Suscríbete a
ABC Premium

El Congreso rescata a Rafael del Riego, mucho más que un himno

ELENA JORRETO

El primer día de cada curso del colegio, Carmen del Riego respondía la misma pregunta: «¿Tienes algo que ver con Rafael del Riego?» La respuesta era, también, siempre la misma: «Sí». Sencillamente, porque así se llamaba su padre. Aunque el padre de la presidenta de la Asociación de Prensa de Madrid (APM) no era el mismo que capitaneó la Guerra de Independencia en el siglo XIX; sí fue uno de sus sucesores. De ahí que ella se reuniese ayer con Gonzalo Parente, diplomado en Estado Mayor, para presentar en el Congreso de los Diputados la biografía de éste sobre el personaje.

Editado por el Congreso, «Apuntes biográficos del general Riego» profundiza en el retrato del «hombre pegado a un himno» como le definió Miguel de Unamuno a raíz del cántico que los republicanos llamaron como el general durante la Guerra Civil. Más allá de la anécdota, Gonzalo Parente retoma al «personaje controvertido», al «militar romántico que suscitaba recelos políticos» en una época de absolutismo.

«Monárquico constitucional y católico liberal», como también lo retrató Unamuno, el general asturiano no sólo defendió los valores del liberalismo –que «nada tienen que ver con los de ahora», como apuntó Carmen del Riego–, sino que también alumbró la primera Constitución promulgada en España, la de 1812, que el general restableció en 1820, tras la abolición de Fernando VII, con un alzamiento en Las Cabezas de San Juan (Sevilla).

Preso en Francia

La presidenta de la APM destacó que, según la carta magna, «la nación española es libre e independiente» y «el objeto del gobierno es la felicidad de la nación». Por ella, Riego fue capaz de «reconocer lo bueno de Francia» y traerlo a España, después de pasar tres años preso en ese país, capturado tras la Guerra de Independencia. Durante el Trienio Liberal (1820-23), presidió las Cortes Generales, aunque sólo durante un mes.

La calma apenas le duraría, ya que el retorno de Fernando VII con la llegada de los franceses Cien Mil Hijos de San Luis terminó con su detención y posterior ejecución pública en la madrileña Plaza de la Cebada. El mismo año de su muerte, la Constitución de Cádiz fue abolida, como recordó Carmen del Riego. Desde entonces, el Congreso de los Diputados custodia su sable porque, «¿dónde podría estar mejor», se preguntó el autor.

El Congreso rescata a Rafael del Riego, mucho más que un himno

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación