sucede en Nueva York aparece envuelto en esa especie de aura y de realidad intensificada que nos proporciona el hecho de poder mirar las cosas a través de la lente de la imaginación. La joyería Tiffany’s no es sólo una joyería, y es imposible pasar ante sus puertas sin pensar en Truman Capote y en Audrey Hepburn.

Una enorme ballena

Los sueños, las imágenes, las vidas imaginarias, llenan las calles y los parques. En todas las ciudades del mundo hay barrios, hay semáforos, hay mendigos, hay escaparates, hay hoteles, hay carteles luminosos. Los aceptamos como parte del paisaje. En Nueva York, por el contrario, los vemos, se levantan ante nosotros como seres vivos llenos de significado e intención. Las esculturas de animales felices del jardín de Saint John the Divine se transforman, en «Espacio», de Juan Ramón Jiménez, en una visión de la Edad de Oro. Las gárgolas art déco del Chrysler Building transforman las torres de Manhattan en el perfil de una gigantesca ciudad gótica. De aquí surge Gotham, la ciudad de Batman , una especie de Nueva York magnificada en todas sus agonías de crimen, de desesperación, de majestuosidad arquitectónica, de lluvia.

En Tiffany's es imposible no pensar en Truman Capote y Audrey Hepburn

Todo en Nueva York es activo. Todo significa. Todo está vivo. Como en la historia de Las mil y una noches , lo que parece ser una isla resulta ser una enorme ballena, un organismo vivo. También Nueva York es un organismo vivo que lanza vapor de agua a los cielos, como las verdaderas ballenas. Un enorme mecanismo de autopoiesis , de autocreación constante, en continua referencia a sí mismo, en continua autopoetización y automitologización. Las alcantarillas, en las que Benny Prophane consigue su primer trabajo como cazador de cocodrilos ( V. , de Thomas Pynchon). El metro, protagonista absoluto de Lowboy , de John Wray. El calor agobiante del verano en una habitación del Plaza ( El gran Gatsby , de Scott Fitzgerald). Times Square, la verdadera ciudad de Blade Runner. Central Park, convertido en el Hair de Milos Forman en un gran desfile de hippies, hare krishnas y flower girls…

Fantasmas de otro mundo

Los lugares de Nueva York no son sólo lugares del mundo físico: están todos habitados por fantasmas venidos del mundo de la imaginación, que viven en ellos y los transforman ante nuestros ojos. En la Cedar Tavern se reunían Morton Feldman con Frank O’Hara y con los expresionistas abstractos, pero también con el artista Rabo Karabekian (Barbazul, de Kurt Vonnegut). La biblioteca Pierpont Morgan, en tiempos la mansión del magnate del mismo nombre, es el escenario de una revolución de negros armados en Ragtime, de Doctorow. El parque de Gramercy, el último parque privado de la ciudad, el centro mágico de la isla en la novela Pequeño, grande, de John Crowley. El museo Guggenheim, el escenario de Cremaster 3, de Matthew Barney, donde un hombre con una peluca rosada y un tartán escocés trepa por los pisos y se encuentra con una mujer leopardo. Y luego están el Bronx de Tom Wolfe , el Queens de Don DeLillo , el Brooklyn de Betty Smith, de Paul Auster , de Jonatham Lethem …

Todo en la ciudad de Nueva York es activo. Todo significa. Todo está vivo

Los lugares se transforman, van de la realidad al sueño y del sueño a la realidad. Es un sueño lo que sucede en El día de mañana , cuando la ciudad de Nueva York queda cubierta por el hielo y los supervivientes se refugian en la Public Library. Pero ¿acaso no es siempre una biblioteca un refugio del hielo? En la versión cinematográfica de Soy leyenda , Nueva York está completamente desierta y recorrida por rebaños de ciervos. En Inteligencia Artificial , está inundada por el mar. Pocas ciudades del mundo han sido más veces destruidas en la imaginación y de tantas maneras distintas. Es otra forma de hablar de sí misma, de reinventarse, de recrearse, de ser siempre diferente a sí misma y, por tanto, idéntica a sí misma . La distinción «real» o «irreal» es en Nueva York irrelevante. Aquí todo es soñado, y por esa razón todo es real.

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