'O la hipótesis del zoo o nada': ¿Una solución definitiva a la Paradoja de Fermi?
Según un nuevo estudio publicado en 'Nature Astronomy', los avances tecnológicos de la humanidad llevarán muy pronto a que todas las demás posibles soluciones a la paradoja queden descartadas
La hipótesis del zoológico, ¿nos observan a distancia?

Después de siete décadas y cientos de científicos dándole vueltas a la cuestión, dos investigadores de las Universidades de Londres y Berlín podrían haber hallado, por fin, una vía de solución a la célebre Paradoja de Fermi, ya saben, la vieja pregunta de cómo ... es posible que, a pesar de existir trillones de estrellas 'ahí fuera', nunca nos hayamos topado con signos de otra civilización inteligente.
En un estudio publicado hace apenas unos días en 'Nature Astronomy', en efecto, Ian Crawford y Dirk Schulze-Makuch sostienen que dado lo rápido que avanza la tecnología humana, muy pronto la mayoría de las soluciones serán descartadas, de forma que al final solo queden dos posibles: la hipótesis del zoológico... o nada.
¿Dónde está todo el mundo?
En 1950, en una reunión informal con otros científicos, el italiano Enrico Fermi, Nobel de Física en 1938, formuló su paradoja al subrayar la aparente contradicción que existe entre el número estimado de estrellas en el Universo (del orden de 200 sextillones según los cálculos actuales) y la total ausencia de señales que apunten a la existencia de otras civilizaciones avanzadas. Debería de haber un número enorme de civilizaciones, dijo Fermi, pero no encontramos ni rastro de ellas. Entonces, ¿dónde está todo el mundo?
Desde ese momento, se han formulado todo tipo de hipótesis para tratar de responder a la pregunta. El propio Fermi, que participó en el Proyecto Manhattan de desarrollo de la primera bomba atómica, razonó que todas las civilizaciones terminan por autodestruirse al desarrollar armas cada vez más potentes. Otras soluciones sostienen que la inteligencia es muy rara, y que está demasiado dispersa en el espacio y el tiempo como para que las civilizaciones se detecten entre sí. Otros piensan que no encontramos a nadie por la simple razón de que somos los primeros (o los últimos) en haber llegado a un estado de evolución 'inteligente'. O puede que el silencio se deba a que la mayoría, si no todas las civilizaciones extraterrestres, serían acuáticas, o quizá porque damos por supuesto que 'ellos' usarán tecnologías similares a las nuestras...
La hipótesis del zoo
Una de las explicaciones más originales, sin embargo, propuesta en 1973 por el ya desaparecido radioastrónomo norteamericano John Allen Ball, es la hipótesis del zoo, según la cual los extraterrestres saben que estamos aquí, pero se ocultan de nosotros a propósito.
«Entre las ideas actualmente más populares sobre la inteligencia extraterrestre -escribió Ball en su artículo de hace 50 años-, la de que 'ellos' están tratando de hablar con nosotros tiene muchos adeptos. Pero me parece poco probable que esta idea sea correcta y la hipótesis del zoológico es, de hecho, la antítesis de esta posibilidad. Creo que la única manera de entender la aparente falta de interacción entre 'ellos' y nosotros es plantear la hipótesis de que están evitando deliberadamente la interacción y que consideran el área en la que vivimos como un zoológico«.
Es decir, que las supuestas civilizaciones avanzadas que nos observan estarían considerando nuestra zona del Universo como una especie de 'reserva natural', algo similar a lo que hacemos nosotros con numerosas especies animales, e incluso con algunas tribus indígenas. De ese modo, podríamos evolucionar por nuestra cuenta y 'ellos' observar nuestros progresos sin 'contaminarnos' con su contacto. Después, y a medida que nuestra civilización madure lo suficiente, los extraterrestres establecerían contacto y, según reza el estudio, las civilizaciones así observadas resultarían, con el tiempo, «engullidas y destruidas, domesticadas o tal vez asimiladas», al igual que sucede en la Tierra.
La única hipótesis posible
A medida que pasan los años, la falta de evidencia de otras civilizaciones se ha vuelto cada vez más desconcertante. Por ejemplo, hemos descubierto ya más de 5.000 exoplanetas, y aunque aún no hemos encontrado ningún tipo de vida, el número de nuevos mundos aumenta día a día, de forma que en el futuro podríamos encontrar organismos simples. ¿Pero significa eso que la vida simple podría ser abundante pero las civilizaciones tecnológicas no?
Es posible, sugiere el nuevo artículo, que los planetas con el suficiente oxígeno para permitir la combustión sean muy raros. La Tierra, de hecho, es el único mundo conocido en el que es posible el fuego, y tuvieron que pasar miles de millones de años antes de que pudiera tenerlo. Y sin fuego, puede que las formas simples de vida extraterrestre no consigan nunca llegar al punto de crear tecnologías y maquinarias avanzadas, incluso si son inteligentes.
El estudio sugiere también otros posibles cuellos de botella, como el hecho de que la inteligencia depende del desarrollo de ciertas características 'raras' como son el tamaño del cerebro humano, la destreza manual o el lenguaje, cosas que aquí, en la Tierra, solo han ocurrido una vez y llevan a pensar que la inteligencia es algo muy poco común. Siendo tan rara, dicen los autores, y habiendo tan pocas civilizaciones inteligentes, «la hipótesis del zoo se acaba convirtiendo en la última explicación plausible que nos queda».
Imposible de demostrar
Una de las principales críticas a las que se enfrenta la hipótesis, sin embargo, es que no es comprobable. Y por mucho que avancen nuestras técnicas de detección, siempre se podría decir que las de los extraterrestres para ocultarse son aún más avanzadas. Sin embargo, Crawford y Schulze-Makuch sostienen que, incluso si las civilizaciones alienígenas se ocultaran activamente, les resultaría cada vez más difícil hacerlo, en particular a la hora de ocultar su producción de calor residual, algo que hoy en día ya somos capaces de detectar. «Incluso si ellos pudieran ocultar evidencia de su tecnología (sondas espaciales, tráfico de comunicaciones, etc.) -escriben los investigadores- esconder la gran cantidad de planetas habitados que implica tal escenario probablemente resultaría un desafío insuperable».
Con todo, el equipo sostiene que debemos seguir intentando encontrar vida fuera del Sistema Solar, tanto inteligente como simplemente bacteriana, ya que es la única forma de averiguar qué limitaciones tiene realmente la vida, y la inteligencia, en el Universo.
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Por otra parte, concluye el artículo, y aunque hoy por hoy la mejor de las hipótesis para explicar por qué no encontramos a nadie es la del zoológico, «cuanto más tiempo pasemos sin detectar signos de vida inteligente avanzada a nuestro alrededor, menos probable será esa explicación, lo que nos obligará a concluir que la vida tecnológicamente inteligente es muy rara en el Universo. Es en este sentido que proponemos que la solución a la paradoja de Fermi sea la hipótesis del zoológico o nada. Afortunadamente, al emprender búsquedas exhaustivas de biofirmas y tecnofirmas, tanto dentro como fuera del Sistema Solar, es posible que podamos distinguir entre estas dos posibilidades a lo largo de las próximas décadas».
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