«Se ha ido un ángel»: dolor y emoción en la capilla ardiente de Verónica Forqué

Desde primera hora se ha agolpado numeroso público haciendo una fila en la madrileña plaza de Santa Ana a la espera de la apertura de puertas para poder decir adiós a la intérprete

Muere la actriz Verónica Forqué, la eterna ingenua

«Se ha ido un ángel». María Barranco y Pedro Almodóva r coincidieron en el calificativo para definir a Verónica Forqué ayer, a las puertas del Teatro Español , donde se instaló la capilla ardiente de la actriz, que el lunes se quitaba la vida en su domicilio madrileño. Y probablemente los cientos de personas que se acercaron al coliseo de la plaza de Santa Ana hubieran rubricado las palabras de la actriz y el director de cine.

El féretro cerrado presidía el escenario; estaba rodeado por una decena de coronas -del propio Teatro Español, Pedro Almodóvar, la Academia de Cine, la SGAE, el programa de TVE Masterchef, la Escuela de Conciencia, el equipo de la serie televisiva 'Pepa y Pepe', Egeda...- y con varios retratos de Verónica Forqué sucediéndose en una proyección. Se oía una leve música de guitarra. Reinaba en la sala un silencio triste, doloroso, roto solo por algunos cuchicheos y el rumor que provenía de la calle. También el aplauso repentino que inició uno de los asistentes y secundaron todos los que estaban en la sala.

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A las once de la mañana se abrieron las puertas del Teatro Español. En la plaza se habían concentrado ya varias decenas de personas; algunos se sentaban en el patio de butacas, otros subían al escenario para decir adiós a la actriz, varios portaban ramos de flores que depositaban junto al féretro. Natalia Menéndez, directora del Teatro Español, ejercía de anfitriona junto a su director adjunto, Luis Luque: « Verónica ha hecho reír y sonreír al público , y su humor está con nosotros -decía a ABC la directora-. Esto es una llamada de atención para que no nos olvidemos de todos los que lo están pasando mal a nivel psíquico... Pero me quedo con la actriz y su capacidad para el humor».

Entre los primeros rostros conocidos que se acercaron al coliseo estaban Paco León, María Barranco, Cristina Almeida, Mariano Barroso, Mona Martínez, Elisa Matilla, Miguel Cuerdo o Ángel Ruiz. El iluminador Juan Gómez Cornejo, en uno de los palcos traseros, lanzaba al infinito su mirada triste y perdida; el cocinero Pepe Rodríguez, del programa Masterchef, se quedaba en pie durante más de media hora en una de las últimas filas. Maribel Verdú y Aitana Sánchez-Gijón salían juntas sin querer decir nada y Susi Sánchez se desmoronaba, envuelta en lágrimas, al dejar el patio de butacas.

Poco antes de las 11,30 llegaba Andrea Levy , delegada del Área de Gobierno de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, que, antes de sentarse unos minutos, se refirió a Verónica Forqué como «una actriz única con la que era fácil empatizar y a la que era sencillo tenerle cariño» y destacó también su sonrisa «simpática y entrañable». María Barranco fue más lejos: «era la sonrisa del cine español, se nos ha ido un ángel ».

Seguían las visitas: Eduardo Navarrete, Juan Ribó, Antonio Resines, Carmen Barrantes, Elisa Matilla, Juan Diego, Jorge Calvo, Jorge Usón, Amelia Ochandiano, Massiel, José Luis Gómez, Ana Villa, Lisie Linder, Carlos Hipólito, María Garralón, Carmelo Gómez, Silvia Marsó, Pablo Carbonell, Charo López, Juan Echanove, Tito Valverde, María Garralón, Samantha Vallejo-Nágera... Isabel Díaz Ayuso, llegaba junto a su consejera de Cultura, Marta Rivera de la Cruz. «Es una pérdida para todos los madrileños por su calidad como actriz y muy especialmente como persona», lamentaba la presidenta de la Comunidad de Madrid-, que destacaba también su humildad, su sinceridad y su sonrisa .

Pedro Almodóvar destacaba las dotes de Verónica Forqué para la comedia y su carácter. «Era buenísima, una especie de ángel amiga de todos. Como actriz ha sido una de los más grandes; el cine de los 80 y 90 no se entiende sin ellos. Era como el día de hoy: todo luz . Era inclasificable y eso le hacía llegar a personas de todas las generaciones, no me extraña que su muerte haya provocado tanto dolor».

Poco después de las 13,30 llegaba el ministro de Cultura y Deporte, Miguel Iceta . «Estamos muy tristes, debemos cuidarnos mejor entre todos; hay que ser conscientes de que las fuerzas no son suficientes para resistir y necesitamos la solidaridad. Es lo que me queda de esta muerte súbita de Verónica; eso, su obra y su vida, que quedará para siempre como testimonio de buen hacer. Hoy echamos de menos su sonrisa, sus ojos, su vitalidad, su fuerza y su simpatía».

Al filo de las 14,30 llegaba al Teatro Español la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís , y un cuarto de hora más tarde José Luis Martínez-Almeida , que anunció un futuro homenaje del Ayuntamiento a la actriz -nacida en Madrid-. «Seguro que haremos un minuto de silencio en el pleno del Ayuntamiento, pero merece más que un minuto de silencio», dijo el alcalde, que añadió que lo mejor que podemos hacer es quedarnos con su recuerdo.

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Seguían las visitas: Eduardo Navarrete, Juan Ribó, Antonio Resines, Carmen Barrantes, Elisa Matilla, Juan Diego, Jorge Calvo, Jorge Usón, Amelia Ochandiano, Massiel, José Luis Gómez, Ana Villa, Lisie Linder, Carlos Hipólito, María Garralón, Carmelo Gómez, Silvia Marsó, Pablo Carbonell, Charo López, Juan Echanove, Tito Valverde, María Garralón, Samantha Vallejo-Nágera... Isabel Díaz Ayuso , llegaba junto a su consejera de Cultura, Marta Rivera de la Cruz. «Es una pérdida para todos los madrileños por su calidad como actriz y muy especialmente como persona», lamentaba la presidenta de la Comunidad de Madrid-, que destacaba también su humildad, su sinceridad y su sonrisa.

Pedro Almodóvar destacaba las dotes de Verónica Forqué para la comedia y su carácter. «Era buenísima, una especie de ángel amiga de todos. Como actriz ha sido una de los más grandes; el cine de los 80 y 90 no se entiende sin ellos. Era como el día de hoy: todo luz . Era inclasificable y eso le hacía llegar a personas de todas las generaciones, no me extraña que su muerte haya provocado tanto dolor».

Poco después de las 13,30 llegaba el ministro de Cultura y Deporte, Miguel Iceta . «Estamos muy tristes, debemos cuidarnos mejor entre todos; hay que ser conscientes de que las fuerzas no son suficientes para resistir y necesitamos la solidaridad. Es lo que me queda de esta muerte súbita de Verónica; eso, su obra y su vida, que quedará para siempre como testimonio de buen hacer. Hoy echamos de menos su sonrisa, sus ojos, su vitalidad, su fuerza y su simpatía». Al filo de las 14,30 llegaba al Teatro Español la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís , y un cuarto de hora más tarde José Luis Martínez-Almeida , que anunció un futuro homenaje del Ayuntamiento a la actriz -nacida en Madrid-. «Seguro que haremos un minuto de silencio en el pleno del Ayuntamiento, pero merece más que un minuto de silencio», dijo el alcalde, que añadió que lo mejor que podemos hacer es quedarnos con su recuerdo.

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