Los rayos X de una explosión nuclear podrían salvar a la Tierra del impacto de un asteroide
Un ingenio nuclear detonado a distancia no haría pedazos a la roca espacial, aumentando el peligro, pero sus rayos X bastarían para desviarla
China anuncia una misión para desviar un asteroide chocando una nave espacial contra él
![Recreación de un impacto de meteorito en la Tierra](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/ciencia/2024/09/24/fdghfghvbn-RULRWSEYTOtc4MWd1bUQevI-1200x840@diario_abc.jpg)
Entre todas las soluciones propuestas por los científicos para evitar el impacto de un asteroide, la de lanzar contra él un ingenio nuclear se consideraba hasta ahora la menos adecuada, y también la más peligrosa para nosotros. Durante los últimos años, en efecto, distintos ... estudios han demostrado que una bomba atómica no haría más que romper el asteroide en pedazos, y que cada uno de ellos seguiría cayendo hacia la Tierra, multiplicando por mil los impactos, el área afectada y, por supuesto, los daños.
Pero un nuevo experimento recién publicado en 'Nature Physics' por un equipo del Sandia National Laboratories, en Albuquerque, acaba de demostrar que, sorprendentemente, una ráfaga de rayos X procedentes de una explosión nuclear sería suficiente para salvar la Tierra de un asteroide en ruta de colisión. Y lo mejor es que no sería necesario que la bomba explotara cerca del asteroide, haciéndolo pedazos, sino muy por encima de él. El pulso de rayos X, dicen los investigadores, sería suficiente para vaporizar la superficie del asteroide, lo que a su vez provocaría un 'empujón' que lo desviaría de la ruta de colisión.
Un experimento novedoso
Bajo la dirección del físico Nathan Moore, los investigadores diseñaron cuidadosamente un experimento para simular las consecuencias de la detonación de una bomba nuclear cerca, pero no demasiado, de un asteroide. Hasta ahora, los estudios anteriores se habían centrado en la onda de choque de la propia explosión, cuya fuerza 'empuja', y finalmente desvía, al asteroide. Pero Moore y sus colegas se han dado cuenta de que la enorme cantidad de rayos X producidos en la explosión tendría un efecto mucho mayor a la hora de desviar la roca espacial.
Para demostrarlo, los científicos usaron la enorme 'máquina Z' de los laboratorios Sandia, que utiliza campos magnéticos para producir altas temperaturas y potentes rayos X, para dispararlos contra dos asteroides simulados del tamaño de granos de café. «Cerca de 80 billones de vatios de electricidad fluyen a través de la máquina en unas 100 milmillonésimas de segundo -explica Moore-. Esa intensa carga eléctrica comprime el gas argón en un plasma muy caliente, a millones de grados de temperatura, y eso a su vez genera una burbuja de rayos X».
Los dos diminutos asteroides del experimento tenían unos 12 milímetros de ancho y estaban hechos de cuarzo y sílice, para reflejar las diferentes composiciones típicas de los asteroides en el Sistema Solar. Cada uno estaba colgado de un fino trozo de papel de aluminio y en el interior de una aspiradora. Cuando la burbuja de rayos X los golpeó, cortó las láminas como si se tratara de unas 'tijeras' de rayos X y dejó a los asteroides en caída libre. Lo que permitió observar el verdadero impacto de los rayos X en condiciones que simulan el vacío del espacio. Algo que aún no había hecho nadie.
Resultados contundentes
El experimento sólo duró unas 20 millonésimas de segundo, pero los resultados fueron contundentes: las muestras de cuarzo y sílice aceleraron a 69,5 metros por segundo y 70,3 metros por segundo, respectivamente, antes de quedar destruídas. La aceleración se debió a que los rayos X vaporizaron la superficie de los dos 'mini asteroides', creando un fuerte empuje a medida que el gas de la vaporización se expandía.
Moore cree que estos resultados demuestran que la técnica podría ampliarse a asteroides mucho más grandes, hasta de unos 4 kilómetros de diámetro, para alejarlos de un posible curso de colisión con la Tierra. «En particular -afirma el científico-, nos interesan los asteroides más grandes con un tiempo de alerta corto». Es decir, grandes rocas, capaces de infligir daños enormes y que se detectan cuando ya queda muy poco tiempo para reaccionar. En estos casos, técnicas como la de estrellar una nave espacial contra el asteroide, como se hizo, a modo de prueba, en la misión DART, de la NASA, en 2022 podrían, según Moore «no tener suficiente energía para desviarlo de su curso».
MÁS INFORMACIÓN
Ahora, Moore quiere llevar a cabo nuevos experimentos con rayos X para perfeccionar la eficacia de su técnica. E incluso es posible, asegura, que algún día se haga una prueba real en el espacio, para ver los efectos de los rayos X sobre un asteroide real. «No hay nada que nos lo impida -dice- más que el deseo de hacerlo».
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