Psicología
Morderse las uñas: tu cabeza sabe por qué lo haces
La onicofagia es más habitual en las uñas de las manos pero, por muy desagradable que parezca, también puede afectar a las uñas de los pies

Qué manía la de muchas personas por llevarse los dedos a la boca y morderse las uñas, la piel de alrededor... Aunque aparentemente se hace para desestresarse, las consecuencias pueden llegar a ser nefastas. ¿Por qué? Porque tanto la boca como los dedos pueden infectarse, ... sangrar...
Para empezar, morderse las uñas es un hábito compulsivo, más frecuente en niños que en adultos. Al parecer, afecta al 20-45% de la población, con un ligero predominio en mujeres sobre hombres, y hay quienes consideran que es un signo que acompaña a un problema psicológico o psiquiátrico, que forma parte de los trastornos obsesivos compulsivos (TOC). Este tipo de conductas están relacionadas con una elevada ansiedad, la cual a la persona le resulta difícil de gestionar, por lo que es esta ansiedad la que lleva a la persona a poner en marcha conductas compulsivas para contrarrestar dicha ansiedad.
La onicofagia , como se conoce al acto de mordisquear, es más habitual en las uñas de las manos pero, por muy desagradable que parezca, también puede afectar a las uñas de los pies . Lourdes Navarro, dermatóloga miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología, comenta que cuando ocurre esto último hay que estar en alerta para «descartar que el paciente tenga un problema psiquiátrico asociado ».
Lidia Asensi, psicóloga del Centro Psicológico Cepsim, indica que son varias las causas que pueden generar la aparición de esta conducta compulsiva:
- Encontrarnos en una situación que nos pueda generar estrés y/o ansiedad.
- Emociones como el miedo , también son generadoras de la puesta en marcha de esta conducta.
- Está conducta también está relacionada con personas como baja tolerancia a la frustración y con un alto nivel de exigencia y perfeccionismo.
«Quienes se muerden las uñas es porque en algún momento anterior aprendieron que eso les ayudaba a gestionar la situación estresante»
Lidia Asensi
Psicóloga
«Ante estas emociones, el morderse las uñas tiene un efecto calmante para las personas que emplean esta conducta. En algún momento anterior aprendieron que morderse las uñas les ayudaba a 'gestionar' la situación estresante en la que se encontraban, obteniendo una sensación de calma posteriormente», dice Lidia Asensi, que añade que también existe un efecto estimulatorio : «En situaciones de aburrimiento, esta estimulación les distrae».
Moderse las uñas tiene consecuencias negativas a diferentes niveles, tal como indica Lidia Asensi: A nivel físico , la aparición de infecciones, heridas, sangrado y desconfiguración de los dedos y/o los dientes. A nivel emocional puede generar cierta frustración, debido a que es un conducta difícil de controlar, en la que la persona siente incapacidad de contener el impulso de morderse las uñas, a pesar del dolor que pueda estar sintiendo. A nivel social puede resultar poco atractivo presentar las manos con las uñas mordidas, afectando así a la imagen de la persona.
¿Por qué resulta adictivo? Porque al mordernos las uñas nuestro cerebro libera ciertas hormonas relacionas con el bienestar. Incide en el circuito de la recompensa. Por lo que nuestro cerebro aprende que al mordernos las uñas nos vamos a sentir más tranquilos.
«El tratamiento para dejar de comerse las uñas varía según la gravedad del caso»
Leticia Doñagueda
Psicóloga
Parar esta conducta
Para abordar este asunto existen distintos métodos, pero en los casos más recurrentes, se recomienda la terapia psicológica. «Lo más importante de la intervención psicológica es conocer las causas que le llevan a realizar la conducta, ya que el hecho de comerse las uñas puede ser un gesto que oculte la existencia de otros problemas psicológicos de importancia», dice la experta en psicología Leticia Doñagueda.
La Asociación Americana de Psiquiatría calificó la onicofagia como un trastorno obsesivo compulsivo , pero en terapia se hace preciso profundizar en la historia de vida de la persona que lo sufre y así encontrar las causas que le llevan a realizar la conducta y que la está manteniendo, para poder realizar un tratamiento centrado en el caso y obtener resultados eficientes.
«El tratamiento para dejar de comerse las uñas varía según la gravedad del caso. Reemplazar esta práctica con un hábito positivo puede marcar una gran diferencia, pero igual importante es descubrir la comorbilidad de la conducta, trabajar un posible estado de ansiedad, estrés, miedo o compulsión, o incluso ahondar en la gestión de las emociones y el estilo de apego del paciente», comenta la dermatóloga Doñagueda.
«Hay que modificar los hábitos que desencadenan la actitud compulsiva de morderse las uñas»
Lourdes Navarro
Dermatóloga
La dermatóloga Lourdes Navarro, por su parte, manifiesta que la mejor forma de abordar esta conducta es «modificar los hábitos que desencadenan la actitud compulsiva ». Esta se podría considerar la primera línea de actuación con la realización de terapia del comportamiento cognitivo, terapia de inversión de los hábitos, técnicas de distracción etc. «Otras medidas serían la utilización de vendaje de los dedos, actuaría de barrera y obstaculizaría el acceso a morderse las uñas. En ocasiones, se han propuesto el tratamiento con psicofármacos y con N-acetil cisteína por vía oral a altas dosis. Las publicaciones científicas en relación con la eficacia de la N-acetil cisteína no son muy concluyentes», explica.
Para la psicóloga Lidia Asensi es fundamental reducir la activación emocional a través de técnicas de relajación, crear hábitos más saludables para la persona, es decir, ir eliminando la conducta automática de morderse las uñas y aprender a entender y gestionar las emociones.
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