Literatura
Las ciudades de Machado: un retrato en movimiento del poeta
Carlos Aganzo publica en Tintablanca un recorrido machadiano ilustrado por Daniel Parra

Antonio Machado es camino. De los senderos se extrae su retrato en movimiento. El camino machadiano es consustancial a su obra, de ahí que el escritor y periodista Carlos Aganzo haya dado buena cuenta de su ruta en el libro ‘Las ciudades de Machado’ (Tintablanca), ... un libro publicado con ilustraciones del pintor cordobés Daniel Parra. El resultado final es un exquisito volumen que despliega un periplo de 240 páginas impresas en papel de arte de cien gramos y que abren al lector una amplia y prístina ventana machadiana.
Nueve ciudades
Organizado en la estructura de una introducción y nueve capítulos, el libro glosa cada una de las ciudades que conforman el itinerario biográfico y literario de Machado. Nada en ellas es accesorio, ni siquiera podría decirse que existen por separado, sino en una línea continua vital y geográfica. «El niño, por las calles de Sevilla. El bohemio, por los cafés de Madrid. El romántico, por los bulevares de París. El enamorado, por los paseos de Soria junto al Duero. El melancólico, por los altos miradores de Baeza. El rebelde con causa, por los balcones de Segovia. El refugiado, por los parterres de Rocafort. El perseguido, por las calles bombardeadas de Barcelona. Al fin, el santo laico, por esas ‘rues’ de Collioure que bajan a buscar al mar peces de plata», escribe Aganzo.
En estas páginas, el lector hallará al Machado que llega a Madrid con apenas ocho años y acude a la Institución Libre de Enseñanza; el que se encontraría con Unamuno, Azorín, Baroja o Ramón del Valle-Inclán y formaría parte de la primera gran generación literaria española, la del 98. Eso es Madrid, «el rompeolas de todas las Españas», escribe Machado. Es el lugar donde fragua la Generación del 14 y el poeta acaba convirtiéndose en referente para la del 27. Capaz de dotar de poesía lo cronológico, pero emancipándose de este, Aganzo propone el recorrido de un paseante, un «retrato en mudanza». De ciudad en ciudad, Machado se convierte en las sumatoria de los que ha sido.

Ninguna inocente
¿Es posible pensar que Machado se hizo Machado en Soria? ¿Cuál es la ciudad por excelencia que lo define? «De todas, que son muchas, y sin menosprecio de ninguna, elegiría Madrid», asegura Aganzo. «Es la ciudad en la que Machado es Machado. Llega con ocho años y siempre sueña con volver. Es el mito fundacional, hasta que Alberti se lo lleva a Valencia». Aunque pudiese quedarse con ésa, no bastan una o dos ciudades como referencia absoluta sobre las demás, así que Aganzo acaba incluyéndolas, una a una, por una razón diferente.

«Soria es la ciudad donde escribe ‘Campos de Castilla’ y se hace poeta. Pero a Machado no se le puede reducir a la figura del poeta, es un pensador. Es un símbolo literario de España, ese país que defendió mucho más que nadie. Esa España del 98 se produce en Soria». En orden de esencias, le sigue Segovia. «Su pensión allí, que es humilde y sencilla, también habla de su talante y su carácter». Pero «sin París ni Baeza» tampoco se explica, porque es «ahí donde empieza a colaborar con Ortega y pasa de poeta a pensador», explica.
Todas estas ciudades «importan», se conciben como un conjunto, porque ninguna es «inocente en la vida de Machado». Collioure cierra un ciclo, no solo porque comparte con Sevilla la brisa cítrica y ese sol de a infancia hallado en el verso del gabán, sino porque es lugar donde Machado se convierte en el gran símbolo del exilio. Así lo cuenta Carlos Aganzo: «Dos poetas explican la historia del siglo XX en España: Lorca y Machado. Si la muerte de uno marca el comienzo de la guerra, el exilio y la muerte de Machado en Collioure marca el final y el exilio republicano».
Hay elementos comunes, estaciones y símbolos que aparecen constantemente en la vida de Machado y que se repiten en cada ciudad: el jardín es uno de ellos. «El huerto, el jardín palaciego de las Dueñas, de Sevilla, que es de alguna manera el patio de la Institución Libre de Enseñanza al que llega en Madrid, pero también Villa Amparo, en Rocafort, en plena naturaleza. Machado nació en un jardín y murió oliendo los limoneros en Collioure casi como si estuviese en Sevilla».
Red de ciudades machadianas
En 2009, en Collioure, se constituyó la Red de Ciudades Machadianas, una asociación sin fines de lucro hermanada por la figura del escritor, y que incluye Baeza, Barcelona, Collioure, Rocafort, Madrid, Segovia, Sevilla y Soria. Sólo falta París. ‘Las ciudades de Machado’ será presentado Madrid junto con una exposición de las pinturas de Daniel Parra. Está prevista, además, la próxima traducción del libro al francés, así como su próxima presentación en cada una de las ocho ciudades en las que Antonio Machado vivió y escribió.
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