¿Tiene sentido un gimnasio para personas que no les guste ir al gimnasio?
Esta estrategia comercial, a priori contradictoria, parece que está teniendo mucho éxito
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![Máquinas de 'cardio' en un macro gimnasio](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/bienestar/2024/08/14/AdobeStock_893720054-RBFM7PaAQWuFqidxOhiBNmL-1200x840@diario_abc.jpg)
Hace relativamente poco ha llegado a España una de las cadenas de gimnasios más grandes del mundo. Una de las maravillas del libre mercado es que cada cual pueda elegir la estrategia para vender su negocio y, esperemos que con buen juicio, sea el consumidor quien decida si es o no un producto de éxito. Teniendo en cuenta las inversiones millonarias de dicha cadena y sus cifras récord de facturación internacional, hay que ver, oír y aprender, pero no deja de ser chocante que argumenten que son el gimnasio para la gente que no le gusta el gimnasio, y para ponerlo más fácil tienen una de las cuotas de inscripción más baratas que se pueden encontrar, si no la que más.
La estrategia de derribar el primer obstáculo evidente, el precio, parece que funciona y los números lo demuestran pero, ¿no es en el fondo pagar para no ir? Si usted compra unos billetes de avión a mil Euros tendrá un compromiso con el viaje infinitamente mayor que la persona que los consiguió por cien. No duele lo mismo perder un importe u otro, no hubo las mismas dudas y/o valoración del viaje a la hora de hacer el último 'clic' de compra.
¿Qué pensaría usted de un restaurante para quienes no les gusta comer? Uno con la carta más barata de España ¿Cree que los profesionales que trabajan en esa cocina sienten valorado su trabajo? ¿Buscarán la excelencia en el acabado del menú de tropa que se prepara para sus clientes a quienes, recordemos, les da igual una croqueta congelada que un producto fresco y bien cocinado? ¿Qué puede esperar ese comensal?
Mientras que el entrenamiento esté más asociado a un producto de ocio que a una necesidad de salud pública, tratarlo como una chuchería, que se puede tomar y dejar porque su valor económico es ínfimo, hace un flaco favor al sector y a la formación de sus profesionales que, dicho sea de paso, mejora año a año sin que social ni económicamente tenga ninguna recompensa. Esta visión puede ser muy personal, y es verdad. También hay que reconocer que muchos profesionales creen que lo importante es acercar los beneficios del ejercicio a cuantas más personas mejor y conseguir que viviéndolo en persona, poco a poco, consigamos su adherencia a los buenos hábitos, pero permítanme que no confíe en que las grandes operaciones comerciales hilen tan fino y se estén preocupando por su salud o la mía en particular.
El refranero es sabio y dice eso de que es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el nuestro. Y es real. También los medios de comunicación estamos inmersos en una espiral enloquecida por captar suscriptores con precios cada vez más bajos. Llegará un momento en el que si el lector saca la calculadora podrá concluir que un artículo vale unos pocos céntimos, algo que no se corresponde con la realidad. Da igual que sea un gimnasio, un restaurante, un servicio de fontanería o un arreglo de costura; un buen producto tiene un coste y un valor; entre todos tenemos que aprender a priorizar entre todo aquello que nos gustaría tener.
Que 'el gimnasio para los que no les gusta el gimnasio' sea un producto líder mundial es un indicador del lugar que ocupa el ejercicio dentro de las prioridades de la mayoría social, si es que se puede expresar así. Hay mil maneras de realizar actividad física y cuidar la salud sin ir al gimnasio, si no le gusta esta opción busque una alternativa. Ahorrará tiempo y dinero.
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