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Las pelotas gigantes que pueden conquistar Marte

Las pelotas gigantes que pueden conquistar Marte

La conquista de Marte puede hacerse por pelotas... literalmente. El planeta, convertido en la próxima gran frontera de la exploración humana, deberá recibir nuevos vehículos científicos para reunir la mayor información posible sobre este mundo rojo, pero, ¿qué tipo de rovers? La irregular superficie marciana está plagada de cráteres, dunas y rocas que pueden suponer una trampa mortal para un robot explorador. De hecho, el rover Spirit sigue atrapado en un cráter y el Phoenix Mars Lander permanece congelado por el invierno marciano. La alternativa se llama Tumbleweed Rover (algo así como el Rover planta rodante), una esfera gigante que puede convertirse en un método ingenioso y completamente diferente para explorar las vastas regiones marcianas. Ya no hacen falta ruedas. La propuesta será presentada en una conferencia científica en Hawai el próximo 16 de marzo.

La exploración robótica en Marte se ha realizado hasta ahora de tres formas. La primera son los satélites, capaces de captar la superficie del planeta con una resolución cada vez mayor a cientos de kilómetros de altitud, aunque no pueden hacer investigaciones in situ. La segunda son los módulos de aterrizaje , sondas fijas que, con una serie de instrumentos, cavan y analizan el suelo marciano. Y por último está el rover , un laboratorio científico en movimiento que se desplaza por la superficie del planeta. Los enviados hasta el momento han entregados miles de maravillosos datos y fotografías indispensables para conocer mejor el alma de Marte -ellos confirmaron la existencia de agua-, y han durado mucho más de lo esperado, pero también tienen sus limitaciones. La NASA aún no sabe si será posible rescatar a Spirit , con sus ruedas atrapadas en el cráter Gusev, aunque su gemelo Opportunity continúa su misión con éxito.

La idea del Tumbleweed viene de lejos. Jaques Blamont, científico del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la NASA la concibió en colaboración con la Universidad de París en 1977 tras conocer que en Marte soplan fuertes vientos. Sin embargo, el concepto moderno de la Mars Ball no llegó hasta el año 2004 y por accidente. Otro equipo del JPL probaba un robot circular inflable en la Antártida cuando una de las ruedas se rompió y la «pelota» rebotó sobre los cantos rodados, aceleró sobre laderas empinadas y corrió por la vegetación con facilidad. Así nació la idea.

En Marte, Spirit y Opportunity han sobrevivido a una misión de seis años cuando fueron diseñados para vivir cinco meses. Los robots «han sido espectaculares, pero tienen una movilidad muy limitada, a menudo dictada por el terreno», explica Kim Kuhlman, investigador del Instituto de Ciencias Planetarias, a Discovery News . «Una flota de Timbleweed podría cubrir un área mucho mayor con la propulsión del viento» , asegura. Además, tiene la ventaja de los instrumentos están a salvo en su interior. Cuando sea necesario, la esfera se desinfla para poner a descubierto los aparatos científicos , que deberán ser miniaturizados para que la bola no sea pesada. «Podemos imaginar una flota de Tumbleweeds , un enjambre en el que cada uno lleve un instrumento distinto», señala Kuhlman. Si el proyecto recibe el visto bueno, la NASA tendría qué decidir cómo diseñar estas pelotas para que sean más prácticas y eficientes, por ejemplo, con un sistema que ordene al rover desinflarse cuando encuentre un lugar de interés, obligándoles a «sentarse» y dejar de rodar. Los científicos tendrán la respuesta.

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