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Marcha nórdica: el deporte ideal para reconectar con la naturaleza este otoño

Desde los Picos de Europa hasta Gran Canaria, nuestro país cuenta con paisajes únicos perfectos para practicar la marcha nórdica, una de las actividades más completas y revitalizantes.

Marcha nórdica en otoño.

ABC Bienestar para Paradores

Pocos ejercicios hay más relajantes y saludables que caminar por la naturaleza. Sentir cómo la suave brisa acaricia nuestro rostro, mientras escuchamos el canto de los pájaros y el susurro de las hojas agitadas por el viento.

Caminar es uno de los ejercicios más sencillos que existen pero contribuye mucho a fortalecer nuestro cuerpo y también nos nutre el alma. Con cada paso que damos, especialmente por la naturaleza, vamos reconectando con el entorno y con nosotros mismos, nos damos la oportunidad de disfrutar de un momento de paz muy necesario en nuestro, por lo general, agitado día a día.

Si además lo que buscamos es añadir un punto más de acción a nuestro paseo, una buena forma de hacerlo es practicar la marcha nórdica. Este deporte, que nació en los años 30 en Finlandia como una forma de entrenamiento de verano para los esquiadores de fondo usando sus bastones de esquí, se ha convertido con el tiempo en un deporte por derecho propio. Una actividad que destaca por su sencillez y por su efectividad para mejorar nuestra salud.

Dos mujeres, practicando marcha nórdica.

La marcha nórdica es una forma de caminar que incorpora el uso activo de bastones, coordinando los movimientos de los brazos y de las piernas para aprovechar al máximo el ejercicio. Al utilizar los bastones de la manera correcta, se consigue ejercitar aproximadamente el 90% de los músculos del cuerpo, lo que convierte a este tipo de marcha en un entrenamiento completo. Este deporte se basa en la biomecánica del cuerpo, por lo que el impacto en las articulaciones es menor que en una caminata normal. También mejora la postura, maximiza el esfuerzo físico y aumenta la quema de calorías en un 40%.

Además de ropa cómoda y calzado adecuado, los materiales para realizar marcha nórdica se reducen simplemente a unos bastones especiales para esta actividad. Estos son un poco diferentes a los que se utilizan en el trekking, ya que no se apoyan en el suelo, sino que se usan para impulsarnos hacia adelante, y están equipados con una correa en forma de guante que va desde la muñeca hasta la palma de la mano, diseñada para permitir un impulso natural con cada zancada.

Bastones para practicar marcha nórdica.

España, un país ideal para la marcha nórdica

A pesar de estar situado a varios miles de kilómetros de Finlandia, nuestro país es un lugar excelente para la práctica de este deporte gracias a la gran variedad de tipos de terreno y diversidad de paisajes de la que disfrutamos. Todavía más en otoño, una época inmejorable para sumergirse en los paisajes cambiantes de la península.

Conscientes de este hecho y de que cada vez son más las personas que practican este deporte, Paradores hace ya un tiempo que propone a sus clientes una serie de rutas donde disfrutar de la marcha nórdica y de otras actividades, que en muchos casos parten incluso de sus propios establecimientos, habitualmente situados en el centro de bellos espacios naturales.

Algunos de estos recorridos forman parte del programa Naturaleza para los Sentidos que tiene en marcha Paradores en muchos de sus alojamientos y que consisten en actividades o experiencias que ponen el foco en el entorno natural, la biodiversidad, los productores locales, las tradiciones y los oficios ancestrales… Todo con el fin de acercar a sus huéspedes a actividades locales y contribuir a dinamizar social, económica y culturalmente las zonas en las que están situados los establecimiento.

Más de 600 kilómetros de bosques, montañas y lagos

En una de las mejores reservas mundiales de bosque atlántico, en la que habitan lobos, osos pardos o rebecos, se asienta el Parador de Fuente Dé, concretamente entre los frondosos bosques del Valle de Liébana, en Cantabria. Este valle forma parte del Parque Nacional de los Picos de Europa, un entorno único, que discurre entre Cantabria, León y Asturias, con montañas, como el Naranjo de Bulnes, cuya altitud supera los 2.500 metros.

Entorno del Parador de Fuente Dé en el Parque Nacional de los Picos de Europa PARADORES

El Parador está construido en la base del teleférico de Fuente Dé, en un entorno que invita a la práctica de todo tipo de actividades como piragüismo, barranquismo, rafting y, por supuesto, marcha nórdica, por una ruta que parte del propio alojamiento. Suele recorrerse en unas cuatro horas y permite conocer a fondo la riqueza biológica del parque nacional.

Otro de los itinerarios que propone el Parador dentro de su actividad Bosques Mágicos, nos lleva hasta el Hayedo de las Ilces, partiendo del pueblo de Espinama. Un recorrido de entre tres y cinco horas, según la dificultad, con el que además puede conocerse de primera mano la fragilidad de este tipo de bosques en estos tiempos de cambio climático.

Una forma estupenda de abrir el apetito antes de volver al Parador donde podremos disfrutar de un cocido lebaniego mientras contemplamos el paisaje alpino. Un plan ideal en esta época del año.

Un bosque mediterráneo con toques centroeuropeos

El espacio protegido de Les Guilleries-Savassona, en la Sierra Catalana, abarca más de 8.000 hectáreas de bosques mediterráneos con influencia centroeuropea, donde se mezclan robles y encinas, junto con hayas y fresnos en las áreas más húmedas. Este paisaje natural, ubicado entre el mar Mediterráneo y los Pirineos, se organiza en torno al pantano de Sau. Cerca de la orilla, se encuentra una antigua masía que hoy en día alberga el Parador de Vic-Sau, un lugar ideal para descansar después de disfrutar de las múltiples actividades deportivas o de naturaleza que ofrece la zona.

Antigua masía que hoy en día alberga el Parador de Vic-Sau. PARADORES

Una de las rutas más recomendables de la zona para practicar marcha es la que lleva al Castanyedo de Merlí, un recorrido circular de ocho kilómetros por uno de los bosques más bonitos del Montseny, con árboles que superan los 500 años. A lo largo del trayecto podremos admirar el Puente dels Segalars, masías abandonadas como Can Bosc y la Ermita de l'Erola del siglo XVI, que servía de refugio de invierno para los ermitaños que vivían en la montaña.

Tras un día de exploración, nada mejor que disfrutar de una comida típica de la comarca de Osona en el restaurante del Parador. No pueden faltar los embutidos con coca del Mossèn, habitas a la catalana o butifarra de Vic con alubias del Ganxet. Todo mientras se contempla la vista panorámica del pantano.

Vistas desde el Parador de Vic-Sau. PARADORES

Otoño y relax en la frontera gallega

En tierras ourensanas, en la frontera con Portugal, se extiende un paisaje impresionante que rodea al Parador de Verín. Un pazo gallego con vistas a la majestuosa fortaleza medieval de Monterrei, que también funciona como Parador. Muy cerca, se encuentran algunos enclaves naturales que son especialmente recomendables en otoño, como el Parque Natural de O Invernadeiro, caracterizado por sus paisajes rocosos y montañas ondulantes. Este parque, único en Galicia por no tener poblaciones humanas, está formado por los valles de los ríos Ribeira Grande y Ribeira Pequena, y está lleno de árboles que eran sagrados para los celtas como los acebos, los servales o los tejos.

Entre las rutas que ofrece el parque donde es posible practicar la marcha nórdica, destaca la circular de los Cercados, de 3 kilómetros, ideal para un paseo ligero. Otra opción, también de baja dificultad, es la ruta de las Truchas, que sigue el curso del río Ribeira Grande. Para quienes buscan un reto mayor, existe la ruta de A Aceveda, de 8 kilómetros, que asciende entre pinos hasta un mirador y recorre las partes altas de la sierra, atravesando pinares y una plantación de acebos.

Al regresar, nada mejor que relajarse en el Parador disfrutando de la gastronomía local, con un buen caldo gallego y una deliciosa empanada, mientras se descansa en el jardín o en el acogedor salón, al calor de la chimenea.

Entorno del Parador de Verín. PARADORES

Naturaleza y serenidad en el corazón de Gran Canaria

Un 46% del territorio de Gran Canaria ha sido declarado Reserva de la Biosfera y ofrece un patrimonio natural extraordinario, con espacios como el Parque Natural de Tamadaba, Pilancones, la Reserva de Inagua, las dunas de Maspalomas y los Tilos de Moya. También el Parque Rural del Nublo, el más grande de la isla, que alberga el icónico monolito volcánico del Roque Nublo, de casi 90 metros de altura, y que marca el punto más alto de la isla.

Desde el Parador de Cruz de Tejeda, ubicado a más de 1.500 metros de altura en el centro geográfico de la isla, se pueden contemplar las montañas y la caldera volcánica de Tejeda. Entorno inigualable que puede disfrutarse a pie desde diversas rutas, como la que propone el Parador, que parte del encantador pueblo de Tejeda, elegido como uno de los Más Bonitos de España, y que conduce al Roque Nublo tras dos horas de marcha por un frondoso pinar.

Vistas de las montañas y la caldera volcánica de Tejeda desde el Parador PARADORES

Además, puede completar la experiencia participando en una sesión de meditación al aire libre y, para culminar el día, sumergirse en la piscina climatizada del circuito termal del Parador, ideal para disfrutar de un relajante atardecer.

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