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Cómo enseñar a nuestros hijos a utilizar la tecnología de forma responsable

María Zabala, experta en ética y ciudadanía digital, reflexiona sobre el papel activo de los padres en la educación digital de sus hijos y aporta algunas pistas para convivir bien en familia en el nuevo entorno tecnológico

Martín Cebadera

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Que la irrupción de la tecnología ha afectado al ámbito de la vida familiar es una realidad. También lo es que muchos padres y madres ven con cierto temor la relación que tienen sus hijos con las herramientas digitales. Entonces, ¿cómo normalizar e incorporar estos nuevos hábitos a la educación que damos a niños y adolescentes? “Debemos hablar más en casa y no poner el foco en la tecnología, sino en las personas. No es la tecla, es la persona más que nunca. La propia tecnología es una herramienta más que podemos utilizar para estar conectados en familia”, sostiene María Zabala, experta en ciudadanía digital.

Periodista, experta en comunicación y fundadora del blog iWomanish, donde comparte recursos e información para potenciar el uso seguro y responsable de la tecnología entre los más jóvenes, María es madre de tres hijos, dos de ellos adolescentes. Para ella, es fundamental pensar cómo queremos que sea el consumo tecnológico y dejar de achacarle todos nuestros males. Porque el objetivo es que los más pequeños de la casa “aprendan a usar la tecnología de una manera responsable, consciente, positiva y colaborativa”, apunta en #MejorConectados. En esta plataforma de contenidos de Telefónica se explican las historias inspiradoras y de superación personal de personalidades como Ferran Adrià, Teresa Perales, Rafael Nadal o Javier Gómez Noya, entre otros. En ella también se puede aprender con expertos de distintos ámbitos como Javier Perea, Kamran Omarli, Pablo Laso o José Luis García Serrano.

Durante su charla, María Zabala desliza reflexiones interesantes. “Me preocupan los peligros de Internet, que nuestros hijos estén demasiado tiempo delante de una pantalla, que corran riesgos, que se puedan relacionar con extraños. Pero lo que realmente me preocupa es que no aprendan a gestionar situaciones con las que se puedan encontrar o no sean conscientes de la importancia que ellos mismos tienen en la creación de su carácter”, señala esta miembro del Digital Citizenship Institute (EE UU)

Entender y conocer a nuestros hijos

La educación y las herramientas que utilizamos hoy tienen poco que ver con las de hace 30 o 40 años. Por eso es importante aprender a entender a los niños y adolescentes, y proporcionarles las claves para que puedan usar la tecnología de forma sensata. “No tenemos que sentar normas desde que son pequeñitos para que haya una serie de hábitos digitales. De lo que se trata es de entender y conocer a nuestros hijos, saber qué les gusta, cómo piensan, qué les preocupa, en qué contexto se encuentran”, explica. Y añade otra idea: “Dejemos de poner el foco en cuánto hace la tecnología o la sociedad por nosotros, y veamos qué estamos haciendo nosotros con esa tecnología y con esa sociedad”. Porque la tecnología está diseñada para que podamos utilizarla y si entendemos cómo funciona, podremos tomar las decisiones más adecuadas.

A partir de todo esto, María Zabala aporta algunos argumentos para implicarnos con éxito en la vida digital de nuestros hijos. “Debemos perder el miedo a ese mundo digital que a veces nos resulta tan desconocido. Es importante hablar con ellos y sobre todo escucharles de verdad para que nos cuenten lo que realmente están viviendo en ese ámbito digital”, afirma. Además, como padres debemos darles siempre un ejemplo positivo. “¿Somos conscientes de si usamos la tecnología para ayudar, para ser más generosos, para aprender, para mejorar como personas? Todo esto puede marcar la diferencia”, cuenta.

En ese sentido, Zabala insiste en que incorporar la tecnología a la vida familiar implica, por un lado, entender la infancia y adolescencia que viven nuestros hijos. Solo así seremos capaces como padres y madres de responder a lo que puedan (o no) necesitar. “Asumamos que somos nosotros los referentes. No podemos delegar en las plataformas digitales para que eduquen a nuestros hijos”, relata. E incide en la necesidad de buscar una comunicación más explícita y fluida para que nuestros hijos sientan que pueden conectar con nosotros siempre que lo necesiten y desde que son pequeños. “Hemos de sumar conocimiento y cultura digital, estar dispuestos poco a poco a aprender cosas nuevas para poder ser esos referentes que nuestros hijos necesitan”, argumenta.

Sin recetas infalibles

Todos estos mimbres nos servirán para normalizar la tecnología e incorporarla al resto de la educación. Recuerda Zabala que la tecnología entra en la vida de nuestros hijos porque somos los padres y madres quienes la introducimos, por lo tanto es nuestra responsabilidad tender puentes para aprovecharla de la mejor manera posible. “Pero no busquemos recetas infalibles, porque no hay nada que nos garantice un resultado concreto. Tenemos que dejar de pensar en términos de proteger a nuestra familia de los efectos negativos de Internet y empezar a pensar de otra manera qué queremos conseguir”, advierte.

Para Zabala, es importante que en los más pequeños de la casa (hasta los siete años de edad) prevalezcan los juegos analógicos sobre los digitales. Y si utilizan pantallas, que no las perciban solamente como un ocio pasivo, sino que participen con ellas. Desde los siete a los 12 años, se debe insistir en el uso positivo de la tecnología para hacer cosas útiles y de calidad. Y con los adolescentes, la clave pasa por conversar con ellos y escucharles para identificar si hay algo que no están haciendo bien. “No hay una edad concreta para dar un móvil a mi hijo. No puede ser a los ocho años, pero que lo hagas a los 17 tampoco va a garantizar que no tenga ningún problema. Darles un móvil no es el final, es el principio de un camino y la consecución de muchas cosas que hayamos hecho antes”, remacha.