Nuestros primeros antepasados no eran tan inteligentes como creíamos
Una investigación sugiere que los primeros homos que salieron de África tenían un cerebro primitivo similar al de los grandes simios
El cerebro humano es una máquina sin parangón. Con aproximadamente 1.400 gramos de peso, jamás se toma un descanso. Se diferencia del de otros primates en que es más grande y estructuralmente más complejo, especialmente en las áreas del lóbulo frontal involucradas en tareas ... cognitivas como la fabricación de herramientas y el lenguaje. Sin embargo, aún no se sabe con certeza cuándo y por qué surgieron estas diferencias claves durante la evolución humana.
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Un nuevo estudio publicado este jueves en la revista 'Science' sugiere que la aparición del cerebro humano moderno fue mucho más compleja de lo que se pensaba. Marcia Ponce de León y sus colegas de la Universidad de Zúrich analizaron cráneos fosilizados de hace 1,8 millones de años hallados en Dmanisi, en la actual Georgia, y en la isla de Java, en Indonesia, llegando a la conclusión de que esos primeros homos migrantes que salieron de África aún tenían estructuras primitivas , similares en gran medida a las de los grandes simios. Por lo tanto, el cerebro moderno tuvo necesariamente que aparecer mucho después. Probablemente, en el periodo de entre 1,7 y 1,5 millones de años, lo que significa que no fue un rasgo necesario para el género Homo, como se ha supuesto durante mucho tiempo, ni un requisito previo para abandonar el continente madre y conquistar el mundo.
Uno de los principales desafíos en el seguimiento de la evolución del cerebro en las primeras especies de homínidos es que los tejidos cerebrales rara vez se fosilizan. Como resultado, mucho de lo que se conoce se deriva del análisis de la bóveda craneal de los fósiles humanos encontrados, que pueden revelar huellas de los pliegues y las hendiduras del cerebro.
Ponce de León y su equipo rastrearon cambios clave en la organización cerebral de los primeros Homo. En particular, estudiaron los fósiles del llamado Homo georgicus hallados en Dmanisi y de Homo erectus en el sudeste asiático. Combinaron varios métodos de alta resolución de imágenes (incluida la radiación de sincrotrón) y técnicas de modelado tridimensional, comprobaron que la organización del lobulo frontal era mucho más primitiva de lo esperado, «similar a la de los australopitecinos y simios antropomorfos», dice Ponce de León.
Un proto-lenguaje
Pero, ¿qué causó que se reorganizaran los lóbulos frontales hasta dar lugar al cerebro moderno? «Creemos que fue un proceso de coevolución de nuevos comportamientos y nuevas estructuras cerebrales», señala la investigadora. «Las estructuras cerebrales necesarias para el lenguaje moderno ya estaban en su sitio hace alrededor de 1,5 millones de años. No sabemos si estas poblaciones de Homo tenían un lenguaje similar al de los humanos modernos, pero probablemente algún tipo de proto-lenguaje que favoreció la evolución de estas estructuras cerebrales, y estas estructuras cerebrales, a su vez, favorecieron la evolución del proto-lenguaje», explica.
«Podemos considerar esto como un ejemplo del 'efecto Baldwin' (el cambio de comportamiento impulsa la evolución del cambio genotípico y fenotípico ): las estructuras cerebrales necesarias para el lenguaje sólo evolucionarán si existe un entorno cultural (por ejemplo, una comunicación similar a la del proto-lenguaje) que les proporcione una ventaja selectiva», dice. A su juicio, lo mismo es válido para fabricación y uso de herramientas. «Desconocemos la causa desencadenante, pero pensamos que la chispa inicial fueron innovaciones culturales que prepararon el terreno para la evolución de nuevas estructuras cerebrales», sugiere Ponce de León.
Los resultados muestran que la aparición del género Homo no estuvo vinculada con una organización del lóbulo frontal similar a la del humano moderno. «Concluimos que, de ninguna manera, debemos subestimar las capacidades de estos cerebros arcaicos de los primeros Homo. Ellos realizaron hazañas asombrosas: salieron de África, se confrontaron con condiciones climáticas difíciles en Eurasia, fueron omnívoros, cuidaron de los miembros del grupo que necesitaban ayuda y produjeron una variedad de herramientas», asegura.
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