Día Mundial contra el cáncer
Ejercicio de alta intensidad contra el cáncer: «No hay que fragilizarles, no vale solo con andar»
La doctora Soraya Casla, pionera en el desarrollo del ejercicio oncológico en España, revela en su libro 'Ante el cáncer, muévete' cómo puede ayudar el ejercicio a mejorar la salud durante y después del cáncer
Cómo adquirir el hábito de hacer ejercicio y permanecer en el gimnasio sin esfuerzo
Ejercicio y cáncer: una píldora de salud sin efectos secundarios
![Soraya Casla, durante uno de los entrenamientos de 'Ejercicio y cáncer'](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/bienestar/2024/02/02/ejercicio-cancer-1-Rt8kymirBY64oooCFlECFJJ-1200x840@abc.jpeg)
Gema, Ruth, Begoña, Patricia, Amelia, Ana Rosa... A ellas el cáncer les cambió la vida, pero lo que nunca hubieran imaginado es que la transformación más grande, poderosa y positiva fuese a llegar gracias a una sola decisión: hacer ejercicio antes, durante y después del tratamiento oncológico. No esperaron sentadas en el sofá a que todo pasase, ni a que todo siguiera su curso, sino que tomaron las riendas de su cuerpo y decidieron moverse. Unas, siguiendo los consejos de su oncólogo, otras tras conocer la experiencia de amigas o gente cercana y otras buscando por su cuenta la mejor manera de mantenerse activas para que su día a día no se frenase en seco. Así lo cuentan en los testimonios que recoge 'Ante el cáncer, muévete' (Vergara), el libro en el que la Dra. Soraya Casla, pionera en el desarrollo del ejercicio oncológico en España, revela de una forma clara, sencilla y didáctica cómo puede contribuir el ejercicio físico no sólo a mejorar la vida de las pacientes de cáncer, sino también a reducir el riesgo de sufrir otras enfermedades.
Su prioridad son ellas, sus deportistas con cáncer, esas que cada semana se ejercitan con ella y con Mónica Castellanos, de su equipo, en el Retiro madrileño gracias a la creación de 'Ejercicio y cáncer'. Pero en el trasfondo de este proyecto hay mucho más. Es sólo la punta del iceberg. Ahora ya se habla del ejercicio oncológico con una cierta normalidad, pero lo cierto es que no siempre fue así y, aunque el camino comienza a allanarse, aún queda mucho por hacer. Sobre ello hablamos con la Dra. Casla...
Cuando hace referencia a si deben o no hacer ejercicio las pacientes de cáncer, ¿se tiende a fragilizarlas diciéndoles que descansen, que estén tranquilas y que no se muevan del sofá?
Sí, se les fragiliza a menudo. Pero una de las cosas buenas que tiene tiene el ejercicio físico es que les ayuda a normalizar, pues lo cierto es que asociamos la práctica de ejercicio a cuando estamos sanos o a cuando estamos bien y cuando las pacientes de cáncer hacen ejercicio sienten que están normalizando su vida y que su día a día no es sólo ir al hospital, preocuparse por el tratamiento y por la enfermedad, sino que están viviendo su vida. Una de mis pacientes siempre dice algo que me encanta y es que como a ella le gusta que le vea la gente es haciendo ejercicio y no como una persona dependiente que sufre, que vomita después del tratamiento o que se siente siempre agotada. Ella quiere que la vean corriendo, saltando, levantando peso, esforzándose y riéndose con sus compañeras de entreno. Hacer ejercicio implica normalizar la vida y hacer aquello que les sienta bien.
Tras el lanzamiento de su libro y la divulgación de su contenido tanto en las redes sociales, como en los medios de comunicación o en las presentaciones, ¿Qué dudas o preguntas le han sorprendido más?
Me llama la atención que aún haya gente que diga: «No tenía ni idea de que el ejercicio fuera bueno para los pacientes de cáncer». Y es cierto que el apoyo mediático es cada vez mayor y que las instituciones están más concienciadas de la importancia de divulgar el carácter preventivo del ejercicio físico pero si se pone esta cuestión en perspectiva hay que recordar que en el año 2000 ya se contemplaba en Estados Unidos como algo esencial y que en 2010 ya se planteaba esta práctica en los hospitales. Y en España aún siguen preguntándose muchas personas si el ejercicio intenso es algo bueno para los pacientes de cáncer. Algo falla.
¿Qué es lo que falla?
Me voy a mojar porque creo que es un problema que hay que abordar desde la educación. Hay que llegar a los niños, a los adolescentes y a los jóvenes para que entiendan que el ejercicio físico no implica sólo competir y que no se trata solo de jugar al fútbol, de practicar atletismo o a cualquier otro deporte porque eso no es la educación física. La educación física implica entender que el ejercicio es una obligación si queremos evitar ser víctimas de las enfermedades que son la primera causa de muerte en el mundo de los países desarrollados, como es la obesidad, el cáncer y las enfermedades vasculares. Y también deben entender que si están estudiando es fundamental hacer ejercicio porque eso les ayuda a tener una mayor irrigación cerebral, a fijar mejor los conocimientos si están en época de exámenes y a un mejor rendimiento en todos los sentidos.
Y desde el punto de vista clínico, ¿Qué falla?
Es verdad que ahí está evolucionando de otra manera. Pero esto no empieza con un centro y con 200 pacientes, lo que estamos haciendo con 'Ejercicio y cáncer' lleva detrás muchos años de estudio, mucha investigación, muchos congresos, mucho trabajo... La formación es esencial y creo que todos lo que se quieran dedicar al ejercicio oncológico tienen que entender que esto implica una formación continua y que a los que trabajamos en esta disciplina nos sucede igual que a los médicos: tenemos que conocer todas las innovaciones y todos los tratamientos en este campo porque cada uno de ellos genera interacciones distintas con el cuerpo o diferentes efectos secundarios y eso se tiene que tener en cuenta a la hora de marcar las pautas para el ejercicio físico.
Cuando se habla de los beneficios del ejercicio oncológico, ¿esto incluye cualquier tipo de ejercicio?
No. Y esto es algo que es importante aclarar pues no vale cualquier tipo de ejercicio cuando hablamos de todo lo que se puede conseguir con el ejercicio oncológico. Porque si creemos eso, si creemos que vale con andar o si transmitimos esa idea nos podemos encontrar con muchos pacientes que pueden llegar decepcionados porque salen a diario a caminar pero siguen igual de cansados, con los mismos problemas musculares, con las mismas neuropatías y con la misma situación porque no aprecian cambios. Si decimos que todo vale o que vale cualquier ejercicio estamos dando un mensaje erróneo. Para que sea efectivo tiene que ser un ejercicio de alta intensidad específico que combine ejercicio cardiovascular, ejercicio de fuerza y ejercicios propioceptivos o neurales. Porque esa combinación es la que permite trabajar todos los aspectos: el metabólico, el esquelético, el funcional y la parte neural.
![Pacientes de cáncer, durante uno de los entrenamientos en el Retiro con 'Ejercicio y cáncer'](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/bienestar/2024/02/03/ejercicio-cancer-2-U04872662741CsC-760x427@abc.jpeg)
En el prólogo de su libro, el Dr. Miguel Martín hace referencia a dos ejemplos que prueban cómo mejora el ejercicio la calidad de vida de un paciente oncológico: combate la astenia que producen los tratamientos antitumorales y reduce la intensidad de los dolores articulares. Pero, ¿Qué destacaría de su experiencia diaria con las pacientes?
Lo más brutal es descubrir que si empiezan sus tratamientos oncológicos pero previamente han comenzado a hacer el tipo de ejercicio físico que he citado la reducción de los efectos secundarios de la quimioterapia o de cualquier otro tratamiento es muy clara, es muy evidente. Pueden tener alguna alteración pero no tienen días horribles en cama (o si los tienen se pueden contar con los dedos de la mano) y perciben su día a día con más normalidad pues en realidad pueden hacer prácticamente todo lo que hacían antes de haber sido diagnosticados. Se sienten menos cansadas, notan una menor desregulación del sueño, una menor pérdida de masa muscular y una menor ganancia de grasa y no solo mantienen su composición corporal sino que además pueden llegar a mejorarla.
![Imagen - «Para que sea efectivo tiene que ser un ejercicio específico que combine ejercicio cardiovascular, de fuerza y propioceptivos o neurales. Porque esa combinación permite trabajar todos los aspectos: el metabólico, el esquelético, el funcional y la parte neural»](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/bienestar/2024/02/02/soraya-casla-U28052743082ePz-170x170@abc.jpg)
«Para que sea efectivo tiene que ser un ejercicio específico que combine ejercicio cardiovascular, de fuerza y propioceptivos o neurales. Porque esa combinación permite trabajar todos los aspectos: el metabólico, el esquelético, el funcional y la parte neural»
Dra. Soraya Casla
La explicación a estos efectos está en que el ejercicio hace que se alteren mucho menos todos los procesos fisiológicos y metabólicos que provocan los tratamientos oncológicos. Y las alteraciones metabólicas dan lugar a un envejecimiento. Por eso no es raro que algunos pacientes sientan después de un tratamiento que se han echado varios años encima encima. Tiene lógica que se encuentren así, pues realmente es lo que ha sucedido a nivel fisiológico. Sin embargo, con el ejercicio evitamos que esto pase o incluso podemos reducir ese efecto hasta el punto de que cuando terminen los tratamientos muchas pacientes sienten que tienen la edad quee tienen y no mucho más.
Imagino que muchas de las pacientes con cáncer que se plantean hacer ejercicio les cuesta entender que les va a ayudar a reducir esa fatiga constante que sienten...
Les cuesta entenderlo al principio, antes de empezar, pero esa sensación cambia el primer día, pues se dan cuenta de que en cuanto acaba el entrenamiento se van a casa con el doble de energía. Todas ellas dicen que se van mejor de lo que vinieron y repiten aunque les cueste, aunque no les apetezca, aunque les resulte duro porque saben que después se van a encontrar mejor.
Pero no es sólo una sensación, pues tiene una explicación científica. Los tratamientos alteran la forma de producir energía de las células, dañan la mitocondrias y éstas a su vez son menos capaces de producir energía. Y a esto muchas veces se le suma que debido a esa disfuncionalidad mitocondrial muchas personas vayan perdiendo masa muscular. ¿Y qué es lo que hacemos con el ejercicio físico de alta intensidad? Aumentamos la cantidad de fábricas de energía del cuerpo y hacemos que funcionen mejor.
En 'Ante el cáncer, muévete' habla de la necesaria y constante actualización de los profesionales del ejercicio oncológico y de la importancia de la interrelación y comunicación con otros profesionales médicos implicados en la mejora de los pacientes, ¿Cuáles son los avances que se han dado en este sentido y cuáles son las asignaturas pendientes?
Por un lado veo avances importantes porque los oncólogos, los oncólogos radioterápicos y todos los especialistas involucrados en el ámbito oncológico, así como los endocrinos, los urólogos, los ginecólogos o incluso los miembros de la industria farmacéutica están muy concienciados de que el ejercicio es una pata más y de que es fundamental. Y este es un primer paso que ya se ha conseguido. El hecho de que la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) esté haciendo difusión de sus programas de ejercicio y cáncer y que además ponga el acento en la importancia de la prevención es para destacar y para hacer gala de ello.
Pero hay que seguir trabajando para que se entienda que no vale cualquier cosa ni cualquier tipo de ejercicio y que hay que funcionar en equipo. En 'Ejercicio y cáncer' trabajamos con fisioterapeutas, nutricionistas, ginecólogos y contribuimos a la formación de los profesionales implicados en el proceso de mejora de las pacientes porque pensamos que estamos aquí para sumar. Es esencial entender que cada uno puede hacer algo bueno por el paciente pero que los que tenemos que poner de acuerdo somos los profesionales ya que de lo que se trata es de cuidar a los pacientes y no de alimentar nuestro ego o de primar nuestra actividad. Siempre que se colabora con otro profesional se aprende el doble o el triple. Y es algo fructífero pero para quien debe ser algo realmente bueno todo lo que hagamos es para el paciente y no podemos perder el foco.
Muchas personas que han recibido un diagnóstico de cáncer se encuentran perdidos al principio y no saben por dónde empezar: unos nunca han hecho ejercicio, otros sí, otros no se ven capaces... ¿Qué pasa cuando nunca se ha hecho ejercicio?
Es algo muy habitual y hay muchos casos así. Pero una de las frases que más he escuchado cuando me refiero a estos casos es: «me habéis cambiado la vida». Pero en realidad no hemos sido nosotras las que les hemos cambiado la vida, lo que les ha cambiado la vida es sentir esas mejoras que han sentido gracias al ejercicio.
Lo más satisfactorio de todo es saber que hay pacientes que, una vez que han superado el cáncer, siguen haciendo ejercicio a alta intensidad y también es gratificante pensar que muchas de elles se pueden llegar a encontrar mejor fisiológicamente que antes de padecer el cáncer. Esto nos lleva a pensar que ojalá hubieran comenzado a hacer ejercicio sin un diagnóstico de cáncer previo, sí. Nadie quiere que el cáncer sea el motivo que le lleve a cambiar de vida, pero sí que hay que poner en valor que les hemos ayudado a sentirse mejor en todo este proceso, que además es muy complicado, y que eso es lo importante.
«Las pacientes de cáncer que más se esfuerzan haciendo ejercicio son aquellas a las que se lo ha recomendado su oncólogo»
Dra. Soraya Casla
El aumento de los índices de supervivencia en pacientes de cáncer gracias al ejercicio es otro de los beneficios que refiere en su obra...
Es uno de los beneficios del ejercicio que más destaco y siempre digo a las personas que entrenan con nosotras que lo que están haciendo permite aumentar entre un 35 y un 40% la supervivencia no solo porque se vaya a reducir la posibilidad de volver a padecer un cáncer sino porque baja la probabilidad de tener otras enfermedades que pueden aparecer tras el cáncer como las patologías cardiovasculares. No olvidemos que una persona que pasa por un tratamiento oncológico tiene un 70% más de riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, así que el ejercicio juega un papel esencial.
Y si hablamos de datos quiero recordar que con el ejercicio se aumenta la supervivencia entre un 35% y un 40% mientras que con algunos fármacos multimillonarios que se incluyen en la Sanidad Pública se aumenta el porcentaje de supervivencia entre un 15% y un 25%. Y tienen que existir esos fármacos, por supuesto, los tratamientos oncológicos son fundamentales. Pero siempre me pregunto cómo es posible que no receten el ejercicio cuando se sabe científicamente que es capaz de aumentar la supervivencia a niveles más altos que cualquier fármaco.
También es cierto que cuando un médico prescribe un tratamiento oncológico sabe que esa persona tomará la dosis que necesita y que se ha pautado. Pero, ¿Qué pasa con el ejercicio? Que funciona si se hace y ese médico no puede saber si esa persona está haciendo el ejercicio que necesita. Por lo tanto lo que creo que habría que hacer es caminar hacia fórmulas que permitan saber al oncólogo que su paciente está haciendo ejercicio de la manera que realmente necesita. Y también se debería garantizar la formación de profesionales que ayuden en todo ese proceso.
Esto es algo que tendrá que ir evolucionando y habrá que ir cambiando fórmulas, conciencia y metodología porque el sistema de salud no puede soportarlo todo y al igual que los médicos envían a sus pacientes a que compren una crema concreta que cuesta 70 euros porque esa paciente lo necesita para reducir unos efectos secundarios de un tratamiento pues también habría que prescribir el ejercicio pautado por profesionales del ejercicio oncológico. Y para ello hay que insistir en plantear sinergias y trabajos colaborativos.
Las pacientes de cáncer que más se esfuerzan haciendo ejercicio son aquellas a las que se lo ha recomendado su oncólogo. Pero los oncólogos necesitan saber que sus pacientes están en manos de profesionales. Y por esta razón tal vez sea necesaria la creación de un máster específico que acredite que un profesional de la actividad física puede aplicar el ejercicio clínico a una paciente.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete