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Críticas constructivas: cómo hacerlas y por qué dan mejor resultado que las destructivas

Mientras que la crítica constructiva se enfoca en el crecimiento personal, emocional o profesional, la destructiva busca socavar la confianza y desalentar el progreso o la motivación

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La clave de una buena crítica es valorar y construir, no destruir y menospreciar.
Raquel Alcolea

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La manera en la que se procesan y se responde a las críticas puede variar mucho en función de la persona. Mientras que para unas puede suponer una oportunidad de crecimiento para otras genera emociones como la ira, la vergüenza, la tristeza o la frustración. O incluso pueden llegar a interpretarse como ataques personales o como la evidencia de una supuesta incapacidad si esa persona carece de habilidades de afrontamiento, según explica la psicóloga Silvia Valdunciel, quien aclara, además, que recibir y aceptar críticas es una habilidad social que no todas las personas tienen y que no es raro sentir algún tipo de inseguridad. «Esto sucede porque concebimos esas críticas como una amenaza a nuestro ego. La explicación está en que nuestra identidad y autoestima se construye muchas veces a partir de cómo nos vemos nosotros mismos y cómo creemos que los demás nos perciben. Y esto precisamente es lo que hace que sintamos la crítica como un ataque a nuestra autoimagen», argumenta.

Es cierto, por tanto, que las críticas afectan a cada persona de un modo muy distinto en función de su necesidad de aprobación, su autoestima o de sus habilidades de afrontamiento. Pero lo que sí es posible trabajar y mejorar es el modo en el que se hace una crítica. Así, tal como define Valdunciel, mientras que la crítica constructiva siempre buscará construir, enfocándose en el crecimiento personal, emocional o profesional; la crítica destructiva buscará socavar la confianza y desalentar el progreso o la motivación. Así se plantea cada una de ellas desde distintos ámbitos, según recoge la neuropsicóloga:

En el ámbito de la intención, la critica constructiva tiene como intención principal mejorar y tener en consideración la opinión de la persona criticada. En cambio, la critica destructiva se emite con el principal objetivo de destruir o dañar la autoestima de las personas a las que se critica.

En el ámbito del enfoque del problema, la constructiva se enfoca en identificar qué problemas puede haber en lo criticado, aportando áreas de mejora específicas y soluciones o sugerencias para resolver esos posibles errores. La destructiva se centra en resaltar los errores y defectos sin ofreer alternativas o ideas para solucionarlo.

En el ámbito relacionado con el tono, la constructiva se transmite de una forma respetuosa y considerada en el discurso, haciendo uso de un tono de voz amigable y empático. Por el contrario la destructiva tiende a ser principalmente despectiva, agresiva y sarcástica, lo que suele provocar hostilidad y resentimiento.

En la orientación de la crítica hacia la persona o hacia lo que ha hecho, la constructiva se centra en el acto o comportamiento, buscando mejoras o formas de actuar diferentes, evitando atacar o juzgar. En cambio, la destructiva se dirige subjetivamente a la persona haciendo comentarios negativos sobre su valía o habilidades personales y generando sensación de que este comportamiento o acción representa a la persona como un todo.

Cómo hacer una crítica constructiva

Una vez identificadas ambas fórmulas, según resume la psicóloga, que la crítica constructiva se centraría en proporcionar comentarios constructivos respaldados por ejemplos específicos para mejorar en algún área y siempre en un tono respetuoso y bien intencionado mientras que la destructiva aportaría comentarios que no ayudan a mejorar ni como persona ni como pareja ni como amigo ni como empleado.

Por tanto, para formular una crítica constructiva la persona que la realiza debe dar los siguientes pasos:

1. Información. Antes de opinar acerca de un tema, debe estar bien informado al respecto. Cuando se critica sin tener conocimiento de la situación, la opinión carece de validez. Escuchar con atención y preguntar las dudas puede ser útil.

2. Evaluación. Antes de emitir la crítica, se debe pensar en las variables que conforman la situación para encontrar las estrategias más favorables. Criticar antes de buscar otra alternativa no solo no aporta sino que destruye.

3. Valoración. Debe reconocer el esfuerzo y las virtudes de la persona criticada. No todo lo que hace es negativo, por lo que también deben remarcarse los aspectos positivos.

4. Tiempo y lugar. Se debe intentar hablar en el momento indicado y con esa persona en concreto, pues de esa manera se evita la exposición a las opiniones de los demás.

5. Comunicación. Debe transmitirse la opinión con respeto, aprecio y claridad. Atención a la forma y a las palabras. Ser claro es importante para evitar posibles interpretaciones erróneas.

6. Reforzamiento positivo. No debe centrarse en los errores, sino en aquellas circunstancias que pueden mejorar. Debe darse prioridad a todo lo que puede mejorar positivamente.

7. Foco. Se evitarán las generalidades y únicamente se centrarán en lo que debe mejorar. De esta manera se logrará una respuesta más positiva.

8. Posibilidades. Si el cambio no depende de la otra persona y no tiene recursos para mejorar la situación, la crítica pierde sentido. La idea aportar ideas de cambios que estén al alcance de la otra persona.

9. Derecho a réplica. Una vez que se ha expresado el pensamiento es importante que la otra persona pueda plantear lo que considera al respecto, pues se trata de mejorar la situación entre ambos.

Paraguas de la calma frente a la crítica destructiva.

¿Qué hay detrás de la crítica destructiva?

Según explica la psicóloga son muchas las posibles razones que podrían llevar a una persona a realizar críticas destructivas y todas ellas tienen que ver con conceptos como el egocentrismo, el sentimiento de inferioridad, la inseguridad, la necesidad de tener el control de la situación, el miedo, la frustración, la venganza o incluso la búsqueda de admiración o aprobación. Y así explica cada una de ellas:

- Egocentrismo. Se sienten con derecho a un trato o condición especial y creen que no lo están recibiendo. «En estos casos, la persona puede creer que le debes algo o simplemente es demasiado egocéntrica y piensa que debes ponerte a su servicio y, si no lo haces, utiliza la crítica para hacerte sentir mal», apunta.

- Necesidad de control. Les gusta estar a cargo de la situación en todo momento y se asustan cuando sienten que están perdiendo el control. En estos casos, criticar les devuelve, al menos en parte, la sensación de control porque así creen que empequeñecen al otro y toman las riendas.

- Búsqueda del beneficio. Quieren sacar provecho, en cuyo caso lo más probable es que las críticas se realicen ante alguien más, para parecer mejores y más capaces o lograr avanzar, ya sea en el trabajo o en el grupo de amigos. En esos casos, pueden ver al criticado como a un rival o competidor.

- Afán de protagonismo. Piensan que están ayudando al criticado porque le brindan parte de su sabiduría o experiencia. De hecho, muchas críticas dolorosas pueden esconder buenas intenciones, aunque sean realizadas de la manera inadecuada. En estos casos pueden pensar que solo sus puntos de vista son válidos, por lo que critican a quien se atreve a sugerir algo diferente.

- Buscan atención, admiración y aprobación. Intentan obtener la atención pero como carecen de habilidades sociales y/o emocionales, no saben hacerlo de una manera asertiva, por lo que terminan criticando y quejándose. En estos casos cando las personas piensan que son expertos en alguna materia o campo suelen criticar a los demás para demostrar lo que saben y reafirmarse en su posición, buscando así admiración.

- Frustración. Se sienten frustrados porque han intentado expresar sus necesidades u opiniones de manera más asertiva pero sienten que no se les ha prestado la suficiente atención y, como resultado, descargan ese enfado en la crítica. También puede darse el hecho de que se sientan heridos por determinadas palabras o acciones pero que no se atrevan a mencionar directamente y encubran esa insatisfacción bajo una crítica más o menos razonable.

- Proyección de miedos e inseguridades. Cuando las personas no aceptan alguna de sus facetas y las reconocen en los demás éstas generan un gran rechazo y dan pie a la crítica. Es lo que se conoce como 'yos repudiados'.

- Venganza y sensación de poder. Pueden intentar vengarse a través de la crítica por alguna situación que nunca asimilaron del todo, convirtiendo así la crítica en una herramienta de humillación y vergüenza. Pero además necesitan sentirse poderosos, aunque eso signifique pasar por encima de una persona. La crítica puede convertirse así en una especie de bastón que acredite su poder.

Cómo extraer lo positivo de una crítica

Pero al igual que hay buenas formas de criticar, también hay buenas formas de aceptar las críticas que pueden ayudar a extraer las partes positivas que son, según aclara la experta, las que realmente pueden servir para mejorar. Así, estas serían las diez claves para valorar una crítica:

1. Agradece. Sonríe y da las gracias, aunque no estés de acuerdo con la crítica. Piensa que la persona que la hace está dedicándote su tiempo.

2. Mantén la calma. No pierdas los nervios. No te lo tomes como algo personal, ni lo generalices («es que siempre me dices…», «es que nunca tienes en cuenta…»). Céntrate en la situación concreta.

3. Tómate tiempo antes de responder precipitadamente. Cuenta hasta diez y respira. Piensa y analiza el mensaje antes de contestar.

4. Piensa en positivo. Es importante convencerse de que existe una buena intención en la crítica. Extrae la aportación de la idea, aunque la persona no sea la indicada o las formas o el momento no sean los más apropiados.

5. Extrae la esencia del mensaje y el beneficio para ti.

6. No niegues la crítica y quédate con lo que te ayude a aceptar tus errores.

7. No te victimices. Usa esa energía para mejorar, no para ponerte a la defensiva, para quitarle importancia al comentario o para atacar a la otra persona.

8. Pide sugerencias. Aprende de los demás y pregunta cómo lo mejorarían ellos estando en tu situación.

9. No contraataques. La actitud defensiva no te servirá de nada. El «y tú más» no aporta nada positivo.

10. Escucha atentamente. Evitarás cometer el mismo fallo en el futuro.

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