Del vuelo de tres minutos a la 'cafetera espacial': todas las naves de Elon Musk que acabaron en llamas
Los cohetes comenzaron a testarse a partir de 2019, si bien pocos han despegado con éxito
Estalla en el aire el cohete Starship de Elon Musk poco después de despegar
Explosiones, bolas de fuego y aterrizajes fallidos: todas las pruebas de Starship que acabaron mal
Cohetes enormes y reutilizables. Esa era la idea que se le ocurrió a Elon Musk, creador de SpaceX, en la pasada década. Con ellos, conseguiría su sueño de llegar a Marte, el planeta en el que quiere pasar sus últimos días. Y, aunque parezca una locura, poco a poco, Musk está consiguiendo su sueño. En abril consiguió que su Starship, un cohete de 120 metros -el más grande y potente jamás construido- levantase el vuelo por primera vez en su configuración total (posee dos etapas que ya han sido probadas por separado). Y, aunque su vuelo apenas duró tres minutos, marcó un éxito que espera ampliar este viernes en la segunda prueba.
El camino ha sido difícil y duro: explosiones, fallos e incluso acusaciones de maltrato laboral. Todo comenzaba con el bautizado como Sistema de Transporte Interplanetario (STI), sería una nave con una estructura totalmente. En 2019 empezaron las pruebas de los primeros prototipos con desigual fortuna para cada uno de ellos.
Starhopper, apodado por algunos como 'la cafetera espacial', sirvió para probar los potentes motores Raptor, que elevaron el cohete hasta los 150 metros (poco más de lo que mide el Starship ensamblado). Después se empezaron a testar los prototipos de la serie MK, ya más parecidos al modelo final. Tampoco se tuvo demasiada suerte y varios acabaron en llamas. Es por ello que la compañía decidió replantear el sistema y cambiar a los modelos SN, con los que sí hubo más avances. Aunque tampoco han estado exentos de explosiones y fallos: los modelos uno, tres y cuatro acabaron entre llamas en pruebas en las que ni siquiera alzaron el vuelo. Hubo que esperar hasta el Starship SN5 para ver a una de estas naves en vuelo.
El problema llegó con el sistema de aterrizaje: aunque ya poseían la experiencia de los cohetes reutilizables, que regresan de forma controlada, esta no pareció suficiente en el caso de Starship. Aunque se notaron mejorías, los prototipos SN8, SN9 y SN10 explotaron al intentar posarse sobre el suelo. El SN11, por su parte, explotó en el aire tras hacer un giro para reorientarse antes de encaminarse de vuelta. No fue hasta el SN15 cuando, por fin, se pudo ver a la nave aterrizar (aunque poco después hubo un pequeño incendio que, esta vez, no acabó en explosión). Después se construyeron varios prototipos más que no han sido probados en vuelo hasta el SN24, que se testó en abril, y que acabó con lo que la compañía calificó de «desmontaje rápido no programado», un eufemismo para decir que la prueba había acabado en llamas. Después se confirmó que el problema estribó en el sistema de separación de las etapas, que no funcionó de manera correcta.
Los siguientes pasos
La idea es que Starship sea una nave totalmente reutilizable, si bien es posible configurarla para que algunas de su partes sí que sean de un solo uso, con lo que la carga útil se podría aumentar de 150 a 250 toneladas. El objetivo es utilizar esta nave para llevar avituallamiento a la Luna, además de usarla para, al menos, tres vuelos espaciales privados, dos de ellos para transportar a los primeros turistas espaciales que orbitarán nuestro satélite.
MÁS INFORMACIÓN
Starship es también el cohete más grande jamás construido, con una altura 120 metros y el doble de potencia que el Space Launch System (SLS), el cohete de la NASA que ahora mismo se está utilizando en el programa Artemis, y que ostenta el actual récord de magnitud. Sin embargo, la intención de SpaceX es ampliarlo en el futuro otros diez metros más.
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