Desvelado un nuevo secreto de los pulpos: tienen cromosomas sexuales, y fueron de los primeros en usarlos
Un nuevo estudio muestra que los utilizan para determinar el sexo de sus crías desde hace 480 millones de años
Los últimos y siniestros días de una madre pulpo
Cuanto más sabemos de ellos, más nos fascinan. Sus nueve cerebros, por ejemplo (uno central y otros ocho periféricos), permiten que cada extremidad actúe de forma independiente. Cada brazo, de hecho, puede explorar, probar y reaccionar a su entorno sin necesidad de consultar con ... el cerebro central. Se trata, además, de los invertebrados más inteligentes que existen, capaces de aprender, recordar y resolver problemas complejos. Y hay incluso quien los considera criaturas extraterrestres.
Y ahora, los pulpos acaban de revelarnos otro de sus secretos: los factores que determinan su sexo.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Oregón, en efecto, acaba de identificar, en el llamado pulpo de dos puntos de California (Octopus bimaculoides), un cromosoma sexual. Uno que podría llevar existiendo 480 millones de años, antes incluso de que los pulpos se separaran del Nautilus en el árbol evolutivo. Lo cual lo convierte en uno de los cromosomas sexuales animales más antiguos que se conocen. El hallazgo, además, resuelve al antiguo misterio biológico de cómo se determina el sexo en los cefalópodos (pulpos, capamares, sepias y Nautilus).
«Los cefalópodos -explica Gabby Coffing, coautor de un artículo recién publicado en ´Current Biology´- ya son de por sí criaturas muy interesantes, y hay muchas cosas que todavía estamos aprendiendo sobre ellos, especialmente en neurociencia. Nuestro trabajo sólo muestra una cosa más: tienen cromosomas sexuales realmente antiguos«.
La difícil determinación del sexo
Entre los mamíferos, incluidos nosotros, el sexo de los que van a nacer se determina en gran medida por os cromosomas. Pero ese no es el único medio que existe para ello. En las tortugas, por ejemplo, el factor principal que determina el sexo es la temperatura a la que se incuban los huevos. Y algunos peces tienen para ello un gen específico, aunque no un cromosoma completo. Incluso en los humanos, el sistema de cromosomas sexuales X/Y no está tan claro como podría parecer, y las mutaciones genéticas, o el hecho de heredar cromosomas sexuales adicionales, pueden conducir a que el resultado no encaje siempre con lo esperado.
Además, debido a que los cefalópodos no son animales de laboratorio 'normales', como los ratones o las moscas de la fruta, su exploración genética es limitada. Los científicos, de hecho, han secuenciado hasta ahora los genomas de apenas un puñado de especies de pulpo, pero no las suficientes como para vincular los genes con rasgos específicos igual que se hace en ratones o humanos.
Por eso, cuando los autores de este estudio secuenciaron el ADN de una hembra de pulpo de dos puntos de California, se toparon de bruces con algo que no esperaban: un cromosoma que contenía solo la mitad del material genético. Algo no observado hasta el momento y que tampoco se había encontrado en el ADN de pulpos macho secuenciado anteriormente.
«Este cromosoma en particular -explica Coffing -tenía la mitad de la cantidad de datos de secuenciación, lo que indicaba que solo había una copia. Luego, a medida que exploramos más, llegamos a la conclusión de que habíamos tropezado con un cromosoma sexual».
Un cromosoma con 480 millones de años
Para confirmarlo, los investigadores rebuscaron en los datos genómicos de pulpo disponibles de otros estudios, muchos de los cuales ni siquiera estaban etiquetados claramente como de machos o hembras. Aún así, lograron encontrar otro cromosoma sexual en otra especie de pulpo, Y otro más en el genoma de un calamar, especie que se separó evolutivamente de los pulpos en algún momento entre hace 248 y 455 millones de años. Y en su búsqueda, también lograron encontrar evidencia del cromosoma sexual en un Nautilus, un molusco que se separó del pulpo hace alrededor de 480 millones de años.
El hecho de que todas esas especies compartan el mismo cromosoma es la prueba de que existió durante mucho tiempo. «Esto indica -concluye Coffing- que también su antepasado común disponía de un sistema similar de determinación del sexo». Lo cual resulta inusual entre los cromosomas sexuales, ya que debido a su impacto directo en las capacidades reproductivas suelen estar sujetos a mucha presión selectiva, por lo que tienden a sufrir rápidos cambios evolutivos. Los cefalópodos, sin embargo, parecen haber encontrado muy pronto el modelo que mejor funciona, y se han quedado con él durante cientos de millones de años.
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Hasta ahora, se habían descubierto otros cromosomas sexuales antiguos en algunos grupos de plantas, así como en musgos y hongos, que están entre los primeros en evolucionar. Y los cromosomas sexuales de insectos también pueden llegar a tener 450 millones de años. Pero en todos los casos, esos cromosomas han cambiado mucho con el tiempo.
Un secreto menos, pues, sobre los pulpos. Aunque los investigadores saben que estos animales aún guardan muchos por descubrir.
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