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Científicos cambian el nombre de cientos de especies por racismo, la primera vez desde Linneo

Los botánicos aprueban en Madrid un código de nomenclatura por el que las nuevas plantas, algas y hongos no podrán ser bautizados con nombres «peyorativos para grupos de personas»

Linneo, el hombre que puso nombre y apellido a los seres vivos

El árbol de la quinina, 'Rauvolfia caffra', pasará a llamarse 'Rauvolfia affra' Wikipedia
Judith de Jorge

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El botánico sueco Carlos Linneo impuso en el siglo XVIII la nomenclatura binomial en latín para denominar a las especies de forma científica. Esa ha sido la fórmula utilizada desde entonces, de manera que una vez dado por válido, el nombre es universal y perdura a lo largo del tiempo. Este jueves, por primera vez, se ha producido una excepción. Unos 200 científicos de todo el mundo reunidos en Madrid han votado a favor de retirar centenares de nombres de plantas por considerarlos racistas. Se trata del género caffra, un término que supone un insulto contra las personas negras en Sudáfrica. Deberá ser sustituido por affra (algo así como africano), de forma que, por ejemplo, el árbol de la quinina, Rauvolfia caffra, pasará a llamarse Rauvolfia affra.

Así lo ha decidido la sección de nomenclatura tres días antes del comienzo del Congreso Internacional de Botánica, que durante una semana atraerá a la capital española a 3.000 investigadores de todo el mundo. Caffra será el único cambio retroactivo, el resto de la nomenclatura no se tocará, a pesar de ser una reivindicación de algunos investigadores que consideraban ofensivos los nombres de otras especies o géneros de plantas, algas y hongos.

Nombres de políticos o famosos

Otra importante propuesta adoptada contempla que, a partir de 2026, las nuevas especies de plantas descubiertas no podrán llevar un nombre «despectivo» (el término en inglés es 'derogatory') para un colectivo o un grupo de personas. Un comité general decidirá en cada caso si el nombre propuesto resulta peyorativo o no. También se ha discutido la posibilidad de rechazar nombres dedicados a personas, pero no fue aceptada tras la votación.

Esta propuesta fue formulada para evitar situaciones como, por ejemplo, la de Hibbertia, un género de arbustos con flores que rinde homenaje al inglés George Hibbert, defensor de la esclavitud. O la magnolia, dedicada al botánico francés Pierre Magnol, acusado de colonialista. Hay miles de casos más. De esta forma, sigue abierta la posibilidad de nombrar especies vegetales en honor a políticos, famosos o cualquier otra persona que no tenga relación con la botánica. Así que, si el descubridor lo desea, podrá haber una nueva rosa en honor a Taylor Swift pero también, por contradictorio que parezca, un árbol que recuerde a Hitler.

Nuevos valores

Para Inés Álvarez, científica titular del Real Jardín Botánico-CSIC, organizador del congreso junto a la Sociedad Botánica Española (Sebot), «mantener la estabilidad de la nomenclatura de plantas, hongos y algas es nuestro principal objetivo. Esta reforma supone un gran paso en el que se han tenido en cuenta los nuevos valores de la sociedad actual sin poner en peligro la estabilidad del sistema de nomenclatura, nuestra herramienta para nombrar las especies. Si perdemos esa estabilidad, habría un caos indeseable que paralizaría el avance del conocimiento de la biodiversidad".

«Por supuesto que no queremos que a ninguna nueva especie se le llame Hitler -explica Juan Carlos Moreno, presidente de la Sebot-, pero algunos no estamos de acuerdo con el revisionismo porque traería más problemas que beneficios». A su juicio, el cambio de nombres puede dificultara la identificación de una especie y, por lo tanto, su conservación. «Una vez que el nombre es aceptado permanece durante décadas o siglos, y todos sabemos a qué especie nos estamos refiriendo. Estos debates nos distraen de lo importante, que es la conservación de la naturaleza y la biodiversidad».

Además, «juzgar con los ojos del siglo XXI lo que se ha hecho desde la mitad del XVIII no parece lo más apropiado. ¿Y si alguien es un héroe en una cultura y un villano en otra, a quién atendemos? ¿Y en qué momento caduca una ofensa?». Moreno y Álvarez son dos de los firmantes de un artículo publicado hace pocas semanas por un colectivo de 1.500 botánicos y zoólogos en la revista 'Bioscience', en la que se recogían estos inconvenientes.

El código Madrid de nomenclatura de plantas, algas y hongos, como se denomina, se publicará en 2025 y un año después será de obligado cumplimiento. Ahora está por ver si estas medidas son asumidas también por los científicos que se ocupan de nombrar especies animales. Aunque así fuera, guste o no, seguirían existiendo Anophthalmus hitleri, el escarabajo de Hitler, o la polilla de California Neopalpa donaldtrumpi.

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