Psicología
¿Por qué sentimos «mariposas en el estómago» cuando se besan en las películas?
Las historias de amor son un tipo de narración con la que, debido a nuestras experiencias, nos identificamos con facilidad
![¿Por qué sentimos «mariposas en el estómago» cuando se besan en las películas?](https://s3.abcstatics.com/media/bienestar/2020/10/27/historias-amor-cine-kCbC--1248x698@abc.jpg)
Se dice que el amor mueve montañas, pero no solo eso: también mueve masas. Y es que hay pocos que puedan resistirse a una buena historia de amor , ya sea un cotilleo que te cuente un amigo, una novela o una película. Estas ... últimas tienen algo especial: las comedias románticas , los tormentosos romances o llanamente la representación de cualquier forma del amor romántico en la pantalla, hace las delicias de los espectadores. Al final, detrás de muchas de las películas más famosas de la historia, lo único que hay en el fondo es una simple, y también compleja, abarcable e inabarcable, historia de amor.
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Para entender por qué hay quienes disfrutan tanto con estas historias, se debe explicar que, al ver una película, tenemos la capacidad de identificarnos con lo que vemos en la pantalla , que no empatizar. Explica el psicólogo de ifeel, Rafael San Román que si hablamos de «empatía», esta es la capacidad de darnos cuenta de lo que le ocurre a alguien, y actuar en consecuencia. «Cuando observamos una película o una serie, nos conmovemos, no tanto porque estemos empatizando (ya que no podemos interactuar con el personaje en sentido estricto), sino porque nos sentimos interpelados por lo que le ocurre , sentimos que la historia nos representan: nos identificamos», explica el psicólogo.
La fina barrera de realidad y ficción
Por otro lado, en este mecanismo de identificación, entran en juego las «neuronas espejo» . Comenta Aída Rubio, coordinadora del equipo de psicólogos de TherapyChat, que son estas las que nos ayudan a sentir, aunque solo estemos viendo una película; somos nosotros los que vivimos lo que los personajes viven. «Estas neuronas nos hacen ponernos en la piel de otro , a sentir lo que ellos están sintiendo, y están en la base del aprendizaje y la imitación», apunta.
También, Rafael San Román insiste en la idea de que, en realidad, « las barreras entre lo real y lo no real no están tan claras en las narraciones de ficción, como por ejemplo una serie o una película». Explica entonces que, porque las historias sean «ficción» no quiere decir que no las percibamos como «reales»: «Son representaciones de la realidad y, aunque sabemos que son historias que no han ocurrido "tal cual", las asumimos como verosímiles, de modo que no son reales pero podrían serlo: nosotros podríamos ser ellos».
Que nuestra vida sea «como en las películas»
Si nos centramos en las historias de amor, el psicólogo se refiere a esto de lo que habla: nos gustan tanto porque, en general «tienen que ver con nosotros». Vemos en la pantalla una representación de nuestros deseos , frustraciones, fantasías y proyectos. Dice Aída Rubio que es «una buena manera de desconectar de la realidad y bucear en otras posibles vidas interesantes y emocionantes», a lo que añade San Román que, de alguna manera, es como si fuéramos nosotros «a quien buscan en la escalera de incendios con un ramo de flores y una limusina». «Soy yo porque mi fantasía, mi recuerdo o incluso mi realidad actual se materializa a través de unos personajes que me permiten verlo todo desde fuera. Es decir "como si fuera una película"... pero sin ese "como"», resume el psicólogo.
También, una historia de este tipo puede «marcarnos» más o menos según se amolde a muestra vida. No solo nos sentiremos más atraídos por aquellas que se nutren de experiencias que nosotros hemos vivido, sino que, explica Rafael San Román, también lo haremos por aquellas historias similares a cosas que no hemos vivido pero nos hubiera gustado , estuvimos a punto o estamos pendientes de vivir. «Nuestra experiencia es realidad vivida, pero también deseo, fantasía, imitación, aprendizajes… Ese conglomerado lo es todo a la hora de interpretar una historia, en este caso una de amor», dice.
El fenómeno de las parejas de series
Aunque haya películas románticas que queden para siempre en el colectivo imaginario (desde la comedia «Cuando Harry encontró a Sally», a la indiscutible «Titanic» o la más reciente «La La Land») es en las series , productos audiovisuales que hacen que el espectador se implique más tiempo y conozca más cosas sobre lo personajes, donde este «sentimiento» que se genera viendo una historia de ficción romántica se agranda. «A través de observar un personaje, comprenderle, e identificarnos con él , vamos generando una representación mental, es decir, una huella en nuestra mente al igual que hacemos con las personas de carne y hueso», explica Aída Rubio, y continúa: «Estas huellas son más fuertes cuanto más observamos a estos personajes; un vínculo rico en matices y con más detalles emocionales. Al fin y al cabo pasamos mucho tiempo con ellos, más que con algunas personas de carne y hueso».
![Mulder y Scully, protaginistas de «Expediente X» y una de las parejas de ficción más famosas de la historia](https://s1.abcstatics.com/media/bienestar/2020/10/27/mulder-scully-ka8C--510x349@abc.jpg)
Es por ello que se da otro fenómeno muy repetido: cuando es, no en sí una historia de amor, sino una pareja ficticia, la que genera grandes pasiones. Así ocurrió con los noventeros Mulder y Scully de «Expediente X» (por ellos se creó el ahora "común" término shippear , utilizado para referirse a cuando se quiere que dos personajes de una película o una serie acaben juntos), los cafeteros Lorelai y Luke de «Las Chicas Gilmore» o los recientes (y controvertidos) Jon Nieve y Daenerys en «Juego de Tronos». «Esto suele ocurrir cuando se da una sobreimplicación con estos personajes. Es un ejercicio muy grande de identificación con la vida, seguramente idealizada, del otro . La persona vive a través de estos personajes una historia muy intensa a la que seguramente no tenga acceso en la vida real», comenta Aída Rubio, que también habla sobre cuando, viendo las historias de este modelo de parejas ficticias, u otras historias de amor, se pueden llegar a experimentar sensaciones físicas.
Mariposas en el estómago en el cine
Un ejemplo es cuando dos personajes de besan en la pantalla, y se llegan a sentir «mariposas en el estómago». «Esto es un ejemplo del efecto de las neuronas espejo . Cuando éstas se activan, es como si estuviéramos realizando la acción que ha desencadenado su funcionamiento: en este caso sentimos lo que sentiríamos al besar nosotros mismos», apunta y añade, que no solo es esta sensación posible sino que, también se puede experimentar decepción, excitación sexual, y un sin fin de emociones que, aunque sintamos, quien realmente está experimentando es el personaje de ficción.
Para resumir, Rafael San Román habla de los dos grandes pilares que hacen que nos gusten tanto estas historias. Por un lado, dice que es común que nos llamen la atención, pues en el cine «todo es más bonito, fácil y concreto que en la vida real». « No somos tontos: nos gusta lo bello y nos gusta lo fácil y, aunque nos puede fascinar una historia de amor tormentosa, desgraciada o desgarradora, la que nos va a gustar, la que nos va a hacer soñar, la que vamos a desear para nosotros, es la bella y la fácil», dice. Por otro lado, habla sobre cómo, en definitiva, «las series y las películas hablan de nosotros (de lo que somos, fuimos, quisiéramos ser, podríamos ser), de la gente que conocemos y de los mundos que nos interesan». Por ello, no necesitamos verdad o veracidad para conmovernos con una historia, basta con que esta sea verosímil. «En general, basta con que hable de nosotros, que aluda a un tema que para nosotros es importante, eso es todo», concluye el psicólogo.
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