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Detectan, por primera vez, 'terremotos de hielo' en Groenlandia

En lo más profundo del mayor de los 'ríos de hielo' de Groenlandia incontables 'mini terremotos' demuestran que esas corrientes heladas no fluyen como la miel, sino que también se desplazan con movimiento s constantes de deslizamiento, lo que influye en el aumento de los niveles del mar en todo el mundo

El hielo de Groenlandia ya se derritió en el pasado y los científicos avisan: «No compre una casa en la playa»

Un investigador introduce un cable de fibra óptica de 1.500 metros en un pozo para registrar señales desde el interior de la corriente de hielo sobre la que se encuentra ETH Zurich
José Manuel Nieves

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Las grandes corrientes de hielo de la Antártida y Groenlandia son similares a ríos sólidos, que fluyen lentamente y transportan enormes cantidades de hielo desde las gruesas capas del interior hasta el mar, y los científicos saben que cualquier cambio en su dinámica puede contribuir significativamente al aumento del nivel de los océanos.

Por eso, y para estimar cuánto aumentará exactamente el nivel del mar, los investigadores climáticos suelen recurrir a simulaciones informáticas de esas corrientes de hielo. Y hasta ahora, las han basado en la suposición de que los 'ríos de hielo' fluyen lenta pero constantemente, como lo haría una miel espesa.

Sin embargo, recientes mediciones por satélite de la velocidad de flujo de las corrientes heladas muestran que tales simulaciones son inexactas y no reflejan correctamente la realidad. Lo cual lleva a considerables incertidumbres en las estimaciones de cuánto, y a qué velocidad, están disminuyendo las corrientes de hielo y, por tanto, a lo rápido que aumentará el nivel del mar.

Terremotos de hielo

Ahora, un equipo de investigadores dirigido por Andreas Fichtner, de la Escuela Politécnica Federal de Zurich (ETH Zurich), acaba de hacer un descubrimiento inesperado: en lo más profundo de las corrientes de hielo se producen continuamente innumerables y pequeños terremotos, que se propagan a través de distancias de apenas unos cientos de metros. El hallazgo, recién publicado en 'Science', ayuda a explicar la discrepancia entre las actuales simulaciones de las corrientes de hielo y las mediciones satelitales, y obligará a cambiar la forma en que se hagan las simulaciones en el futuro.

«La suposición de que las corrientes de hielo solo fluyen como la miel viscosa -afirma Fichtner- ya no es sostenible. También se desplazan con un movimiento constante de deslizamiento». El investigador confía en que este hallazgo se integrará rápidamente en las simulaciones actuales de las corrientes de hielo, mejorando la precisión de las estimaciones de futuros cambios en el nivel del mar.

Además, los terremotos de hielo explican también el origen de los numerosos planos de falla observados entre los cristales de hielo en los núcleos helados obtenidos de grandes profundidades. Planos que son el resultado de cambios tectónicos y que los científicos conocen desde hace décadas, aunque hasta ahora no tenían explicación.

«El hecho de que ahora hayamos descubierto estos terremotos de hielo -afirma Olaf Eisen, del Instituto Alfred Wegener, en Bremerhaven, Alemania, y coautor del estudio-, es un paso clave para obtener una mejor comprensión de la deformación de las corrientes de hielo en pequeñas escalas».

Difíciles de detectar

La existencia de los terremotos de hielo no se conocía hasta ahora porque resultan imposibles de observar desde la superficie, debido a una gruesa capa de cenizas volcánicas ubicada a 900 metros de profundidad que evita que se propaguen hacia arriba. Los análisis de los núcleos de hielo muestran que esas partículas proceden de una erupción masiva del monte Mazama, en Oregon, hace unos 7.700 años. «Nos sorprendió esta relación previamente desconocida entre la dinámica de una corriente de hielo y las erupciones volcánicas», asegura Fichtner.

El investigador también notó que los terremotos de hielo se gestan a partir de impurezas en el propio hielo. Impurezas que también proceden de erupciones volcánicas: pequeñas partículas que fueron lanzadas a la atmósfera por volcanes de todo el mundo y que recorrieron el planeta antes de depositarse, mezcladas con nieve, sobre los hielos de Groenlandia o la Antártida. Estas partículas reducen la estabilidad del hielo y favorecen la formación de microfisuras, que a su vez dan lugar a los 'mini terremotos'.

Un cable de 1.500 metros

Fichtner y su equipo consiguieron descubrir esos terremotos utilizando un pozo de 2.700 metros de profundidad practicado en los hielos de Groenlandia, dentro del proyecto East Greenland Ice-core Project (EastGRIP), para insertar un cable de fibra óptica. Y consiguió registrar, por primera vez, datos sísmicos del interior de una gran corriente helada. Una vez completada la perforación, los investigadores aprovecharon la oportunidad para introducir su cable, de 1.500 metros, en el pozo y registrar señales desde el interior de la corriente de hielo de forma continua durante 14 horas.

Tanto la estación de investigación como el pozo se encuentran en la llamada 'Corriente de Hielo del Noreste de Groenlandia' (NEGIS), a unos 400 kilómetros de la costa, la mayor de toda Groenlandia y cuyo deshielo es uno de los principales contribuyentes al actual nivel del mar. En el área de la estación, el hielo se está moviendo hacia el mar a una velocidad de alrededor de 50 metros por año.

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