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ABC Cultural

la larga guerra del siglo XX. segunda guerra mundial (XIV)

La carrera por Noruega

Más decididos y rápidos (habían ocupado Dinamarca en tan solo 24 horas), los alemanes le ganaron la mano a los aliados, a pesar de que éstos habían iniciado los preparativos para la invasión con anterioridad

La carrera por Noruega

JAVIER GARCÍA ANDRÉS

Aunque los noruegos conocían la intención alemana de lanzar el ataque y los aliados habían puesto en marcha su propio plan de invasión el 5 de abril, retrasado luego hasta el día 8, la escala y velocidad de la operación germana anuló la resistencia del pequeño ejército noruego y la inconexa respuesta aliada.

La Operación Weserübung —su nombre en clave—, iniciada el 9 de abril de 1940, constituye uno de los ejemplos más perfectos de las campañas fulgurantes que ejecutó el ejército alemán —el Heer— durante los primeros años de la guerra.

Tan sólo en la lucha en el mar y en los combates en torno a Narvik pudieron los aliados —franceses, noruegos, británicos y polacos— articular una respuesta efectiva frente a la Wehrmacht . Con un plan sencillo —aunque arriesgado— en su planteamiento y contundente en su ejecución, los alemanes consiguieron una espectacular victoria en un marco geográfico que podía haber sido una auténtica pesadilla para sus tropas.

Desembarcos

Resuelta previamente la ocupación de Dinamarca en apenas 24 horas, las operaciones en Noruega avanzan a buen ritmo para las armas del Reich desde el primer momento. En las mismas narices de la Royal Navy, los transportes germanos desembarcan las primeras tropas, que se hacen con el control de los principales puertos y aeródromos, apoyadas por unidades aerotransportadas.

Esta acción permite que los refuerzos afluyan con rapidez y que se ocupen los objetivos marcados para los primeros días de la invasión: Oslo, la capital, y Kristiansand, Bergen, Stavanger, Trondheim… Más decididos y rápidos, los alemanes le han ganado la mano a los aliados, a pesar de que éstos habían iniciado sus preparativos con anterioridad.

Si bien la Kriegsmarine y la Royal Navy continúan disputándose el control del mar, los combates en tierra tienen un claro vencedor. Los desembarcos de tropas aliadas, principalmente británicas, intentan en vano contrarrestar el avance alemán, cuya infantería, pero en especial sus unidades de montaña, o Gebirgsjäger, son de una extraordinaria calidad.

A ello se suman los certeros golpes de mano realizados por las selectas unidades de Fallschirmjäger, los paracaidistas, la perfecta coordinación entre las escasas pero efectivas unidades Panzer y el certero apoyo de la Luftwaffe. Este conjunto de factores les dará la iniciativa a lo largo de toda la campaña.

El contraste con los aliados es total: su plan original es inviable ante la velocidad con que ha ejecutado el suyo el enemigo. La planificación preparada es sustituida por una serie de acciones improvisadas y de desembarcos destinados a enlazar con las fuerzas noruegas que luchan en el interior del país en clara desventaja…

Aunque el Cuerpo Expedicionario aliado tiene unidades de gran calidad (la Legión Extranjera y los Cazadores Alpinos franceses o la Brigada de Montaña polaca), la carencia de un plan de combate claro y definido, la ausencia de un mando unificado o coordinado y el escaso apoyo aéreo dan al traste con los tibios intentos aliados de revertir la situación.

Fulgurante

A primeros de mayo, ocupada la parte sur y central del país, y con los aliados evacuando precipitadamente a sus tropas, la lucha se centra en el control del estratégico puerto de Narvik, clave en la ruta del hierro sueco hacia Alemania.

La progresión germana hacia el norte es fulgurante, si bien, los aliados están fuertemente establecidos alrededor del puerto, ocupado por una reducida y aislada guarnición alemana desde el principio de las operaciones.

Pero la suerte de los combates en el puerto noruego de Narvik pasa de repente a ser secundaria ante otros dramáticos acontecimientos: el día 10 de mayo, el ejército alemán se pone en marcha contra Bélgica, Holanda y Francia. En apenas 72 horas la situación de las armas aliadas pasará de ser grave a catastrófica. La campaña de Noruega deja de ser una prioridad para los aliados, que se ven de nuevo incapaces de contrarrestar el avance de la Wehrmacht, pero ahora en un marco mucho más decisivo.

Así, en París y Londres se toma la decisión de evacuar Noruega y abandonar la lucha en el Norte. Los restos de las unidades aliadas son reembarcadas. Los ejércitos de Hitler le han dado otra victoria espectacular a su Fürher y dos países más han caído bajo la opresión nazi.

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