Jesús Gil Marín y Manuel Marrón Fuertes, CEOs de Gilmar Consulting Inmobiliario, hacen balance de los 40 años de trayectoria de la compañía
La compañía ha adaptado su estrategia de transformación hacia un modelo de economía circular
La cultura corporativa de Gilmar Consulting Inmobiliario se ha abierto camino en el sector en España desde hace cuatro décadas, aportando transparencia y rentabilidad al negocio inmobiliario, adaptando su estrategia de transformación hacia un modelo de economía circular que, como destacan sus responsables, «conlleva un firme compromiso con la sostenibilidad, la innovación y la digitalización».
–¿Qué destacan del balance de estos 40 años de trayectoria?
–Gil Marín: Es muy positivo. Si tuviéramos que definirlo con una palabra, sería ‘evolución’, de lo que vendemos y cómo lo vendemos. Siempre hemos buscado unir la evolución tecnológica con el mejor asesoramiento personal, una unión que hace que la transacción sea segura e interesante para todos.
–Marrón Fuertes: Si el principal mensaje que lanzas es que te distingues por la atención al cliente, tienes que demostrarlo con hechos. Si no, el tiempo te pone en tu sitio. Y tenemos la suerte de contar con un extraordinario equipo de profesionales que nos acompaña a diario en este objetivo.
–Vender o comprar una vivienda es mucho más que una simple transacción económica. Su lema es “personas ayudando a personas a encontrar la casa de sus sueños”. ¿Cómo se mantienen valores como experiencia, confianza y tranquilidad?
–G. M.: Si partimos de la base de que la vivienda es algo que, por necesidad o por inversión, se va a seguir comercializando, nuestra principal función es adaptarnos a las nuevas tendencias –nos referimos a sostenibilidad– dando el mejor servicio. Si una persona necesita encontrar una vivienda, nuestro objetivo fundamental es ayudarle a que compre la mejor vivienda para sus necesidades en las mejores condiciones posibles.
–M. F.: Tenemos puesto el foco de forma constante en esa persona que confía en nosotros para hacer la –en muchos casos– mayor inversión de su vida. No podemos fallar. Por eso buscamos la excelencia en cada operación de compraventa o alquiler de cualquier tipo de bien inmueble o vehículo de inversión. Y así lo hacemos con los nietos de nuestros primeros clientes (señal inequívoca de que hemos cumplido con nuestro lema que citas).
–Digitalización, Real Estate Flex y entornos híbridos configuran el nuevo entorno inmobiliario sostenible. ¿Cuáles son sus características?
–M. F.: Lo que era importante hace diez años ya ha quedado obsoleto. Y es probable que así sea dentro de diez o más años. El ‘real estate flex’ y los entornos híbridos se configuran en función de la ubicación del bien inmueble y de sus características. Pero no creemos que esto pueda calificarse de ‘tendencia’ o línea de negocio de moda. Este tipo de soluciones para los espacios de oficinas y/o naves industriales son una realidad desde hace tiempo. En todo caso, la tecnología va muy rápido, y hay que estar atento a las nuevas herramientas y hacerlas más ‘humanas’.
–La pandemia ha acelerado la transformación de un mercado que ya experimentaba cambios sustanciales para adaptarse a un modelo sostenible. ¿Cómo ha influido esto en la estrategia ‘customer centric’?
–G. M.: En líneas generales, y dejando de lado el aspecto humano –que ha sido desolador–, la pandemia ha sido el detonante, el acelerante. Hemos sido la primera inmobiliaria de España en incorporar tecnologías como la visita virtual, la realidad aumentada o ‘Matterport’, y hemos inaugurado sede en el metaverso, Gilmar Tower. Ya en 2016 contábamos con viviendas ‘escaneadas’ que podían ‘visitarse’ con un nivel de detalle en imagen real que no se conocía. Y teníamos activadas determinadas tecnologías como la firma digital, con las mismas garantías de siempre.
–Los nuevos desarrollos urbanísticos en determinadas zonas de la Comunidad de Madrid, Andalucía o Canarias han facilitado la aparición de extraordinarias promociones de obra nueva, con un diseño, espacios y calidades nunca vistas. ¿A qué se debe?
–M. F.: Estos nuevos desarrollos urbanísticos consiguen descentralizar todos los servicios que cubren las necesidades de sus habitantes. Deja de ser necesario trasladarse al centro, y disponen de grandes espacios abiertos que ofrecen un mayor confort para la familia, más opciones de ocio saludable.
–No parece que los factores que condicionan el mercado, como la inflación o la subida de tipos, vayan a mejorar de forma significativa. ¿Cómo evolucionará el sector?
–G. M.: Hay un desequilibrio entre comprador y vendedor, circunstancia que se da siempre que cambia el mercado, pero está claro que afectará al bolsillo de compradores y vendedores. Pero el mercado siempre se ajustará a la oferta y la demanda. Seguirán produciéndose transacciones, pero es posible que el comprador exija más: más calidad, más confort… mejores viviendas.
–M. F.: La situación actual invita a pensar que afectará a los estratos económicos más débiles, en el sector inmobiliario y en general. En este entorno, si el promotor decide no trasladar esa subida al precio, tal vez tenga una ventaja competitiva y logre un mayor éxito en ventas, pero hay muchos factores que afectan al precio. No creemos que sea adecuado hablar de incremento generalizado. Esto no significa que el mercado que se mueve en un ‘ticket’ más alto no vaya a seguir creciendo. Tenemos la ventaja, en España en general y en Madrid en particular, de que contamos con zonas en las que los ciudadanos latinoamericanos y europeos pueden venir a disfrutar de una calidad de vida que, por el coste de la energía o las situaciones políticas, nos convierten en un centro neurálgico para la inversión.
–¿De qué depende realmente el precio de la vivienda?
–M. F.: De la oferta y la demanda. Es una ‘ley’ que se sitúa por encima de cualquier otro criterio. Hay zonas con alta demanda, en las que se mantendrán o incluso subirán los precios, y otras zonas más deprimidas que pueden, incluso, experimentar una bajada de precio.
–Gilmar contribuye a devolver a la sociedad parte de los beneficios de su actividad, una responsabilidad que se vuelca tanto en el cliente, como en las comunidades locales
¿Cuáles son las claves de esta responsabilidad social?
–G. M.: El principal objetivo de nuestra intermediación es hacer feliz a la gente. Normalmente, alguien que vende su casa es porque lo necesita, porque tiene dificultades o porque le interesa. Esto significa que también le viene bien a la comunidad o al entorno que llegue alguien que se plantea crecer, hacer familia, disfrutar del futuro junto a sus vecinos… Por otro lado, nuestra política de responsabilidad social corporativa ha estado y estará orientada siempre a que esta empresa se integre en su entorno social más próximo. En el plano local, con acciones dirigidas desde cada una de nuestras oficinas comerciales; como marca, patrocinando y apoyando a clubes deportivos, asociaciones u organizaciones sin ánimo de lucro que trabajen ayudando a mejorar la vida de los que lo necesitan, o que fomentan el deporte y el ocio saludable entre los más jóvenes, el futuro del país.
–En el caso de las nuevas generaciones, ¿cómo se adapta su propuesta de valor a sus necesidades, cuyo acceso a la vivienda constituye uno de sus principales problemas?
–G. M.: Si nosotros ya vivimos deprisa… No hace falta explicar cómo viven los jóvenes. Pensamos que somos la solución perfecta para que una persona que busca acceder a su primera vivienda no tenga que preocuparse de todos los detalles administrativos o legales.
–M. F.: Entre otros servicios de nuestra propuesta de valor, contamos con una asesoría gratuita que ofrece al comprador las opciones más adecuadas para solicitar un préstamo hipotecario, con unas condiciones que no son fáciles de encontrar si uno las busca por su cuenta. Y trabajamos con diferentes entidades bancarias, lo que nos permite ayudar a cada cliente facilitándole la financiación de la que –probablemen te– sea la inversión más importante de su vida.