Peleas «a muerte» entre los cachorros de las bestias

Que los adolescentes alguna vez llegan a las manos por cualquier discusión es algo bien sabido, pero los enfrentamientos de estos cachorros suponen algo más que una simple pelea de patio de colegio. Paleontólogos de la Universidad de Illinois y del Museo Burpee de Historia Natural en Rockord han comprobado cómo las jóvenes crías de Tyranosaurio rex participaban en reyertas muy peligrosas y se propinaban unas a otras salvajes mordiscos que incluso atravesaban los huesos.
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Una de las víctimas de este «bullying» bestial entre dinosaurios se llamaba «Jane», una joven T. rex (tiene nombre femenino, aunque lo cierto es que su sexo está aún por determinar) cuyos restos fueron descubiertos en 2001 en Montana (EE.UU). Los científicos han comprobado que la pobre «Jane» tenía la señal de un grave mordisco en la mandíbula superior y el hocico, que quedaron fracturados en cuatro partes. La lesión no era mortal, pero le dejó un buen recuerdo en forma de cicatriz. Y eso que Jane no era ninguna gatita asustadiza. A sus once o doce años de edad medía casi 7 metros de largo, más de 2 de alto y pesaba alrededor de 680 kilos de peso . Cuando abría la boca mostraba 71 afilados dientes de sierra. Nació para matar, pero se encontró con la horma de su zapato.
Un «matón» de la vecindad
«Jane tenía lo que llamamos una nariz de boxeador»,
algún «matón» de la vecindad, otro joven tiranosaurio de la misma edad, fue el responsable de la paliza.
desvela «un comportamiento muy específico de los dinosaurios más jóvenes»
aunque sí podría haberse tratado de un comportamiento de aprendizaje un tanto bestial para jóvenes dinosaurios.
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