el oasis catalán

Blancanieves

Síndrome de Blancanieves: distorsión de la propia imagen, búsqueda de una aprobación que no llega... y frustración cuando se deja de ser el centro del universo

miquel porta perales

Las elecciones del 27-S han puesto en evidencia la importancia de la hegemonía discursiva. Traduzco: quien consigue imponer su interpretación del resultado electoral obtiene un plus que no le corresponde. Vayamos al 27-S. Hacia las 10 de la noche del día de autos -en el incomparable marco de las ruinas del Born-, con el 76 por ciento escrutado, cuando era obvio que Junts pel Sí no obtendría la mayoría absoluta ni en escaños ni en votos, cuando eso sucedía, Artur Mas y Oriol Junqueras toman la palabra. El primero afirma que «no aflojarán» y apela al «mandato democrático» de las urnas. El segundo, insiste en la pegajosa retórica emotiva de la «página gloriosa» escrita por los catalanes. ¿Por qué -contra la prudencia de las noches electorales- salen a escena -digo bien, a escena- sin conocer el resultado definitivo? Porque, temen la victoria insuficiente que se avecina y se adelantan a los hechos con la intención de imponer la hegemonía discursiva. Dicen: hemos obtenido una mayoría -¡gracias pueblo catalán! ¡no os defraudaremos!- para impulsar el mandato democrático (?) que ha de conducir a la independencia. Pero, en media hora, la realidad se impone y la falacia se evidencia. El independentismo pierde escaños y no llega ni al 50 por ciento de los votos. En la amada Escocia y el querido Quebec, semejante «plebiscito» sería una derrota sin paliativos. Y los nacionalistas se olvidarían de la matraca durante un tiempo.

Pero, en Cataluña -hooliganismo político- el nacionalismo catalán insiste en la ficción del mandato pro independencia. Y más, con un presidente -otro mártir- imputado.

La psicóloga Betsy Cohen es autora de un libro titulado «El síndrome Blancanieves». Características: distorsión de la propia imagen, ansiedad, búsqueda de una aprobación que no llega, juego malintencionado, deseo de arrinconar a cualquier adversario y frustración cuando se deja de ser el centro del universo. Suele decirse que el libro de nuestra psicóloga pertenece al género de autoayuda. Vale.

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