El mamífero que se 'come' su propio cerebro y es capaz de regenerarlo
El musgaño enano es un animal increíble cuyo estudio puede ayudar al tratamiento de enfermedades en humanos
Avatares digitales del cerebro para ofrecer respuestas a la carta frente a la enfermedad
El mamífero que se 'come' su propio cerebro y es capaz de regenerarlo
La musaraña o musgaño enano es un animal diminuto y sorprendente en diversos aspectos que aún se siguen estudiando. Este mamífero, con un peso que no es mayor a los 3 gramos, destaca porque es capaz de reducir su masa cerebral. La hipótesis es que es una estrategia para sobrevivir cuando escasea la comida. Por eso, con el fin de ahorrar energía pierde hasta el 30% del volumen de su masa cerebral en invierno. Y aún más increíble es que su cerebro vuelve a desarrollarse durante la primavera. Mostrando una plasticidad cerebral de gran interés para la ciencia.
Es algo que se lleva estudiando, especialmente en los últimos años. «Es un animal loco», afirma Dina Dechmann, investigadora del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal en Alemania a 'The Washington Post'. «Podemos aprender mucho de las musarañas», añade.
Algo que también ha sacado a relucir un estudio publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS). El equipo de Saikat Ray del Centro Bernstein de Neurociencia Computacional de Berlín. Los científicos hicieron resonancias magnéticas a diez musarañas durante un año. Y observaron, con los resultados obtenidos, que los cerebros de las musarañas encogían.
Explican que los ciclos estacionales gobiernan la vida en la Tierra, desde fijar el tiempo para la temporada de apareamiento hasta influir en las migraciones a zonas más cálidas y regular las condiciones fisiológicas como la hibernación. En cambio, en el caso de la musaraña hablamos de un animal hiperactivo que reabsorbe su propio cerebro, porque si no en la época invernal tendría que comer ocho veces su peso corporal para poder cubrir sus necesidades nutritivas.
El precio de vivir rápido y morir joven
Dechmann detallaba, en 2022, que este mamífero come sin parar insectos, arañas, babosas y gusanos para sobrevivir. «Viven rápido y mueren jóvenes, con un promedio de vida de poco más de un año. Su metabolismo no está configurado para ralentizarse», indicaba al medio 'The Washington Post'.
La musaraña tiene un metabolismo tiene una actividad tan elevada que a esta investigadora y sus colegas les resultó difícil sedarlos para las exploraciones. «No podemos hacer que se duerman...Parece casi como si un estado similar al de 'fuera de combate' no estuviera incorporado en ellos, porque no pueden darse el lujo de perder el conocimiento porque simplemente se morirán de hambre», afirma Dechmann.
Estas características para los investigadores del estudio de PNAS se traducen en que las musarañas tienen unas tasas metabólicas excepcionalmente altas, pero unas reservas de energía muy bajas.
Además, indican que un número menor de neuronas por la reducción de masa cerebral puede ofrecer beneficios metabólicos directos que van más allá de la cantidad de energía. Destacan que podría tener repercusiones en el sentido del tacto, lo que podría llevar a estos pequeños mamíferos a ser «menos exigentes» a la hora de elegir las presas. Por ejemplo, dicen que en verano, las musarañas prefieren comer lombrices de tierra, pero evitan por completo los milpiés. Sin embargo, en invierno pierden esta especificidad y comen cantidades comparables de ambos.
No obstante, Dechmann señala que también hay inconvenientes. Algo que vieron por contraste, tras realizar una serie de experimentos que suponían encontrar comida en una caja de arena. Las musarañas con un cerebro más grande superaban a las de cerebro más pequeño, que viven en invierno.
Y matiza que el cerebro de la musaraña no vuelve a crecer uniformemente. Sin embargo, este proceso de reducción y regeneración del cerebro no parece afectar a largo plazo a la inteligencia de este mamífero.
Implicaciones para los seres humanos
Este ciclo de encogimiento y expansión del cerebro fue descubierto por el zoólogo polaco August Dehnel, en 1949, y se denominó 'fenómeno Dehnel'. Pero por entonces, las implicaciones de este hallazgo no fueron entendidas ni estudiadas pormenorizadamente.
Y entre estas implicaciones destaca que esta capacidad de restauración del cerebro de las musarañas permitiría avanzar en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas en los humanos, como el alzhéimer. Permitiendo, en un futuro, producir medicamentos que funcionaran de forma semejante. Un objetivo en el que está inmerso Dirk Nieland, profesor que ha fundado la empresa 2N Pharm.
Otro ejemplo de adaptación
La idea es seguir avanzando en el estudio de este excepcional animal. Pero esta capacidad de adaptación de las musarañas también se ha observado en otras criaturas. Es el caso de las ascidias que reabsorben su propio cerebro a lo largo de su ciclo de vida en el océano.
Las ascidias, en la etapa larvaria, tienen un aspecto que recuerda a un renacuajo. Pero después, se fijan a las rocas y no se mueven más. John Bishop, de la Asociación de Biología Marina de Reino Unido, explicaba a la BBC que las ascidias de adultas, lucen como pequeñas bolsas abultadas y sobreviven filtrando alimento del agua. Y esto es así porque llegada a la edad adulta ya no necesita los órganos de los sentidos, el cordón nervioso o ni siquiera su cola, así que los reabsorbe.
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En suma, se trata de capacidades únicas que nos descubren nuevos aspectos de la naturaleza a través de criaturas que reciclan partes de su cuerpo. Al tiempo que generan grandes interrogantes sobre qué más podemos averiguar sobre sus capacidades.
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