Agnosia
La clave de la agnosia es que la persona conserva intacta su capacidad sensorial: el problema no es la visión, la audición o el tacto en sí mismos, sino la forma en que el cerebro interpreta la información proveniente de estos sentidos
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Imagina ver un objeto cotidiano, como unas llaves, y no poder identificarlo a pesar de que tu vista está intacta. O escuchar la voz de un ser querido sin poder reconocer quién es, a pesar de que tu audición funciona perfectamente. Estas experiencias pueden parecer sacadas de una película de ciencia ficción, pero son una realidad para quienes padecen agnosia, un trastorno neurológico que impide el reconocimiento de estímulos sensoriales sin que haya una disfunción en los sentidos mismos.
La agnosia es un término psicológico y neurológico que ha captado el interés de investigadores desde finales del siglo XIX. Afecta la forma en que el cerebro interpreta la información sensorial, lo que genera dificultades en la identificación de objetos, sonidos, rostros o incluso partes del propio cuerpo. Este artículo profundiza en la naturaleza de la agnosia, sus causas, tipos, diagnóstico y tratamiento.
¿Qué es la agnosia?
El término agnosia proviene del griego a-, que significa 'sin', y gnosis, que significa «conocimiento». Se refiere a la incapacidad de procesar información sensorial debido a daños en el cerebro, específicamente en las áreas encargadas de integrar la percepción y el reconocimiento.
La clave de la agnosia es que la persona conserva intacta su capacidad sensorial: el problema no es la visión, la audición o el tacto en sí mismos, sino la forma en que el cerebro interpreta la información proveniente de estos sentidos. Por ejemplo, alguien con agnosia visual puede ver un objeto claramente pero no identificarlo hasta que lo toca o huele.
Causas y bases neurológicas
La agnosia suele ser el resultado de lesiones en el cerebro, generalmente en la corteza occipital o temporal, que están involucradas en el procesamiento de la información sensorial. Algunas de las causas más comunes incluyen:
• Accidentes cerebrovasculares (ACV): una interrupción del flujo sanguíneo en el cerebro puede dañar las áreas responsables del reconocimiento sensorial.
• Traumatismos craneoencefálicos: golpes fuertes en la cabeza pueden afectar las conexiones neuronales necesarias para la percepción.
• Enfermedades neurodegenerativas: como el Alzheimer o la demencia frontotemporal, que afectan la capacidad de procesar estímulos sensoriales.
• Infecciones cerebrales: la encefalitis y otras infecciones pueden generar inflamación y daño en áreas clave del cerebro.
• Tumores cerebrales: pueden comprimir o destruir regiones encargadas del reconocimiento sensorial.
Dependiendo de la localización del daño cerebral, se pueden manifestar distintos tipos de agnosia.
Tipos de agnosia
Existen varias formas de agnosia, clasificadas según el sentido afectado.
1. Agnosia visual. La persona puede ver los objetos, pero no identificarlos. Se subdivide en:
• Agnosia aperceptiva: dificultad para construir una imagen coherente de los objetos. Por ejemplo, una persona puede ver fragmentos de un dibujo pero no unirlos en una forma reconocible.
• Agnosia asociativa: la persona puede describir un objeto y hasta dibujarlo, pero no darle un significado. Por ejemplo, puede ver unas llaves, describirlas como un «objeto metálico con dientes», pero no reconocerlas como llaves.
2. Agnosia auditiva. El individuo oye sonidos, pero no puede identificarlos. Existen dos tipos principales:
• Agnosia verbal (sordera verbal pura) – La persona no reconoce palabras habladas, aunque puede leer y escribir perfectamente.
• Agnosia para sonidos ambientales – El paciente no puede identificar ruidos cotidianos, como el sonido de un timbre o el ladrido de un perro.
3. Agnosia táctil (astereognosia). La persona no puede reconocer objetos a través del tacto. Si le vendan los ojos y le dan una llave, no podrá identificarla con las manos, aunque si la ve, sí la reconocerá.
4. Prosopagnosia (agnosia facial). Es la incapacidad para reconocer rostros, incluso los de familiares cercanos. Aunque la persona puede describir características faciales (como la forma de la nariz o el color de los ojos), no puede asociarlas con una identidad. Esta condición fue estudiada por el famoso neurólogo Oliver Sacks y popularizada en el libro El hombre que confundió a su mujer con un sombrero.
5. Agnosia del esquema corporal. El paciente no reconoce partes de su propio cuerpo. Un caso extremo es el síndrome de la mano ajena, donde la persona siente que su propia mano pertenece a alguien más y no puede controlarla conscientemente.
Diagnóstico y evaluación
El diagnóstico de la agnosia requiere una evaluación clínica y neuropsicológica detallada. Los médicos utilizan diversas pruebas para determinar el tipo de agnosia y su gravedad, incluyendo:
• Pruebas visuales y auditivas: se presentan imágenes y sonidos para evaluar la capacidad de reconocimiento.
• Pruebas táctiles: se pide al paciente que identifique objetos con los ojos cerrados.
• Imagenología cerebral: la resonancia magnética (RM) y la tomografía computarizada (TC) ayudan a detectar lesiones en el cerebro.
• Evaluaciones neuropsicológicas: pruebas específicas miden la memoria, el lenguaje y la percepción sensorial.
Un diagnóstico preciso es fundamental para planificar el tratamiento adecuado.
Tratamiento y pronóstico
No existe una cura específica para la agnosia, pero algunos tratamientos pueden ayudar a mejorar la calidad de vida del paciente:
• Terapia ocupacional y rehabilitación cognitiva: entrenamiento para reconocer objetos mediante otros sentidos (por ejemplo, identificar una llave por su peso o textura en lugar de la vista).
• Terapia del habla y lenguaje: para quienes tienen dificultades con el reconocimiento de palabras o sonidos.
• Estrategias compensatorias: uso de etiquetas, asociaciones y recordatorios para facilitar el reconocimiento de objetos y personas.
El pronóstico varía según la causa y la gravedad de la lesión cerebral. En algunos casos, la agnosia puede mejorar con el tiempo si el cerebro se reorganiza y otras áreas asumen la función dañada.
La agnosia es un trastorno fascinante y complejo que ilustra cómo el cerebro no solo recibe información sensorial, sino que la interpreta y la dota de significado. Aunque puede ser una condición desafiante para quienes la padecen, la investigación y la rehabilitación continúan avanzando para mejorar su calidad de vida.
Desde los estudios pioneros del neurólogo Sigmund Freud hasta las investigaciones modernas en neurociencia, la agnosia sigue siendo un campo de interés para la medicina y la psicología. Nos recuerda que la percepción del mundo no depende solo de nuestros sentidos, sino de la extraordinaria capacidad del cerebro para dar sentido a la realidad.
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