La vuelta del cohete Vega-C: Europa se juega su independencia espacial
El lanzador vuelve a despegar tras fracasar en su último vuelo en 2022, en el que perdió dos satélites de Airbus
Está previsto que su 'hermano mayor', Ariane 6, comience los lanzamientos comerciales en febrero de 2025
Europa quiere un cohete privado que lleve cargas a la estación espacial en 2028
![Momento del despegue del Vega-C durante el lanzamiento de diciembre de 2022](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/ciencia/2024/12/02/1920X1080_VV21_Decollage-plan-large_ZLV_031-R-1-R5mD1Iwcu503IsW3nCQR1bL-1200x840@diario_abc.jpg)
Que Europa está inmersa en un grave aprieto espacial no es ningún secreto: aunque el primer despegue del cohete Ariane 6 parecía haber acabado con la situación de dependencia de la Agencia Espacial Europea (ESA) para acceder al espacio, lo cierto es que la ... capacidad práctica del viejo continente para salir de nuestras fronteras terrestres por sus propios medios aún está literalmente en el aire. Queda camino por recorrer, y la próxima prueba de fuego para demostrar que el fin de la ya conocida como 'crisis de los lanzadores' está muy cerca será la reanudación el próximo miércoles de los vuelos con Vega-C, el 'hermano pequeño' del Ariane 6 para transportar cargas más reducidas al espacio, pero que ha estado paralizado desde que su primer lanzamiento comercial hace dos años acabara en estrepitoso fracaso.
Porque pese a que la primera prueba de vuelo dos meses antes había sido un éxito, pocos minutos después de elevarse en diciembre de 2022, con su primera carga comercial a bordo (dos satélites de la constelación Pleiades Neo, de Airbus), el Vega-C empezó a salirse de su trayectoria ante la perpleja mirada de los controladores terrestres. «Se ha perdido la misión y lo sentimos mucho por nuestro contratista», explicó apesadumbrado en una breve comparecencia Stéphane Israel, presidente de Arianespace, consorcio europeo encargado tanto de los cohetes Vega como los Ariane.
A partir de ese momento comenzaron las investigaciones para saber qué había pasado. Pero se alargaron más de lo que Arianspace, Avio (la empresa encargada de los motores Zefiro 40 que registraron el problema) y la ESA habían contemplado. Desde entonces se han probado diferentes diseños con desiguales resultados: los test el año pasado arrojaron de nuevo problemas que parecen haberse solucionado durante este 2024 en dos pruebas de encendido exitosas en mayo y octubre.
El problema estaba en la segunda etapa del Vega-C, concretamente en la tobera del motor Zefiro, por donde pasa el combustible a miles de grados de temperatura convirtiéndose en energía cinética que impulsa hacia arriba el cohete. «El principal cambio que se ha implementado es una modificación en el diseño y la fabricación de la boquilla de la segunda etapa del lanzador. Hemos cambiado el material de la parte interior de la boquilla, por donde pasan todos los gases calientes a temperaturas extremadamente altas, por un material que resiste más de 3.000 grados», indicó Giulo Ranzo, CEO de Avio.
Problemas de última hora
No acabaron ahí los sustos para Arianespace. Pocos días antes del lanzamiento, la cita se pospuso un día, hasta el 4 de diciembre, para «realizar controles adicionales». «Las verificaciones para un vuelo seguro son muy importantes para la agencia, más aún esta vez», señaló por su parte en otro encuentro con los medios Stefano Bianchi, jefe de programas de vuelo de la ESA. «No arriesgaremos y no dudaremos en hacer todas las comprobaciones que sean necesarias hasta minimizar al máximo cualquier riesgo».
La esperanza en este cohete mejorado es tal que se ha elegido para inaugurar esta vuelta la misión Sentinel 1C, un satélite vital para el Programa Copernicus con el que la Unión Europea monitoriza la superficie terrestre para ofrecer servicios de vigilancia atmosférica, terrestre y marina, así como de gestión de emergencias (de hecho, sus 'ojos' espaciales fueron clave durante la DANA que asoló Valencia el pasado 29 de octubre). Vega-C tendrá que llevarlo a 700 kilómetros sobre nuestras cabezas, viaje que comenzará este miércoles desde las instalaciones de la ESA en el puesto espacial de Kourou, en la Guayana Francesa, a partir de las 18.20 hora local (20.20 hora española).
La vuelta de Vega-C, que ya tiene cuatro vuelos más programados para el próximo año (si bien se espera que la cadencia de lanzamientos se aumente a seis, aunque en caso de este tipo de cohetes, que no son reutilizables, se depende de la rapidez en la fabricación) es un espaldarazo vital para el fin de la crisis de los lanzadores en la que Europa se ha visto sumida en los últimos años.
La vuelta de Ariane 6
No obstante, la joya de la corona es el Ariane 6: con sus 56 metros de altura y capaz de llevar 6,5 toneladas de carga a más de 35.000 kilómetros de distancia de la Tierra, es la esperanza más prometedora de Europa en su programa de autonomía espacial. Aunque se hizo esperar y acumula años de retraso (se había previsto que su creación y fabricación duraría un lustro, pero se ha alargado a una década), su vuelo inaugural en julio fue aplaudido como un éxito por sus responsables. No obstante, no todo salió perfecto: aunque consiguió despegar y desplegar una serie de satélites que llevaba en su interior, el plan contemplaba que el motor de la etapa superior se encendiera dos veces, ocurrió una «anomalía» por la que solo se activó en una ocasión.
El fallo ha motivado el retraso del primer vuelo comercial de este gigante, el cohete más grande jamás construido en Europa, y que se pretendía volver a lanzar antes de que acabara el año, algo para lo que habrá que esperar hasta principios de 2025. «Acaban de llegar a las instalaciones en Kourou las partes del Ariane 6 –explicó David Iranzo-Greus, director de Estrategia y Marketing de Arianespace–. El segundo lanzamiento está previsto a partir del próximo mes de febrero, y se realizará con el Ministerio de Defensa francés como contratista», desgranó. Será, además, el primero operado directamente por Arianespace, ya que el vuelo de prueba fue manejado por personal de la ESA.
No será la única que Ariane 6 surque los aires en 2025: para el año que viene están programados cuatro vuelos más, la mayoría para enviar al espacio satélites del sistema Copernicus, el GPS europeo. El siguiente año, aumentarán a ocho, si bien la idea es que a partir de 2027 Ariane 6 se lance con una regularidad de nueve vuelos al año, portando tanto carga de la ESA –como experimentos científicos y misiones espaciales– como cargamentos privados, haciendo competencia a los Falcon de Elon Musk. De hecho, se están empezando a probar nuevas etapas reutilizables compatibles con Ariane 6 que aumentarían y abaratarían los costes de los lanzamientos europeos, reenganchando al viejo continente en un mercado con crecimiento exponencial.
Y la ESA es aún más ambiciosa: la idea es tener su propio lanzador a la ISS para 2028 y dejar de depender de las Crew Dragon de SpaceX o las Soyuz rusas para que sus cargas lleguen a la Estación Espacial Internacional, e incluso más allá, en las futuras bases lunares. Porque Europa está claramente decidida a no quedarse fuera de la nueva carrera espacial.
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