Del primer hombre en la Luna al futuro en Marte: 60 años de NASA en España
En las instalaciones de Robledo de Chavela se custodia la antena que recibió las primeras palabras de Armstrong en la Luna, además de ser pieza fundamental la comunicación con las naves espaciales
La participación española en la llegada del hombre a la Luna: «Cuando Armstrong cambió el lugar del alunizaje dejamos de respirar»
![Las instalaciones de Robledo de Chavela](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/ciencia/2024/10/21/hgfuyt-RcFAfVYQZPqAYZkihzCHRXP-1200x840@diario_abc.jpg)
Este año se han cumplido cinco décadas y media de aquel momento histórico en el que Neil Armstrong pronunció la mítica frase «este es un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad». Entre las curiosidades del complicado viaje es conocido ... que aquellas palabras no llegaron directamente a los cuarteles generales de la NASA en Houston, sino a la antena instalada en un pequeño pueblo de Madrid, Fresnedillas de la Oliva.
Porque cuando el Programa Apolo se volvió una prioridad nacional, la agencia espacial estadounidense necesitó expandir sus instalaciones y antenas por todo el globo terráqueo. Y España se convirtió en socio fundamental de aquella gesta con unos acuerdos firmados cinco años antes. 60 años de cooperación ininterrumpida que se acaban de renovar hace apenas unos meses, y que prometen ser parte fundamental en la vuelta de la NASA a nuestro satélite con el Programa Artemis primero y la llegada de la primera persona a Marte pocos años después.
Debido a la rotación de la Tierra, se necesitaban varias antenas repartidas por todo el globo terráqueo para no perder la comunicación con las naves espaciales y los hombres que irían a la Luna. Aquí, en el centro de la península, se erigieron tres instalaciones: aparte de la de Fresnedillas de la Oliva, se habilitaron más antenas en Robledo de Chavela (municipio perteneciente también a la Comunidad de Madrid) y en Cebreros (Ávila), operadas en colaboración con el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA).
Estas, junto con las instalaciones en Camberra (Australia) y Goldstone (EE.UU.) formaron la Red del Espacio Profundo (Deep Space Network, DSN), que aún hoy opera y ha sido parte crítica de misiones tan relevantes como la llegada de los rovers Curiosity y Perseverance a Marte o el lanzamiento del telescopio espacial James Webb.
«Ahora mismo, esta antena está siguiendo a Psyche», cuenta David Muñoz, responsable de las antenas de Robledo de Chavela, refiriéndose a la misión de la NASA que fue lanzada hace apenas un año y que se dirige a un singular asteroide formado por hierro, níquel y oro que podría haber sido parte del núcleo de un pequeño protoplaneta. Apunta con el dedo a la 'joya de la corona' del complejo, el radiotelescopio de 70 metros, si bien la estación cuenta con otras cinco antenas más: cuatro radiotelescopios de 34 metros más otro de 26 metros.
«Estas instalaciones tienen algo singular: hay seis antenas, en vez de cuatro como en el resto de la Red del Espacio Profundo. Esto exige un sobreesfuerzo de todos los trabajadores», dice Muñoz, que recalca que aunque el centro llegó a tener a más de 400 empleados en los buenos tiempos del Programa Apolo, ahora no llegan al centenar. «Y cuando solo había una antena. Imagina ahora con seis».
En realidad, el complejo cuenta con otros dos radiotelescopios más: el que recibió el primer mensaje del hombre en la Luna –y que fue trasladado a mediados de los 80, cuando la agencia espacial estadounidense decidió abandonar las instalaciones de Fresnedillas y Cebreros–; y la primera antena que se construyó en Robledo de Chavela en el año 63. Ambas se encuentran fuera de servicio, pero se sigue manteniendo, apuntando al cielo, testigos de su historia.
Recuperar la Voyager 1
Esto no significa que las instalaciones españolas hayan perdido protagonismo en las misiones espaciales de la NASA: recientemente las seis antenas protagonizaron la proeza de recuperar la comunicación con la Voyager 1, una de las naves gemelas que fue lanzada en los años 70 y que ya viaja fuera del Sistema Solar, aún enviando datos.
«Como necesitábamos mucha sensibilidad, apuntamos las seis antenas hacia la nave. Era la única estación de la red que podía hacer eso», cuenta a ABC Kevin Coggins, administrador asociado adjunto del Programa de Navegación y Comunicaciones Espaciales de la NASA. «Si no hubiera sido por Robledo, no habríamos recuperado la Voyager 1». De hecho, el presente que la comitiva norteamericana ha regalado a los responsables españoles y que entregó ayer en el acto oficial en las instalaciones de Robledo de Chavela para inmortalizar la continuación de la colaboración entre España y EE.UU. es una foto nocturna de los seis radiotelescopios apuntando al mismo punto en el cielo, a 24.000 millones de kilómetros de nosotros.
![Imagen de todos las antenas de Robledo de Chavela apuntando a la Voyager 1](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/ciencia/2024/10/21/5925991-U84413267363spk-760x427@diario_abc.jpg)
Y, en el futuro cercano, las instalaciones españolas serán clave para el Programa Artemis. Sin ir más lejos, sus antenas serán críticas para Artemis 2, prevista para septiembre del próximo año y la primera misión tripulada a la Luna –aunque solo la orbitará y habrá que esperar al menos hasta 2027 y Artemis 3 para ver un nuevo alunizaje–.
«Después continuaremos desarrollando tecnologías hasta que podamos quedarnos en la Luna», explica Coggins. «Y luego está la parte más sorprendente: vamos a aprender para prepararnos e ir a Marte, que está mucho más lejos», dice Coggins. Eso quiere decir que Robledo de Chavela también estará presente en la llegada de la humanidad a Marte, prevista para la próxima década. Quién sabe si volverá a repetir proeza y reciba el primer mensaje de uno de los nuestros sobre la superficie marciana.
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