Científicos seguirán desde un avión la caída de un satélite de media tonelada contra la Tierra

El reingreso de la nave europea Salsa, que se precipitará este domingo sobre el Pacífico con una «maniobra dirigida», permitirá conocer mejor cómo se desintegra un objeto en la atmósfera y preparar reentradas más seguras

Un millón de objetos peligros en el espacio 

Recreación de la reentrada del satélite Salsa ESA/David Ducross

Este domingo, entre las 18.20 y las 21.20 (hora peninsular española), Salsa, un satélite europeo que pesa media tonelada se precipitará sobre una zona deshabitada del océano Pacífico tras pasar 24 años en el espacio. La reentrada en la atmósfera terrestre será observada ... por un equipo de científicos a bordo de un jet privado, para comprender mejor cómo se descomponen los objetos en nuestra atmósfera y, a medida que cada vez hay más y más satélites en órbita, preparar reentradas más seguras y minimizar el riesgo de la basura espacial.

Salsa (Cluster 2) es uno de los cuatro satélites de la misión Cluster, junto con Rumba (Cluster 1) -ambos lanzados en julio del año 2000-, y Samba (Cluster 3) y Tango (Cluster 4), que partieron un mes más tarde. Su apodo informal se debe a la manera en la que giran como bailarines y su objetivo consistía en medir el entorno magnético de la Tierra. Agotado su combustible, Salsa será el primero en reentrar y el resto lo hará sucesivamente hasta 2026.

Salsa caerá de forma descontrolada sobre el océano pero, aunque suene contradictorio, su reentrada será «dirigida», lo que significa que el satélite ha sido maniobrado con antelación (el pasado enero) para alinearlo y reingresar sobre una zona específica. Como resultado, el momento en el que el objeto arde en la atmósfera también se puede predecir con gran precisión.

Según explican desde la Agencia Espacial Europea (ESA), para poder realizar una reentrada dirigida, el satélite debe estar en una órbita altamente excéntrica como la de Cluster, que tarda 2,5 días en completarse. Salsa y sus compañeros se alejan hasta unos 130.000 km en su apogeo (el punto más lejano) y, en su perigeo (punto más cercano), llegan a apenas unos cientos de kilómetros de altitud. Esta gran órbita los hace susceptibles a la gravedad del Sol y la Luna, que puede hacer que la altitud de los satélites descienda hasta decenas de kilómetros de un perigeo al siguiente.

«Como en Salsa se sabe exactamente durante qué perigeo el satélite desciende desde los 112 km hasta los 80 km de altitud donde se desintegra, su reentrada se puede predecir con gran precisión», señalan desde la ESA.

Por el contrario, predecir las reentradas de otros satélites de observación de la Tierra como los viejos ERS-2 o Aeolus, que giraban alrededor del planeta cada 90 minutos en órbitas bajas, fueron más difíciles, ya que estas naves perdían altitud de forma mucho más gradual. No se sabía durante qué vuelta concreta alrededor de la Tierra se quemarían ni en qué parte del mundo se encontrarían en ese momento.

Impacto sin peligro

El pasado enero, los operadores de Cluster realizaron una serie de maniobras para garantizar que el reingreso de Salsa se produzca sobre una región escasamente poblada del Pacífico Sur. Su trayectoria está prácticamente fijada, aunque el clima espacial y la actividad geomagnética añaden cierta incertidumbre (actualmente alrededor de 1,5 horas) en torno a la hora de entrada prevista, que se reducirá en cuestión de días, cuando Salsa complete su último paso por el perigeo.

Salsa, al igual que sus compañeros, pesaba 1.186 kg cuando se lanzó en el año 2000. Al agotar su combustible, su peso se ha reducido a unos 550 kg. La agencia espacial espera que la mayor parte del artefacto arda a unos 80 km de la superficie de la Tierra. Algunas partes podrían sobrevivir parcialmente a la alta fricción y fragmentación, pero no supone un peligro al caer en una zona deshabitada. Ninguno de los fragmentos contiene sustancias tóxicas o radiactivas.

Según informan desde la ESA, el riesgo de que el reingreso de un satélite provoque lesiones es extremadamente remoto. El riesgo anual de que un ser humano resulte herido por desechos espaciales es de menos de 1 entre 100.000 millones. En comparación, una persona tiene unas 65.000 veces más probabilidades de ser alcanzada por un rayo.

Oportunidad única

Al final de una misión, los satélites deben retirarse de las órbitas terrestres lo más rápido y de forma más segura posible para evitar la creación de más basura espacial, un problema que preocupa especialmente a las agencias espaciales. El final de la misión Cluster ofrece una oportunidad única de estudiar la reentrada segura y «dirigida» a la atmósfera de cuatro satélites idénticos en diferentes condiciones, algo especialmente valioso para que la ESA pueda cumplir su objetivo de cero basura espacial para 2030.

En los casi 70 años de vuelos espaciales, alrededor de 10.000 satélites y cuerpos de cohetes intactos han reentrado en la atmósfera. Sin embargo, los investigadores aún no tienen una visión clara de lo que realmente ocurre durante una reentrada. Por eso, el domingo, científicos seguirán la caída de Salsa a bordo de un avión para estudiar de cerca cómo se desintegra. Según la ESA, los datos resultantes mejorarán la comprensión de qué ocurre en esos momentos y servirán de base para el diseño de satélites «sin residuos».

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