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Colón «se resiste» a ser catalán

JANOT GUILBARCELONA. Más de 500 años después de su muerte, a Cristóbal Colón le sobrevive la incógnita sobre su nacimiento. ¿El descubridor de América era genovés?, ¿catalán?, ¿portugués? ¿De otro

Más de 500 años después de su muerte, a Cristóbal Colón le sobrevive la incógnita sobre su nacimiento. ¿El descubridor de América era genovés?, ¿catalán?, ¿portugués? ¿De otro origen? El enigma aún está por resolver, lo que sin duda agradecerán los numerosos escritores e historiadores que han hecho literatura sobre el asunto, con más o menos rigor. En 2005, se anunció a bombo y platillo un estudio que pretendía hallar los orígenes del insigne almirante. La investigación la capitaneaba como director científico el genetista español José Antonio Lorente, miembro del departamento de Medicina Legal de la Universidad de Granada.

El estudio pretendía cotejar el ADN del cromosoma Y -que se hereda de padres a hijos-, sustraído de los huesos de Colón que yacen en la Catedral de Sevilla, que ya habían sido autentificados por los mismos investigadores mediante análisis de ADN mitocondrial, con el de centenares de personas de Italia, España, Francia y Andorra que tenían como apellido paterno Colom -catalán- o Colombo -italiano-.

Se consideraba «a priori», sobre la base de otros estudios de Paleografía -en los que se analizó la escritura del propio Colón- e Historia, que el dilema estaba entre si era genovés o catalán (entendido este último gentilicio como natural del territorio catalán de la entonces Corona de Aragón).

477 muestras del mismo apellido En el estudio, para el que se recogieron 477 muestras de ADN de supuestos descendientes de Colón, también participaron la Universidad Roma 3, la de Barcelona, el Instituto alemán Max Plank, la Universidad de Santiago de Compostela y el Instituto Orchild, en Dallas (Estados Unidos). Además, se contó con la colaboración, incluso en la recogida de muestras de los «Coloms» de la zona de influencia catalana, del Centro de Estudios Colombinos de Barcelona.

En diciembre del año pasado, el doctor Lorente explicó en rueda de prensa que había concluido la fase de recogida de muestras y su análisis, pero advirtió que los resultados no eran aún concluyentes porque los marcadores genéticos utilizados para el análisis de las muestras, aceptados por la comunidad científica, no tenían suficiente capacidad para encuadrar a Colón en un marco geográfico determinado. En otras palabras, que la técnica genética que habían utilizado, lastrada de antemano por el lógico deterioro de la muestra de referencia -200 gramos de hueso del almirante-, habían resultado insuficientes para orillar en conclusiones rigurosas.

Para frenar las tentaciones mediáticas de titular con «fracaso», Lorente anunció entonces que confiaban en llegar a buen puerto utilizando otras técnicas genética, como la llamada pirosecuenciación, que utliza impulsos de luz para secuenciar ADN de fósiles.

Después de esto, Lorente calló, siguió trabajando y avisó de que no harían más declaraciones sobre su investigación hasta tener resultados definitivos. Un hermetismo que sus teléfonos, al menos ayer, cuando el «New York Times» publicó un artículo sobre el estudio y devolvió a Colón al primer plano, acataron sin piedad.

Poca luz más pudo arrojar Francesc Albardaner, vicepresidente del Centro de Estudios Colombinos de Barcelona, cuando atendió a ABC. «No sabemos nada aún», vino a resumir este estudioso, defensor a ultranza de la teoría del Colón catalán; y no auguró resultados «antes de los próximos seis meses». No se sabe si Carod-Rovira podrá aguantar tanto...

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