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Cómo comprender las emociones: «La felicidad es vivir en armonía con uno mismo»

El Dr. Enrique Rojas habla en su último libro de los sentimientos, emociones, pasiones y motivaciones que condicionan la conducta

Seis libros que recomiendan los psicólogos para combatir la ansiedad

Marián Rojas Estapé: "Las personas vitamina no nos juzgan y atienden con interés"

Raquel Alcolea

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Las emociones se pueden clasificar en pares antagónicos: amor y odio, alegría y tristeza, paz y miedo, admiración y desprecio, etc… Y lo cierto es que, tanto ellas como las pasiones y motivaciones pueden condicionar la conducta. Por eso saber identificarlos puede ayudar, no solo a ser capaz de controlarlos, sino a conseguir dominarlos y que no sean estos aspectos los que nos dominen. Esto es lo que propone el doctor Enrique Rojas, catedrático de Psiquiatría y Psicología Médica y director del Instituto Rojas-Estapé de Psiquiatría, en su obra 'Comprende tus emociones' (Espasa), donde a través del diagnóstico y la evolución de los pacientes que ha tratado, explica cómo afrontar los sentimientos negativos y controlar los positivos para no dejarse arrastrar irracionalmente por ellos.

¿Qué objetivos persigue con la publicación de este libro?

El tema de la afectividad tiene una enorme importancia. Explorar la propia personalidad y conocer el mundo de los sentimientos y las emociones significa conocerse a sí mismo.

¿Por qué están tan de moda los temas emocionales y afectivos?

Porque vivimos en un cierto neo romanticismo que implica de alguna manera una especie de vuelta al siglo XIX en el sentido de exaltar los sentimientos, las emociones y las pasiones, en detrimento del racionalismo. Un botón de muestra es la enorme resonancia que tiene hoy la inteligencia emocional.

¿Qué es la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional es aquella capacidad para mezclar con arte los instrumentos de la razón y las herramientas emocionales formando una síntesis.

Habla de los pares de emociones contrapuestas alegría/tristeza, amor/desamor… ¿por qué los ordena así?

En el libro he citado las seis emociones más frecuentes desde el punto de vista estadístico y todas son bipolares y todas nos ofrecen dos paisajes, uno positivo y otro negativo. La idea es ayudar a gestionar mejor la vida emocional sabiendo distinguir si la tristeza que siente se debe a algo concreto o tiene que ver con una depresión clínica o si el miedo que siente es un temor racional y combatible o si en realidad puede deberse a un estado de ansiedad o incluso a una crisis de pánico.

¿Cómo se puede conseguir un buen equilibrio entre corazón y cabeza?

Bueno, esa madurez se puede lograr evitando ser demasiado sensible psicológicamente o evitando ser demasiado racional y frío, porque la vida necesita una interpretación en esos dos sentidos. Son sentimientos y argumentos, emociones y razones... Y esa es la dirección en la que apunta el libro.

¿Cuáles son las claves para acertar en la elección afectiva?

Hay dos psiquiatras americanos que dirigen el observatorio de conducta conyugal de Washington. Uno es Gottman y otro es Silver, que han trabajado precisamente sobre este tema. Algunas de las pautas que pueden destacarse sobre ello podrían resumirse en cuatro puntos. Uno sería no idealizar en exceso a la persona elegida, el segundo sería ser capaz de tener perspectiva y ver las aptitudes y las limitaciones, la tercera es ser consciente de que el amor es un trabajo de artesanía psicológica y, por último, aprender que hasta el mejor amor, antes o después necesitará una revisión médica.

¿Y cómo se enseña a la gente joven a gestionar de forma adecuada la vida afectiva?

Observo que existen hombres que fingiendo amor, lo que buscan en sexo y que hay mujeres que fingiendo sexo, lo que realmente buscan es amor.

Creo que a la gente joven le puede ayudar tener claro, de entrada, qué modelo de persona busca.

Para mí el amor es libertad y prisión, pues el amor te hace libre y te hace esclavo. Pero lo cierto es que hoy en día es mayoría el perfil del chico joven en torno a los 30 años que tiene pánico al compromiso.

Asegura en su obra que existe una epidemia de rupturas de pareja, ¿Cómo propone combatirla?

En algunas ciudades como Londres, París, el norte de Europa, Copenhague o Estocolmo el 70% de las parejas están rotas. Y algunas se rehacen y luego se vuelven a romper.

Creo que falta educación sentimental y también inteligencia emocional. Y para mejorar hay que cultivar cuatro elementos: los sentimientos, la inteligencia, la voluntad y la espiritualidad. De hecho para que un amor no tenga fecha de caducidad es necesario estos cuatro elementos mezclados con arte y oficio.

Hay un capítulo interesante en el libro sobre el desamor, ¿Cómo se puede superar de forma positiva?

Puedo dar tres consejos para una pareja con dificultades: uno es evitar discusiones innecesarias. Otro es no sacar la lista de agravios del pasado y tres. Y el último reside en aprender a darle a las cosas que pasan en la pareja la importancia que realmente tiene.

Habla usted de la felicidad como un motor de la vida, ¿Qué es la felicidad para usted?

La felicidad consiste en estar contento con uno mismo al comprobar que hay una buena relación entre lo que he deseado y lo que he conseguido. A modo de síntesis podría decir que la felicidad es vivir en armonía con uno mismo.

¿Cuántos tipos de felicidad existen?

Hay dos modalidades de felicidad, entre las cuales cabe un espectro intermedio de forma de ser felices, que son la felicidad puntual y la felicidad estructural.

La primera se refiere a cosas muy concretas o momentos concretos en que uno saborea la vida en positivo. Pero luego está la felicidad estructural, que es aquella que explora, resume y valora el proyecto personal de vida con cuatro notas básicas, que son amor, trabajo, cultura y amistad.

Una, por tanto, es más superficial y la otra es más profunda.

En su obra también hace referencia a la parte bioquímica de las emociones: ¿Cuáles son las principales sustancias implicadas?

La primera es el cortisol, que es la hormona del estrés y de la ansiedad y que se pone en marcha en momentos de tensión emocional.

Otra es la dopamina, que es la hormona del placer, que asoma en nuestro territorio bioquímico cuando nos sentimos bien.

Todas las emociones tienen un mapa bioquímico.

Asegura que las dos enfermedades psíquicas más importantes son las depresiones en plural y los estados de ansiedad y las crisis de pánico, ¿qué pronostico tienen hoy?

Bueno, las depresivas endógenas se curan hoy en un noventa por ciento, tanto las monopolares como las bipolares. En cuanto la ansiedad lo importante es saber a qué se debe o cuál es su origen y en las crisis de pánico es fundamental diseñar una terapia alternativa para que esa persona tenga herramientas farmacológicas para una emergencia. Se trata de explicar al paciente cómo puede gestionar en los momentos de de crisis, de ansiedad o de pánico. Y llevar una medicación preventiva que ayude a disolver la ansiedad.

¿Podría decirse que el psiquiatra se ha convertido en la sociedad actual casi en el médico de cabecera?

Bueno mi padre fue uno de los primeros psiquiatras españoles, Luis Rojas Ballesteros, que fue catedrático de Universidad en Granada y luego yo he sido alumno de López Ibor, de Vallejo-Nágera y de Alonso Fernández, que son tres grandes catedráticos y grandes profesores de psiquiatría.

Hace 30 o 40 años el psiquiatra era el médico de los que están mal mentalmente. Y lo cierto es que hoy en día nos hemos dado cuenta de que hemos cambiado más en 20 años que en un siglo. El psiquiatra se ha convertido en el médico de familia porque han aparecido una serie de enfermedades o alteraciones psicológicas muy comunes como el estrés, la depresión, la anorexia, la bulimia, la ortorexia o las adicciones a las pantallas y existen especialidades psiquiátricas muy específicas como especialistas en depresiones infantiles, especialista en crisis de pareja, especialista en alteraciones psicológicas de la comida, las especialistas en los cambios estéticos a través de la cirugía (gente que se quiere operr la nariz, el pecho, la papada...). Por eso el psiquiatra hoy es un médico muy común.

Muchas veces se habla de emociones desagradables y de las emociones agradables. Pero, ¿existen también las emociones destructivas?

Hay dos importantes, una se da en las enfermedades depresivas agudas y tiene que ver con las tendencias o conductas autolíticas, que son manifestaciones agresivas contra el propio sujeto, que son ideas y o tendencias destructivas.

Precisamente yo hice mi tesis doctoral en 1978 sobre el suicidio y estudié 213 casos de intentos de suicidio no consumados.

Pero además están las emociones de agresividad hacia afuera, que se dan sobre todo en los trastornos de la personalidad y que se manifiesta en forma de ataque a los demás, ya sea verbal o físicamente.

El psicópata tiene un rasgo de la personalidad según el cuál este sujeto siente un cierto gusto a la hora de hacer daño a los demás.

El problema de los trastornos de la personalidad es un mal autocontrol o baja tolerancia a las frustraciones, que pueden dar lugar a agresiones verbales de gran dureza.

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