Observan, por primera vez, moléculas orgánicas complejas fuera del Sistema Solar
El hallazgo demuestra que estos componentes esenciales para la vida ya pueden existir en el espacio mucho antes del nacimiento de nuevas estrellas y sistemas solares
¿Moléculas orgánicas en los confines del universo?
![En la imagen del James Webb, la región central de la nube molecular Camaleón I, a 650 años luz de distancia](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/ciencia/2024/10/28/webb-foto-RbsiN9-R7hb71eJ3E1J2pPLezCbEeK-1200x840@diario_abc.jpg)
La vida en la Tierra se basa en el carbono. Y a pesar de que hasta el momento se han descubierto compuestos del carbono en distintos lugares del espacio, nadie sabe cómo ni dónde pudieron formarse las complejas moléculas que son necesarias para la vida. ... Ahora, un equipo de investigadores dirigido por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) acaba de descubrir, por primera vez fuera del Sistema Solar, una gran cantidad de ellas en una fría y densa nube de gas que, en el futuro, dará lugar a una nueva estrella rodeada de planetas. El hallazgo se publica en el último número de 'Science'.
La forma de carbono que más abunda en el Universo es la contenida en el monóxido de carbono, pero no está claro cómo, a partir de ahí, puede convertirse en los complejos compuestos presentes en la vida biológica, que suelen contener enlaces químicos mucho más fuertes.
La química del carbono es la columna vertebral de la vida en la Tierra. Se sabe desde hace mucho tiempo que los llamados hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP o PAH por sus siglas en inglés) abundan en el medio interestelar, por lo que ocupan un lugar destacado en las teorías sobre el origen de la vida en nuestro planeta. Pero no sabíamos exactamente qué clase concreta de HAP podrían ser.
La importancia del pireno
Hasta el momento, el mayor HAP detectado en el espacio es el pireno aunque, con sólo 26 átomos, es uno de los más pequeños o simples que existen. A pesar de lo cual se trata de una molécula de crucial importancia, ya que hace de intermediaria entre el monóxido de carbono y las moléculas complejas de carbono presentes en los organismos vivos.
Durante mucho tiempo se pensó que ninguna molécula de más de un par de átomos sería capaz de sobrevivir al duro entorno de la formación estelar, cuando todo está bañado por la intensa radiación de los soles recién nacidos, capaz de destruir los enlaces de cualquier molécula compleja. Hasta que se encontraron, y se comprobó, además, que los enlaces químicos de algunas de ellas, como el pireno, son realmente difíciles de destruir una vez que han sido establecidos.
El año pasado, sin ir más lejos, los científicos encontraron grandes cantidades de moléculas de pireno en muestras del asteroide Ryugu, en nuestro propio Sistema Solar. Pero fueron incapaces de determinar cuál podría ser su fuente original, el lugar en el que esas moléculas se formaron.
Fuera del Sistema Solar
Ahora, Brett McGuire, del MIT, y su equipo han conseguido, por primera vez fuera de nuestro propio sistema planetario, encontrar pireno en la nube molecular de Tauro, una conocida región de formación de estrellas a 430 años luz de distancia, una de las más cercanas a la Tierra. Para buscar la firma de radio del pireno, los investigadores utilizaron el Observatorio Green Bank, en Virginia Occidental, el radiotelescopio totalmente dirigible más grande del mundo
El pireno puro, sin embargo, es imposible de detectar con ondas de radio, por lo que McGuire y sus colegas se centraron en la búsqueda de cianopireno, que no es más que pireno con una molécula añadida de cianuro, y compararon después su firma con la del cianopireno producido y medido cuidadosamente en su laboratorio.
La cantidad de pireno que encontraron fue significativa. El descubrimiento en la nube molecular de Tauro, por tanto, sugiere que existe una gran cantidad de pireno en las nubes moleculares frías y oscuras que luego darán lugar a nuevas estrellas y sistemas solares.
Una nube muy fría
La nube en la que los investigadores observaron la molécula, en efecto, es extremadamente fría, a solo unos 10 grados sobre el cero absoluto (-263°C), lo que según McGuire significa que estos compuestos de carbono ya pueden existir en una etapa muy anterior a la formación estelar.
«Ahora -explica el científico- estamos viendo los dos extremos de este ciclo de vida. Por un lado tenemos el registro arqueológico químico de nuestro propio Sistema Solar en asteroides y en la Tierra, y ahora estamos mirando hacia atrás en el tiempo, a un lugar donde se formará otro sistema solar, y viendo cómo surgen esas mismas moléculas allí. Estamos viendo el principio de ese registro arqueológico».
Si la señal de radio que McGuire y su equipo observaron desde la nube molecular de Tauro se produce también en otras partes del espacio, significaría que el cianopireno es extremadamente abundante, posiblemente uno de los mayores reservorios químicos de carbono complejo en el Universo.
MÁS INFORMACIÓN
Haber encontrado estas moléculas y el entorno en el que se forman significa que ahora los químicos podrán empezar a esbozar con precisión las reacciones y las vías que eventualmente trajeron a nuestro mundo los componentes básicos de la vida. Poco a poco, pues, se van añadiendo nuevas piezas a una imagen que nos dice que la vida, o por lo menos las moléculas complejas necesarias para que se formara, vino del espacio.
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