Cómo afecta la infancia a la pareja que escoges
El tipo de apego que viviste siendo niño influirá de manera directa a la hora de tener pareja
Un experto en neurociencia: "Tenemos déficit de sentir, nos encanta pensar la vida en lugar de vivirla"
![Cómo influye tu infancia a la hora de escoger pareja.](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/bienestar/2024/03/11/pareja-infancia-RUMyRVDaXMC3VevxrKp1ZpL-1200x840@diario_abc.jpeg)
Nacemos con un conjunto de necesidades relacionales básicas: aceptación, afecto, seguridad, atención, aprecio, aprobación, respeto, apoyo... Cuando una o más de estas necesidades faltan en la infancia, el niño aprende a adaptar su comportamiento en un intento de sentirse aceptado y amado.
Un ejemplo de ello sería el niño que siente que solo es amado si logra cumplir con las altas expectativas de sus padres: se esforzará por alcanzar el perfeccionismo cuando sea adulto y sentirá que está fallando constantemente.
Y esto tiene mucho que ver con el apego. Lidia G.Asensi, psicóloga sanitaria experta en trauma en Cepsim, comenta que el apego es «el vínculo emocional a través del cual el niño adquiere seguridad y confianza en sí mismo y en el mundo que le rodea». Las funciones principales del apego son permitir la exploración, dotar de seguridad y enseñar a regular y calmar las emociones. Para que puedan darse estas funciones que el apego proporciona, necesitamos que los adultos puedan sintonizar con el niño. Cuando esta sintonía no se produce las funciones del apego serán intermitentes o inexistentes.
Como ya vimos con el psicólogo Lluís Rodríguez, hay dos tipos de apego: seguro e inseguro. Lidia G. Asensi indica que en el apego seguro, «el niño no siente inseguridad o ambivalencia ante la respuesta del cuidador. Ve al cuidador como una persona predecible en sus actos y respuestas. El niño se siente querido, aceptado y valorado. No les provoca miedo la intimidad con el otro o el abandono.
Dentro del apego inseguro podemos encontrarnos tres tipos: ansioso, evitativo y desorganizado. Aquí se genera una disonancia en el niño, ya que la misma figura que proporciona cuidado y afecto es la misma que genera miedo. «Es importante tener en cuenta, que aprendemos a relacionarnos por primera vez con nuestras figuras de referencia. Por tanto, como sean estas primeras relaciones van a determinar cómo nos relacionaremos con el exterior», alerta la psicóloga.
Apego ansioso – ambivalente: Los cuidadores no son predecibles para el niño y esto genera una sensación de inseguridad en él. Hay una inconsistencia en las conductas de cuidado y seguridad en los cuidadores. Este tipo de apego se caracteriza por miedo y angustia ante la separación.
Tipos de apego inseguro
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Apego ansioso-ambivalente: los cuidadores no son predecibles para el niño y esto genera una sensación de inseguridad en él. Hay una inconsistencia en las conductas de cuidado y seguridad en los cuidadores. Este tipo de apego se caracteriza por miedo y angustia ante la separación.
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Apego evitativo: el niño aprende a que los cuidadores no están emocionalmente disponibles y no hay una validación de sus emociones. En este tipo de vinculo se aprende a no mostrar emociones, por tanto a distanciarse de ellas, y a evitar la cercanía e intimidad con el otro
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Apego desorganizado: este tipo de apego se genera a partir de conductas negligentes por parte de los cuidadores. Se da en casos de abandonos o maltrato. El niño pierde la confianza en el cuidador y siente miedo hacia este. Se genera una disonancia en el niño, ya que la misma figura que me proporciona cuidado y afecto es la misma que genera miedo.
Qué relación tiene el apego y elegir pareja
Teniendo en cuenta el tipo de apego que hemos tenido desde pequeños, llega la hora en la que nos convertimos en adultos y... ¿lo qué hemos aprendido en la infancia nos va a afectar a la hora de tener pareja? La respuesta es sí. ¿Por qué? Lidia G. Asensi afirma que aprendemos a relacionarnos como nos relacionamos con nuestras figuras de referencia. «En función de cómo haya sido esa relación nos enfrentamos al resto de relaciones. Además, nos miramos como hemos sentido que somos mirados. Por tanto, si he recibido una mirada muy crítica, posiblemente con mi pareja sienta que no soy suficiente, que tengo que hacer más para que no se vaya y me quiera», insta la experta.
Hay que tener en cuenta que muchas de nuestras vivencias, miedos y experiencias van a ser de forma inconsciente transmitidos en nuestra relación. Porque todos, absolutamente todos, somos dependientes: dependemos los unos de los otros para sobrevivir. La dependencia sana tiene lugar cuando somos capaces de gestionar nuestras propias emociones y a su vez somos capaces de regular las emociones de la otra persona. Además, es importante confiar en la relación con los otros. Si nuestro apego es seguro, podremos cumplir ambas. Pero, ¿qué ocurre cuando no confiamos en los demás?
Mientras que en el apego seguro una persona identifica aquello que le hace daño y va a tener en cuenta lo que necesita, lo que le gusta, por supuesto cuidará a la otra persona, pero sin perder su independencia y sin fusionarse en el otro, en el apego ansioso la persona se va a vincular con su pareja desde el miedo y la necesidad, va a intentar fusionarse con el otro. Pensar igual y sentir igual.
Por otro lado, en el apego evitativo la persona necesita mantenerse lejos del vínculo, acercarse genera miedo.
«Quienes tienen un apego ansioso-ambivalente, son personas que en las relaciones de pareja y las relaciones en general, van a ser muy complacientes, dejando de lado sus necesidades para cubrir las de su pareja. Van a buscar su propio bienestar en su pareja, por tanto, se genera una dependencia, en este caso una dependencia insana. Son personas con mucho miedo al abandono y a la soledad», asegura Asensi. Por el contrario, las personas con estilo de apego evitativo se van a encontrar mucho más cómodos en soledad. No sienten la importancia de confiar y necesitar al otro.
«En ambos estilos de apego vamos a ver que hay miedo al rechazo y abandono. En el apego ansioso ambivalente la persona cuida en exceso para asegurarse que su pareja no se irá. Y en el apego evitativo la persona se aleja. 'Me alejo yo antes de que me rechacen', suelen pensar», concluye la psicóloga.
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