Sapiens y neandertales 'se vieron las caras' en el norte de Europa hace 45.000 años
Un estudio integral de la conocida cueva de Ranis, en Alemania, demuestran que las dos especies humanas compartieron el mismo territorio durante miles de años
El primer encuentro sexual entre neandertales y sapiens
![Excavar las capas LRJ a 8 metros de profundidad en Ranis fue un desafío logístico y requirió andamios elaborados para sostener la trinchera](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/ciencia/2024/01/31/Cueva-ReS2b2WyByDvFTr3rJGHcPJ-1200x840@abc.jpg)
El análisis genético de fragmentos de huesos desenterrados cerca de Ranis, en el centro de Alemania, ha mostrado de forma concluyente que nuestra especie, Homo sapiens, ya había llegado al norte de Europa hace 45.000 años, y que allí compartió territorio con los ... neandertales durante varios miles de años antes de que estos últimos se extinguieran.
Los hallazgos confirman que el yacimiento, conocido desde hace décadas por sus herramientas de piedra en forma de hojas finamente labradas, se encuentra entre los sitios más antiguos con presencia de humanos modernos en el norte y el noroeste del Viejo Continente. El análisis genético, junto a valiosos datos arqueológicos y la precisa datación por radiocarbono del sitio de Ranis, se detallan en tres artículos que aparecen hoy en las revistas 'Nature' y 'Nature Ecology and Evolution'.
Los primeros europeos modernos
«El yacimiento de la cueva Ranis - explica Jean-Jacques Hublin, director emérito del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig y director del equipo internacional que ha llevado a cabo el estudio- proporciona evidencia de la primera dispersión de Homo sapiens por las latitudes más altas de Europa. Resulta que los artefactos de piedra que se pensaba que fueron producidos por los neandertales eran en realidad parte del primer conjunto de herramientas de Homo sapiens. Esto cambia fundamentalmente nuestro conocimiento previo sobre este período: los sapiens llegaron al noroeste de Europa mucho antes de la desaparición del neandertal en el suroeste de Europa«.
Las pruebas de que sapiens y neandertales vivieron 'cara a cara' en el mismo territorio concuerda con la idea de que la llegada a Europa de nuestra especie hace alrededor de 50.000 años tuvo mucho que ver con la rápida extinción de los neandertales, que llevaban ya medio millón de años como ocupantes únicos del continente.
¿Quién construyó las herramientas?
Las célebres hojas de piedra de Ranis se parecen mucho a otras herramientas de piedra encontradas en varios yacimientos de Moravia, Polonia, Alemania y el Reino Unido. Se cree que todas estas herramientas fueron producidas por la misma cultura, denominada 'Lincombiano-Ranisiano-Jerzmanowiciano' (LRJ). Debido a dataciones anteriores, se sabía que el sitio de Ranis tenía 40.000 años o más, pero sin huesos reconocibles que indicaran quién hizo las herramientas, no estaba claro si eran producto de los neandertales o del Homo sapiens.
Los nuevos hallazgos, sin embargo, dejan claro que fue Homo sapiens quien creó esta tecnología, y que lo hizo hace por lo menos 45.000 años. Para Elena Zavala, de la Universidad de California en Berkeley y coautora del artículo de Nature, estos humanos «se encuentran entre los primeros Homo sapiens de Europa».
![Hojas de piedra del yacimiento de Ranis, finamente elaboradas](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/ciencia/2024/01/31/FigFoto77-U64315645117CWZ-760x647@abc.jpg)
Buscando respuestas
El equipo de investigadores 're excavó' el yacimiento de Ranis, conocido desde la pasada década de los 30, entre 2016 y 2022. El principal objetivo era localizar nuevos depósitos que pudieron ser pasado por alto durante las excavaciones de 1930, poner orden en la cronología y la estratigrafía del yacimiento y, por supuesto, tratar de identificar a los creadores de la cultura LRJ.
«El auténtico desafío -dice por su parte Marcel Weiss, de la Universidad Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nürnberg y también coautor de la investigación- era excavar la secuencia completa de 8 metros de arriba a abajo, con la esperanza de que quedaran algunos depósitos de la excavación de los años 1930. Tuvimos la suerte de encontrar una roca de 1,7 metros de espesor que las excavadoras anteriores no pudieron atravesar. Después de retirar esa roca a mano, finalmente descubrimos las capas de LRJ e incluso encontramos fósiles humanos. Lo cual fue una gran sorpresa, ya que hasta entonces no se conocía ningún fósil humano en el LRJ, y encontrarlos fue una gran recompensa por el duro trabajo realizado en el lugar».
En total, se recuperaron miles de fragmentos óseos, aunque la mayoría muy fragmentados, tanto de humanos como de animales. Los análisis llevados a cabo mostraron que la cueva de Ranis fue utilizada, de forma intermitente, por hienas, osos de las cavernas y pequeños grupos de humanos, que consumieron allí carne de diferentes mamíferos, entre ellos renos, rinocerontes lanudos y caballos. Además, explica Geoff Smith, de la Universidad de Kent y otro de los miembros del equipo, y a pesar de su fragmentación, «los huesos humanos estaban excepcionalmente bien conservados y nos permitieron aplicar los últimos métodos de vanguardia de la ciencia arqueológica, la proteómica y la genética».
Escrito en el ADN
Elena Zavala fue la encargada de hacer el análisis genético, que se centró en el ADN mitocondrial, que se hereda únicamente por línea materna. «Confirmamos que los fragmentos esqueléticos pertenecían a Homo sapiens -explica la investigadora-. Curiosamente, varios fragmentos compartían las mismas secuencias de ADN mitocondrial, incluso fragmentos de diferentes excavaciones, lo cual indica que esos fragmentos, o bien pertenecían al mismo individuo, o bien a sus parientes maternos». Los investigadores examinaron también numerosos fragmentos de hueso excavados entre 1932 y 1938 en busca de posibles restos humanos. Un trabajo minucioso que al final dio sus frutos. En palabras de Hélène Rougier, coautora de uno de los artículos, «encontrar restos humanos mezclados con huesos de animales que habían estado almacenados durante casi un siglo fue una sorpresa inesperada y fantástica».
Al comparar las secuencias de ADN mitocondrial de Ranis con otras obtenidas en varios sitios paleolíticos de Europa, Zavala consiguió construir un árbol genealógico de los primeros Homo sapiens en todo el continente. Todos menos uno de los 13 fragmentos de Ranis eran bastante similares entre sí y, sorprendentemente, se parecían al ADN mitocondrial del cráneo de una mujer de 43.000 años de antigüedad descubierto en una cueva de Zlatý kůň, en la República Checa. «Lo cual -dice Zavala- plantea algunas preguntas: ¿Era esta una única población? ¿Cuál podría ser la relación? Sin embargo, en el caso del ADN mitocondrial, esa es sólo una cara de la historia. Es sólo el lado materno. Necesitaríamos ADN nuclear para poder empezar a investigar esto».
Buscando ADN en el suelo
Otro objetivo importante era obtener ADN directamente de los sedimentos del sitio. Por lo tanto, además de buscar fragmentos de huesos humanos, el equipo también extrajo material genético de las distintas capas de suelo acumuladas a lo largo de miles de años. Y así encontraron restos de distintos mamíferos antiguos y de la historia de ocupación de la cueva. El análisis pinta un 'cuadro' del medio ambiente en aquél momento y muestra la dieta tanto de los humanos como de los animales que ocuparon la cueva durante milenios.
La presencia de huesos de renos, osos de las cavernas, rinocerontes lanudos y caballos, por ejemplo, indica condiciones climáticas frías típicas de la tundra esteparia, similares a las condiciones actuales en Siberia y el norte de Escandinavia, así como una dieta humana basada en grandes animales terrestres. Los investigadores concluyeron que la cueva era utilizada principalmente por osos de las cavernas en hibernación y hienas en sus madrigueras, con cortos periodos intermedios de presencia humana periódica.
Los primeros sapiens de Europa
Las fechas obtenidas demuestran que esos individuos fueron algunos de los primeros humanos modernos que vivieron en Europa. Al estudiar los huesos de animales, los investigadores se centraron en aquellos que daban muestras de haber sido manipulados por el hombre, lo que permitió vincular su antigüedad con actividades humanas en la cueva. «Encontramos muy buena concordancia entre las fechas de radiocarbono de los huesos de Homo sapiens de ambas colecciones de excavación, y también con huesos de animales modificados de las capas LRJ de la nueva excavación, creando un vínculo muy fuerte entre los restos humanos y LRJ -explica Helen Fewlass, del Instituto Francis Crick de Londres-. La evidencia sugiere que Homo sapiens ha ocupado esporádicamente el sitio desde hace 47.500 años«.
En conjunto, este estudio integral, que suma excavaciones arqueológicas, identificación taxonómica tanto morfológica como proteómica, análisis de ADN, datación por radiocarbono, zooarqueología y análisis de isótopos, marca un hito importante en la comprensión de las incursiones iniciales de Homo sapiens en Europa al norte de los Alpes durante la transición del Paleolítico Medio al Superior. Además, el equipo descubrió que nuestros antepasados directos se aventuraron a ir allí en unas condiciones climáticas severas y extremadamente frías.
MÁS INFORMACIÓN
Moviéndose en pequeños grupos, compartieron su entorno y sitios con grandes carnívoros, como las hienas, y fabricaron herramientas de piedra con forma de hoja exquisitamente elaboradas. Los resultados obtenidos en Ranis cambian profundamente nuestras ideas sobre la cronología y la historia de estos primeros asentamientos humanos en Europa.
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