«Sueño con ser el primer astronauta español en pisar la Luna, ¿por qué no?»
Nacidos y formados en León, Pablo Álvarez y Sara García han sido elegidos entre más de 22.500 candidatos, 1.300 de ellos españoles, para la nueva generación de astronautas europeos
![Pablo Álvarez Fernández durante la presentación de la nueva generación de astronautas de la ESA](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/ciencia/2022/11/23/1458395170-RAzFYgzvYMfmYT0k310iLEN-1200x840@abc.jpg)
Desde hacía días resonaba en el mundillo aeroespacial un rumor sorprendente y esperanzador a partes iguales. Algo que no se escuchaba desde hacía tres décadas. Un español (o española) podía estar entre los elegidos para formar parte de la nueva generación de astronautas de la Agencia Espacial Europea (ESA). La misma que llevó a Pedro Duque a la Estación Espacial Internacional (ISS) y que ahora no quiere quedarse rezagada en la nueva carrera espacial. La sorpresa llegaba cuando se nombraba no a uno, sino a dos astronautas españoles. Quédense con sus nombres, porque los oirán mucho de ahora en adelante: Pablo Álvarez Fernández y Sara García Alonso.
El primero, elegido como astronauta «de carrera» (es decir, en plantilla de la ESA, por lo que tendrá que dejar su actual trabajo en Airbus), se empezó a plantear lo de ser astronauta en serio en 2014, mientras revisaba los requisitos de la ESA para este cargo. «Sin embargo, se pedía un físico perfecto, y yo tengo una pequeña discapacidad en un tobillo, así que pensé que estaba fuera», explicaba ayer en una rueda de prensa online con los periodistas tras el anuncio, llevado a cabo en París, donde se ha celebrado el Consejo Interministerial de la ESA (en el que los estados miembros deciden el futuro de la agencia, y en el que se ha acordado un presupuesto de 16.900 millones de euros para los próximos cinco años). Fernández relató que cuando vio que la agencia espacial abría la convocatoria a personas con alguna discapacidad física, pensó que era su momento. «Pero unas horas antes del anuncio oficial me enteré de que, finalmente, soy un astronauta de carrera y que el programa del primer parastronauta se llevará a cabo con el británico John McFall, un compañero increíble. Ha sido toda una sorpresa».
Mudanza a Alemania
Él, junto con el británico McFall, su paisana, la astrónoma Rosemary Coogan, la piloto de pruebas francesa Sophie Adenot, el neurocientífico belga Raphaël Liégeois y el anestesiólogo suizo Marco Sieber son los seis elegidos de entre más de 22.500 candidatos (1.300 de ellos españoles). En abril, todos ellos se mudarán a Alemania, donde empezarán a prepararse en el Centro Europeo de Astronautas en Colonia. «A partir de ahí me quedan al menos tres años de formación y, después, si tengo suerte, volaré a la ISS», explicaba Álvarez. A la pregunta de si sueña con participar en Artemis, el nuevo programa para llevar astronautas a la Luna de la NASA y en el que la ESA tiene reservados tres asientos en pago a su participación, su respuesta destilaba esperanza tras un día de sorpresas: «Después de todo lo que nos ha pasado, ¿por qué no soñar con ser el primer español en pisarla?».
De momento, Álvarez solo piensa en comenzar la formación, si bien él y García Alonso son los aspirantes con más papeletas a convertirse en el tercer y cuarto astronauta de origen español (antes de Duque voló a la ISS Michael López-Alegría, quien repitió la gesta con su propia empresa hace unos meses) en volar al espacio.
Aunque el caso de Sara García Alonso es diferente: ella ha sido elegida dentro del grupo de los once astronautas suplentes, por lo que no dejará su trabajo en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) en el grupo del reputado científico Mariano Barbacid. «Es una investigadora súper competente y ha hecho un trabajo muy interesante en el tiempo que lleva en mi laboratorio», aseguró a ABC Barbacid tras conocer la noticia. «Me alegro muchísimo, porque me encanta mi trabajo», señalaba por su parte García Alonso.
Aun así, tendrá que pasar exámenes médicos y una formación específica cada año, además de estar disponible para misiones que puedan requerir de sus capacidades, a priori alejadas del sector aeroespacial. «De pequeña, se me pasó por la cabeza, como a todos los niños, ser astronauta; pero no fue hasta que salió la oferta cuando me lo planteé en serio. Ser astronauta no es solo subirte a un cohete, es mucho más: es investigar, divulgar ciencia, crear inquietudes en las próximas generaciones; todo en un ambiente aventurero y multicultural. Creo que todo eso es lo que han visto en mí y lo que me hizo darme cuenta de que era el trabajo de mi vida».
Exámenes de 11 horas
Atrás quedan maratonianos exámenes de diez u once horas con contenidos que iban desde idiomas a orientación espacial, test psicológicos, pruebas psicométricas y prácticas, selección médica y dos rondas de entrevistas. «Esos días acabas muy cansado», decía Álvarez mientras García Alonso asentía a su lado. «Pero en ningún momento te planteas rendirte. Eres un afortunado por haber llegado hasta ahí. Estamos muy contentos y orgullosos, pero también sentimos mucha humildad». Todos los candidatos, sin distinciones, tenían que ser ciudadanos europeos con un grado y tres años de experiencia en áreas como Ciencias Naturales, Medicina, Ingeniería, Matemáticas o Ciencias de la Computación. También valía ser pilotos experimentados. Además, se requería hablar inglés con fluidez y se valoró el conocimiento de otros idiomas.
Los dos, que estuvieron acompañados en la rueda de prensa por la ministra de Ciencia, Diana Morant, explicaron que, aunque hayan sido solo ellos los elegidos, entre los candidatos españoles se ha creado una camaradería que no se acabará con las pruebas. «Ya existen colaboraciones en marcha y podemos esperar grandes cosas para el futuro», indicaba Álvarez.
MÁS INFORMACIÓN
Ambos, que por casualidad son leoneses y estudiaron en la misma universidad, explicaban que sus familias les apoyaron desde el principio. «Cuando te metes en algo así, es un poco como comprar la lotería, tienes las mismas probabilidades –afirmaba García Alonso–. Pero entonces empiezas a pasar pruebas, y empiezan a preocuparse». «Es difícil para cualquier padre o madre imaginar a su hijo montado en la punta de un cohete de camino al espacio», apuntalaba por su parte Álvarez. «Aun así, sin ellos esto no habría sido posible».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete