Una semilla de hace mil años 'resucita' un árbol que se extinguió en tiempos bíblicos
Los científicos lo han llamado 'Sheba' y creen que es la fuente del 'tsori', un bálsamo curativo citado en la Biblia
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A finales de los años 80, se encontró en una remota cueva del desierto de Judea una semilla de cerca de mil años de antigüedad. Tras largos años de esfuerzo, un equipo internacional de investigadores ha conseguido 'resucitarla', y creen que el árbol resultante, que ya tiene unos tres metros de altura, podría pertenecer a un linaje perdido que se menciona en la Biblia. El trabajo se acaba de publicar en 'Communications Biology'.
Fueron necesarios casi 14 años para hacer crecer el árbol a partir de la antiquísima semilla, que fue plantada por los investigadores en 2010. Un árbol con nombre propio, 'Sheba' y que ya es lo suficientemente grande como para poder describir todas sus características y analizar su ADN. Todo lo cual ha revelado que la semilla de la que creció Sheba nació entre los años 993 y 1202 d.C. y logró sobrevivir a todos sus congéneres, una población de árboles ahora extinta que existía en la región en la que hoy se encuentran Israel, Palestina y Jordania.
La fuente del 'tsori' bíblico
Según el estudio, el árbol podría ser la fuente del 'tsori' bíblico, un bálsamo resinoso que en distintas partes de la Biblia (Génesis, Jeremías y Ezequiel), se asocia a propiedades curativas. «La identidad del 'tsori' ha estado sujeta a debate durante mucho tiempo», escriben los investigadores. La sustancia está vinculada con la región histórica de Galaad, al este del río Jordán y entre el río Yarmuk y el extremo norte del Mar Muerto. Y ahora, tras revivir a Sheba, el equipo cree haber desentrañado por fin el misterio.
Según la investigación, Sheba pertenece al género Commiphora, que forma parte de la familia de la mirra y el incienso (Burseraceae) y comprende aproximadamente 200 especies de plantas vivas. Las plantas de Commiphora se encuentran principalmente en África, Madagascar y la Península Arábiga. Sin embargo, aún no está clara la especie concreta de Sheba, porque el árbol no ha florecido y, por tanto, no ha producido aún el material reproductivo que los científicos necesitan para realizar análisis más detallados.
El 'bálsamo de Judea'
Lo que sí parece claro, sin embargo, es que Sheba está estrechamente relacionado con tres especies de Commiphora (C. angolensis, C. negligencia y C. tenuipetiolata) que hoy se encuentran en el sur de África. Y los investigadores llegaron incluso a pensar que podría tratarse de la fuente del preciado perfume conocido como 'Bálsamo de Judea«. Una idea hoy desechada.
«Nuestra hipótesis inicial era que Sheba podría ser un buen candidato para el histórico Bálsamo de Judea», escriben los científicos, pero la falta de compuestos aromáticos en el árbol los llevó finalmente a refutar esa posibilidad. En cambio, los análisis sí que mostraron que Sheba tiene una gran cantidad de propiedades medicinales, lo que, junto con otros factores, incluida la ubicación en el norte del desierto de Judea donde se encontró la semilla, sugiere que, efectivamente, el árbol podría ser el origen del tsori bíblico.
Propiedades curativas
El análisis químico de las hojas y la resina de Sheba, en efecto, reveló que el árbol es rico en triterpenoides pentacíclicos, compuestos biológicamente activos con propiedades antiinflamatorias y anticancerígenas. Según el estudio, las hojas y los tallos también tenían un alto contenido de escualeno, una sustancia aceitosa natural con propiedades antioxidantes y suavizantes de la piel. Los investigadores señalan que se necesita más trabajo para identificar otro compuesto con posibles beneficios anticancerígenos en los tejidos del árbol.
«Creemos -concluyen en su artículo- que estos hallazgos respaldan nuestra segunda hipótesis, que 'Sheba' puede representar un linaje extinto (o al menos extirpado) que alguna vez fue nativo de esta región y cuya resina 'tsori', mencionada en los textos bíblicos, era valiosa, asociada con la curación pero no descrito como fragante».
MÁS INFORMACIÓN
En cuanto al bálsamo de Judea, la búsqueda continúa. «Si el bálsamo de Judea sobrevive hoy como una especie de Commiphora -reza el estudio- es muy posible que los científicos aún no lo hayan reconocido».
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