Así funciona la donación de cuerpos a la ciencia: «Si no ensayas con muertos tienes que hacerlo con vivos»
En España, la ley blinda el altruismo del proceso y las universidades costean el traslado y la incineración. Cada cadáver está unos dos años sobre la mesa de disección, aunque puede conservarse más. Para los anatomistas este aprendizaje es insustituible, pero piden una norma que lo regule
Tráfico de cadáveres sin familia por 1.200 euros en Valencia
La ley impide la venta de cadáveres para estudios universitarios en España
Los cadáveres que los alumnos de Medicina estudian en las salas de disección «son su primer paciente«, insiste siempre el profesor Francisco Clascá, catedrático de Anatomía de la Universidad Autónoma de Madrid. Los jóvenes no pueden olvidar el respeto que merecen aquellos que entregan su cuerpo a la ciencia. Un acto altruista e insustituible, coinciden los anatomistas: la experiencia de trabajar con un cadáver real nunca se olvida y permite a los futuros médicos descubrir la variabilidad de los humanos. Ningún simulador puede conseguir eso. También sirve para la formación de profesionales en activo que necesitan probar nuevos protocolos quirúrgicos o instrumentos: «En este caso el efecto en la práctica es inmediato: lo que aprenden pueden aplicarlo al momento y evitar así posibles errores. Si no ensayas con cadáveres tienes que probarlo en los vivos», apunta Clascá.
En los años ochenta surgieron los primeros programas de donación, que los pioneros españoles copiaron de las universidades europeas, explica Teresa Vázquez Osorio, presidenta de la Sociedad Anatómica Española y directora del Centro de Donación de Cuerpos y Salas de Disección de la Universidad Complutense de Madrid. Mientras, afirma, reclamaban una legislación específica, ya que los reglamentos autonómicos de sanidad mortuoria recogen esta posibilidad, pero no detallan cuáles son los centros a los que pueden ir los cadáveres ni cómo tienen que ser las instalaciones y los procedimientos de trabajo, entre otros. Así, cada universidad ha ido desarrollando su protocolo según sus necesidades, «aunque en lo esencial cambian muy poco» , admite José Antonio Lorente, catedrático de Medicina Legal y Forense de la Universidad de Granada.
«Es un material que tiene un valor inestimable, incalculable, y lo utilizamos hasta las últimas consecuencias»
El proceso, explican a ABC anatomistas de distintas universidades, comienza cuando el donante acude a la facultad para declarar su voluntad de que su cuerpo se utilice en la docencia. Entonces firma un acta y entra en la base de datos del centro. En la Complutense exigen, por ejemplo, que vaya acompañado de dos testigos. En la Autónoma de Barcelona sólo aceptan cuerpos de aquellos que firman su acta de donación «para evitar problemas», señala el catedrático Alfonso Rodríguez Baeza. Y en la Autónoma de Madrid se comprometen a que el finado sólo será estudiado en ese centro. «Mucha gente nos dona porque nos conoce: profesores, padres de alumnos... Nosotros nos responsabilizamos de que nuestros cuerpos sean atendidos por personal experto y responsable» , subraya Clascá.
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Paso a paso para las donaciones
1.
Rellenar el acta de donación y entregarla en una facultad con programa de donación de cuerpos a la ciencia
2.
Cuando fallece el donante, la familia debe llamar a los teléfonos de guardia habilitados. La donación es altruista. Las facultades costean el traslado del cuerpo y la incineración
3.
En la facultad se anonimiza y se embalsama para preservarlo. En algunos casos se congelan para prácticas de cirugía
4.
La vida útil de esos primeros pacientes de los estudiantes oscila ronda los dos años, aunque cada centro tiene sus propios protocolos
Fuente: Transfermarkt / ABC
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Paso a paso
para las donaciones
1.
Rellenar el acta de donación y entregarla en una facultad con programa de donación de cuerpos a la ciencia
2.
Cuando fallece el donante, la familia debe llamar a los teléfonos de guardia habilitados. La donación es altruista. Las facultades costean el traslado del cuerpo y la incineración
3.
En la facultad se anonimiza y se embalsama para preservarlo. En algunos casos se congelan para prácticas de cirugía
4.
La vida útil de esos primeros pacientes de los estudiantes oscila ronda los dos años, aunque cada centro tiene sus propios protocolos
Fuente: Transfermarkt / ABC
Este acto es altruista. La Ley 30/1979, sobre extracción y trasplante de órganos, recuerda Lorente, establece que no se puede percibir compensación alguna por la donación 'post-mortem'. Tras el aviso de los familiares y la entrega de la documentación correspondiente, las universidades, eso sí, financian el traslado del cuerpo (dentro de su comunidad o región de influencia) y la posterior incineración. Aunque algunas, como la Autónoma de Madrid, ofrecen a los familiares la opción de recuperar el cuerpo cuando concluye su estudio. Desde Panasef, la patronal de las funerarias, sostienen que un transporte sencillo puede costar unos 500 euros, lo mismo que la incineración. No obstante, de nuevo, todo depende de los acuerdos que firma cada escuela con las empresas que ofrecen estos servicios.
No hay compraventa
«No compramos cadáveres, solo funcionamos por donación», recuerdan desde la Universidad Católica de Valencia, desmarcándose de las detenciones que se produjeron esta semana en una funeraria local que falsificaba documentación para poder retirar cuerpos de hospitales y residencias y ofrecerlos para su estudio. En su caso, al no tener un programa propio, el procedimiento se activa cuando la funeraria avisa vía telefónica de que hay un donante. La mayoría de protocolos incluyen ciertos límites para aceptar al fallecido, como la práctica de una autopsia o la apertura de una investigación judicial.
Cuando el cuerpo llega a la facultad empieza el proceso de anonimización e higienización, incluso se realiza un análisis de sangre para verificar que no tiene ninguna enfermedad contagiosa. Después se embalsama (o se congela, precisa la profesora Vázquez Osorio) en función de varios factores, como las necesidades de estudio del centro. Algunas prácticas quirúrgicas avanzadas requieren que el cuerpo se parezca lo máximo posible al de un futuro paciente. Por tanto, el coste no se limita a una cuestión logística, sino que también es importante tener las instalaciones adecuadas para mantener los cuerpos «en unas condiciones de dignidad absoluta», recuerda la presidenta de la Sociedad Anatómica Española. Hay que alejar los fantasmas del escándalo de los cadáveres hacinados en los sótanos de la Complutense de 2014, que se ha saldado con una condena de 18 meses de cárcel para el entonces responsable, el exdirector del Departamento de Anatomía y Embriología Humana II.
Aunque la mayoría de centros utilizan los cuerpos embalsamados durante unos dos años, la directora de las salas de disección de la Complutense precisa que su máxima es que los 120 cuerpos que reciben al año tengan «la mayor vida útil posible». »Es un material que tiene un valor inestimable, incalculable, y lo utilizamos hasta las últimas consecuencias«, añade. Otras, como la Universidad de Castilla-La Mancha, tienen una capacidad más limitada y apenas pueden recibir unos diez cuerpos por facultad al año.
¿Pobres 'post mortem'?
La mayoría de los donantes, apunta el catedrático Alino Martínez Marcos, responsable del programa manchego, son personas de edad avanzada a los que les mueve su vocación de ayuda a la sociedad. «Habrá otros que no puedan asumir el gasto de un funeral, algo que también es difícil de reconocer. En Valencia y Málaga tenemos un porcentaje de extranjeros que tendrían que afrontar un gasto muy importante al fallecer y toman esta determinación», apunta José Carlos Prados, responsable del programa de donación de la Universidad de Granada. Según Panasef, el coste medio de un entierro en España ronda los 3.500 euros, pero se dispara si incluye la repatriación de cadáveres a otros países.
![Los alumnos de Fisioterapia, haciendo prácticas de disección](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/ciencia/2024/02/03/clase-U06807881001FYe-760x427@abc.jpg)
Las universidades sin su propio banco de donantes suelen establecer convenios con centros que sí los tienen. Al menos, eso es lo que recomienda la Sociedad Anatómica Española. Menos habitual es recurrir a la importación de piezas anatómicas para la docencia y la investigación. «Las leyes no lo prohíben, por lo que existe un procedimiento administrativo estricto para ello», detalla Lorente. »Suele ser muy caro, por lo que se usa de modo muy limitado en contextos de investigación y cirugía avanzada». En Estados Unidos, por ejemplo, estos »bancos de tejidos» son legales y envían su material a todo el mundo. Dos periodistas de Reuters, en el marco de una investigación que realizaron en 2017 para destapar este negocio millonario, adquirieron dos cabezas humanas por 600 dólares.
Por suerte, en España la donación funciona y se admite «con mucha naturalidad», recuerda Clascá. «Influye mucho la legislación, la cultura y la experiencia social. Es muy interesante ver cómo cada país integra esta donación de cuerpo en sus prácticas culturales. En Tailandia, por ejemplo, los estudiantes reverencian cada día a su maestro, el cadáver, antes de las disecciones y, al terminar el curso, asisten a la ceremonia solemne de incineración«. Es la forma que han encontrado de no prescindir de estos tesoros anatómicos.
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