Alejandra Vallejo-Nágera: «Practicando Chi Kung a diario se enferma menos, por eso es el ejercicio de la eterna juventud»
La psicóloga y profesora del programa MBSR (Mindfulness Based Stress Reduction) en Massachusetts explica los beneficios de esta práctica ancestral, también denominada Qi Gong, que combina movimiento, respiración y meditación
El poder oculto de la respiración: así ayuda a calmar la mente y reducir la ansiedad

El Chi Kung es, junto al yoga, la única práctica que buscar entrenar y equilibrar al mismo tiempo el cuerpo, la mente, el bienestar emocional y el estado de ánimo. Según explica la psicóloga y experta en mindfulness, Alejandra Vallejo-Nágera, el nombre Chi ... Kung (también llamado Qi Gong) se podría traducir como «energía para el cuerpo», «energía en movimiento» o «meditación con el cuerpo» aunque, visto desde fuera, parece más bien una suerte de poesía en movimiento o una forma de hacer arte con el cuerpo.
Esta práctica ancestral, que se ha realizado durante miles de años en China y en otros lugares de Extremo Oriente es apta para personas de cualquier edad y condición física ya que, como describe Vallejo-Nágera, busca movimientos bellos y armónicos, que sean respetuosos con el organismo, que no produzcan lesiones y que favorezcan una buena oxigenación del cuerpo, pues combina técnicas de respiración y meditación. «Practicando Chi Kung a diario se enferma menos, por eso se llama el ejercicio de la eterna juventud o de la eterna salud», asegura.
Podría decirse, por tanto, que el Chi Kung ofrece meditar en movimiento, por lo que es una actividad especialmente adecuada para aquellas personas que tengan dificultades de concentración, ya que mediante esta práctica irán mejorando su atención, su memoria y su salud general.
Igualmente ayuda a prevenir síntomas y enfermedades de todo tipo, según la psicóloga, quien asegura que permite reducir el dolor de articulaciones, flexibilizar los músculos y al mismo tiempo, ejercitar los órganos internos, desde los alveolos de los pulmones hasta las vísceras. Si bien es cierto que, para que esto sea posible, la experta explica que cada movimiento ha de acompañarse de una respiración profunda, completa y lenta que permita pacificar el corazón y oxigenar la mente. «En los movimientos de apertura se inspira, en los de cierre se exhala. La mente estará totalmente enfocada en lo que realizas con el cuerpo, por lo cual estarás meditando en movimiento», precisa.
Beneficios avalados por la neurociencia
Sobre su evidencia como actividad protectora de la salud cabe destacar que el mundo científico ha tardado mucho tiempo en llevar a cabo investigaciones exhaustivas sobre la práctica y que esto se debió, según aporta Vallejo-Nágera, a que la China comunista, por distintos motivos tanto políticos como sociales (léase aquí el artículo del periodista de ABC Pablo M. Díez en el que explica su vínculo con Falun Gong, un culto prohibido en China), no facilitó la investigación y el estudio del Chi Kung, ni a nivel general ni desde el ámbito de la salud. Esto es lo que explica, según apunta la experta, que se conozcan mucho más en el mundo occidental los beneficios del yoga que las bondades de esta práctica oriental.
La evidencia científica actual proviene del campo de la neurociencia, concretamente de los estudios llevados a cabo por el Dr. Yi-Yuan Tang, Catedrático de Neurociencia y profesor del Departamento de Ciencias Psicológicas y Medicina Interna de la Universidad Tecnológica de Texas (EE.UU.). De hecho, tal como revela Vallejo-Nágera, se trata de una disciplina que ya se está incorporando en los protocolos de la medicina preventiva y de longevidad de Estados Unidos.
Una de las capacidades descritas por la neurociencia es que el Chi Kung permite aumentar la conciencia corporal y activar tanto la interocepción como la propiocepción. «Pensamos que tenemos cinco sentidos, pero en realidad tenemos siete», plantea la psicóloga. La interocepción es la capacidad para comprender cuestiones como a qué velocidad se está moviendo el corazón, en qué medida se ensanchan o se contraen los pulmones o cómo funcionan los intestinos. «Tenemos este sentido atrofiado y cuando no se tiene desarrollado aumenta la dificultad para prevenir o para entender cuándo estamos enfermando. A menudo lo que sucede es que atendemos al cuerpo cuando nos avisa con un gran dolor o con una molestia grave», argumenta Vallejo-Nágera.
Y el otro sentido que tiene que ver con la conciencia corporal es la propiocepción, que es la percepción de nuestro movimiento. Un sentido que, según alerta la psicóloga, también se ha atrofiado debido a nuestro estilo de vida, marcado por el sedentarismo. Sobre este asunto, la experta destaca especialmente que este sentido ocupa una parte extensa del cerebro y que el hecho de pasarnos todo el día sentados hace que cada vez se atrofie más este sentido, con el consiguiente riesgo de sufrir pérdidas de equilibrio, caídas o lesiones.
Según alerta Vallejo-Nágera la postura corporal condiciona la manera en la que se tiende a ver la vida y por eso es tan importante tomar conciencia de ella. Igualmente plantea que las emociones se expresan a través del cuerpo y que si vivimos a espaldas de sus señales es probable que no seamos conscientes de las somatizaciones que vivimos a consecuencia del estrés, la ansiedad y la hiperconexión.
Claves de la práctica
Se puede practicar a diario (y es aconsejable), mejor a primera hora (porque aporta una energía tranquila y centrada), preferiblemente al aire libre (o en sitios interiores ventilados y con circulación del aire), con ropa cómoda y sin accesorios o materiales específicos.
Los movimientos que se llevan a cabo son elegantes y contenidos, pero no controlados. En cuanto a la dinámica que plantea, durante la secuencia o tabla de Chi Kung, que es una especie de baile o de poesía en movimiento, invita al cuerpo a retomar el contacto con los elementos de la naturaleza (tierra, aire, agua, fuego), que también están en nuestro interior y cuyo vínculo hemos perdido en nuestro modo de vida en la sociedad avanzada que a su vez.
Todo movimiento de Chi Kung se practica realizando la coherencia cardiaca a través de la respiración, es decir, con 5 segundos de inhalación y 5 segundos de exhalación. Esto permite tomar conciencia de cómo se comprimen y ensanchan lo pulmones y esa respiración plena, pero lenta, ayuda a calmar la ansiedad. La secuencia dura más o menos en función del tiempo que dispongas (aunque no debería ser inferior a los 15 minutos) y también en función de la capacidad física de esa persona.
Veamos el significado de las secuencias de cada uno de los elementos:
Hay movimientos de tierra. Los pies, durante toda la práctica, se mantienen firmemente enraizados a la tierra. «Desde un punto de vista de salud mental, cuando despegas los pies de la tierra tu mente se pierde y divaga en fantasías. En el cuerpo humano, la tierra corresponde a los huesos, músculos y articulaciones. Es decir a lo que te sostiene de pie, lo que te permite estar conectado a la realidad, al aquí y al ahora y así avanzar en tu camino», describe Vallejo-Nágera.
También hay movimientos de aire que se representan imitando el vuelo de una mariposa, de un cóndor, de una garza... Y también a través de otros elementos de aire como las nubes o el sol, por ejemplo. Mientras los pies se enraizan en el suelo, la cabeza se acerca más al cielo en todos los movimientos. las ideas inspiradoras, a la creatividad, a la espiritualidad, al contacto con algo grande e infinito. «Los ejercicios de aire mejoran la amplitud y flexibilidad de los pulmones, permiten oxigenar bien la sangre y, por tanto, el cerebro y también las ideas», aclara.
Los ejercicios de agua llevan nombres de elementos marinos como «las algas», «la medusa», «la estrella de mar», la «manta raya», etc. Nuestro organismo está compuesto de un 70% de agua, por eso los movimientos del agua también son importantes. De hecho, según explica Vallejo-Nágera, son físicamente los más exigentes, lo que plantea una dualidad, ya que esa representación de «estar flotando» y tomar conciencia de la vida que hay en el agua, tanto dentro como fuera de nosotros, convive con esa mayor exigencia física en los movimientos.
Por último estarían los movimientos que representan el fuego, que en nuestro cuerpo es la energía, la motivación y las ganas. Se trata de unos ejercicios intensos pues aunque prácticamente uno no se mueve al realizarlos, el corazón y las pulsaciones se aceleran como si fuese una actividad física muy demandante.
La secuencia de movimientos, según describe la psicóloga, está muy estudiada pues en ella se va desde los elementos de tierra hasta los de fuego pasando por los de aire y agua, si bien aclara que el objetivo no es físico. «El Chi Kung es una práctica espiritual, no física. Utilizas el cuerpo para acercarte a Dios. Mientras tus pies están pegados a la tierra tu cabeza va buscando acercarse al cielo», aclara. Por eso la experta explica que al finalizar se realizan unos movimientos de equilibrio que son los que permiten estar en calma mental y abrirse a «escuchar el susurro de Dios» o «el mensaje divino» para así trasladarlo a la persona que en ese momento lo necesite.
El Chi Kung, en definitiva, aporta una «enorme energía no precipitada» y da «fuerza y flexibilidad» que, según destaca Vallejo-Nagera, son dos de los valores fundamentales en la sociedad actual que está marcada por «no querer perderse nada» pero al mismo tiempo «no ser capaz de comprometerse a nada».
Pensar, según apunta, requiere tiempo, observación, pausa y atención. Y en este momento existe precisamente un gran déficit de atención, observación, tiempo, interés y compromiso. Por eso la experta opina que esta práctica puede contribuir a protegernos de la cantidad de problemas de salud mental que se viven en la actualidad. «Es una higiene y una limpieza física, mental, anímica y espiritual con la que se trabaja los cuatro aspectos del comportamiento humano: fuerza emocional, conexión mental, limpieza mental y trascendencia», concluye.
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