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Alfonso M. Arce

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La respuesta es que te aburrirás y lo dejarás habiendo conseguido muy poco. Este tipo de preguntas abundan en artículos publicados en todo tipo de medios y redes sociales: 'qué le pasa a tu cuerpo sí comes plátanos todos los días', 'hice cien sentadillas a diario y esto es lo que ocurrió'… Todas estas fórmulas se utilizan hasta llegar al abuso por el simple hecho de que podemos llegar a intuir que la repetición diaria de acciones sencillas puede acabar en resultados extraordinarios. Un buen hábito, por muy saludable que sea, no hace milagros y aunque consiga un resultado cercano a lo celestial tiene una curva descendente de eficacia, como casi todo en esta vida, pero más si hablamos de ejercicio físico. Vamos a intentar explicar por qué no tiene sentido que hagas el mismo ejercicio todos los días de tu vida o, como mínimo, por qué puedes aprovechar ese tiempo para que 'te rente' mucho más.

Por qué el ejercicio que vale hoy no vale en unos días o semanas

Levantar una pesa de diez kilos no se siente igual que levantar un bolígrafo. Esta perogrullada nos vale para entender que hay estímulos que suponen un esfuerzo y otros que no. Levantar un bolígrafo no acelerará nuestro pulso, no cansará a nuestro músculo, ni nos hará retorcer la cara con una mueca de esfuerzo... El estímulo no es suficiente para generar una adaptación.

Cada vez que tu cuerpo se ve sometido a un esfuerzo exigente genera, o lo intenta, adaptaciones que le permitan superar con éxito dicho estímulo cada vez que aparezca. Para que se produzca dicha adaptación no vale con que el estímulo aparezca una vez al año (ese día que decidimos ir al gimnasio a darlo todo y no volvemos hasta vete a saber cuándo), ni habrá adaptaciones una vez que el cuerpo ya haya conseguido estar listo para responder al estímulo (hacer lo mismo cada día toda tu vida).

Esta capacidad de adaptación del organismo se explica por la Ley del Umbral.

¿Qué es la Ley del Umbral?

Es aquella ley que explica cómo la adaptación es resultado de la asimilación de estímulos óptimos. Siendo estos los que se localizan entre un nivel de estímulo al que podemos llamar «Umbral» y otro al que denominaremos «Máxima tolerancia».

Hemos introducido aquí el término 'estímulos', algo importante de entender para evitar acabar haciendo lo mismo todos los días. Según la RAE, un estímulo es todo agente físico, químico, mecánico, etc., que desencadena una reacción funcional en un organismo.

Por otra parte, el entrenamiento es la realización repetitiva y programada de estímulos adecuados, con el objetivo de inducir cambios estructurales, funcionales y metabólicos. El estímulo se expresa mediante la carga de entrenamiento, que puede ser interna, externa, objetiva, subjetiva, absoluta o relativa, pero analizar esto nos abre otros temas que nos alejan del motivo de este artículo. Volvamos a la Ley del Umbral

El umbral presenta diferencias interindividuales, es cambiante con el paso del tiempo y depende del tipo de entrenamiento que se esté realizando. Según su nivel de carga, en relación a los umbrales de umbral y máxima tolerancia, encontramos 4 tipos de estímulos:

1- Aquellos sin efecto, que no producen adaptaciones sino un empeoramiento del rendimiento (capacidad aplicar fuerza y/o composición corporal).

2- Los que son de mantenimiento, que no causan pérdida ni ganancia de rendimiento

3- Los estímulos óptimos que son aquellos que consiguen mejorar tu rendimiento

4- Los estímulos perjudiciales que pueden inducir a un estado de sobrecarga funcional, no funcional o de sobreentrenamiento que dependerá de la duración y magnitud de esos estímulos

Estos umbrales se entienden mejor con esta tabla:

Estímulos insuficientes, neutros, óptimos y perjudiciales según el umbral de esfuerzo

Si has llegado hasta aquí entenderás perfectamente por qué un mismo ejercicio repetido constantemente como, por ejemplo, hacer todos los días cien abdominales, no nos llevará a ningún lado. Entonces llega la pregunta del millón y es la de qué tenemos que hacer, cómo encontramos el estímulo válido para mejorar.

¿Cómo sabemos que el estímulo es óptimo?

No hay magia, hay conocimientos y para eso hay personas que se forman como entrenadores y profesionales de la salud. La reducción a 'la inmediatez' hace que mucha gente se limite a pedir 'su tabla' de ejercicios, pero el diseño de un plan de estímulos adecuados para que mejoremos implica la concepción de un sistema autorregulado, en el que diferentes elementos del proceso de entrenamiento establecerán si el estímulo (carga propuesta) es el idóneo.

Otro error común es asumir que carga es igual a kilos o repeticiones, pero la carga de entrenamiento hace referencia a una serie de variables más complejas ya que se compone de

Volumen y Fatiga: Cantidad o tiempo/duración

Intensidad y Esfuerzo: Calidad o amplitud

Densidad y Tempo: Relación estímulo-descanso y tiempo/duración

Ejercicios y Distribución: Dirección/tipo de estímulo y relación estímulo-descanso

Conclusiones

No es lo mismo sentirnos mejor porque empezamos a hacer ejercicio a diario, que considerar que aquello que nos está dando resultado hoy, lo siga haciendo en un mes. No hay ejercicios mágicos, no hay un alimento milagroso, hay respuestas del organismo a los estímulos a los que se le somete. Elige los buenos y ponte en manos de profesionales. De verdad que no es tan simple como seguir las disparatadas recomendaciones que se encuentran por ahí de cualquier persona con ansias de ganar seguidores en redes sociales.

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