Ciencia Cotidiana
¿De qué color es el fuego?
Hay llamas azules, verdes, blancas, naranjas... Depende del combustible y la temperatura
¿Por qué la oscuridad es negra?
La Navidad es un caleidoscopio de sensaciones y estímulos, desde los anuncios hasta los premios de lotería, pasando por los turrones, los mazapanes, las flores rojas, los festivales de luces y… la chimenea con la leña ardiendo.
El fuego tiene algo de hipnótico, las llamas ascendiendo, desafiando la gravedad, dibujando mil y una formas diferentes. Estos caprichos lumínicos y caloríficos se fundamentan en una reacción química que se produce cuando entran en contacto un elemento combustible (madera, carbón, gasolina o gas inflamable) con el oxígeno y una fuente de calor. Cuando se produce la combustión el resultado es luz, calor y humo.
Existen cuatro tipos de llamas diferentes: pre-mezcla, de difusión, bunsen y llamas frías. Las llamas pre-mezcla se producen al unir combustibles gaseosos con el aire y oxígeno; las llamas de difusión se producen principalmente por líquidos y sólidos (llama de una vela); la llama bunsen está relacionada con combustibles del tipo de los hidrocarburos y, por último, la llama fría se manifiesta cuando se descomponen las moléculas en otras más sencillas.
Las llamas del fuego tienen moléculas que se mueven tan rápido que elevan la temperatura y nos permiten ver luces de diferentes colores, los cuales varían dependiendo del combustible y de la temperatura, entre otras variables. De esta forma, las llamas pueden ser de color amarillo, rojo, anaranjado, azul, verde o blanco.
Cuanto más rojo, menor temperatura
A pesar de que habitualmente solemos representar el rojo como sinónimo de calor o peligro, en los incendios representa las temperaturas más frías. Cuando la llama es de color rojo y amarillo indica que la combustión es incompleta y, generalmente, la temperatura no supera los 1.000º C. En este tipo de llama suele existir un déficit de oxígeno durante la combustión.
Si la llama es de color azul traduce que la combustión es limpia, que todo el combustible ha sido quemado y que su temperatura es mucho más elevada (superior a los 1.300 ºC).
En el caso de que la llama sea de color anaranjado la temperatura se encuentra entre 1.000 y 1.200 ºC. Por último, la llama de color blanco se produce cuando la temperatura oscila entre 1.300 y 1.500 ºC, y es la característica, por ejemplo, del mechero de Bunsen.
De esta explicación se deduce que la llama de la combustión de un hornillo de gas siempre debería ser de color azul. Si la llama fuese amarilla o naranja traduciría que existe una falla en la mezcla con el aire y que se ha generado una combustión deficiente; si fuese de color verde indicaría que se están quemando partículas de zinc, bronce o cobre, existiendo una combustión fallida, y si fuese roja traduciría que hay partículas de óxido quemándose.
Tonalidades cromáticas de una vela
Si observamos la llama de una vela podemos observar las diferentes tonalidades del fuego. La parte más cercana a la vela suele ser blanca, ya que la temperatura cerca de la fuente de combustible es la más elevada, y a medida que nos alejamos, puesto que hay menos temperatura, la coloración se torna anaranjada hasta llegar a la punta en donde es roja.
MÁS INFORMACIÓN
Para finalizar nos quedamos con una curiosidad, la piromancia (del griego piro -relativo al fuego-, y mancia -adivinación-) consiste en adivinar a partir del color, el chasquido o la disposición de una llama. Muy posiblemente fue una de las primeras formas de adivinación, existiendo constancia que ya se realizaba en la antigua Grecia, en donde las vírgenes del templo de Atenea en Atenas la practicaban de forma regular.
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