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¿Hay que dejar los suplementos de vitamina D en verano porque se tome más el sol?

Los expertos aclaran que no debe tomarse la decisión de suspender la suplementación a la ligera, pues son muchos los factores que intervienen en la síntesis de este nutriente en el organismo

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Una mujer, practicando deporte en la playa. freepik
Raquel Alcolea

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Días más largos y más soleados, un mayor contacto con la naturaleza, aumento de las actividades al aire libre... Con la llegada del verano y la mayor exposición a la luz solar (fundamental para la síntesis de la vitamina D en el organismo) no es raro que algunas personas se planteen si deberían suspender en esta época su ingesta de suplementos de vitamina D.

Es cierto que la síntesis de vitamina D en nuestro organismo está directamente asociada a la exposición solar. De hecho, se estima que si una persona de piel clara se expone entre 10-15 minutos al sol puede producir entre 10.000-15.000 UI de vitamina D. Sin embargo, la decisión de suspender su suplementación (previamente prescrita por un profesional) no debe tomarse a la ligera ya que, según explica el doctor Jorge Ángel, director médico de Equisalud, son muchos los factores que intervienen en los niveles de vitamina D en nuestro organismo.

Se calcula que entre el 40 y el 50% de la población tiene niveles bajos de vitamina D y necesita suplementarse. Puede ser una cifra llamativa, sobre todo si se tiene en cuenta que España es un país soleado, pero lo cierto es que una gran parte de la población pasa mucho tiempo en interiores y, cuando sale, lo hace protegido con filtros solares (bien en forma de cosméticos o en otros formatos). «No olvidemos que en verano seguimos pasando mucho tiempo bajo techo. Desde luego lo hacemos si estamos trabajando, pero también, cuando estamos de vacaciones, muchas veces tendemos a resguardarnos hasta que prácticamente ha caído el sol, para evitar el calor, que cada vez es más fuerte. A esto hay que sumar el uso de filtros solares, absolutamente generalizados durante el verano. Diversos estudios han evidenciado que una crema con un factor de protección 30 puede reducir la producción de vitamina D hasta un 95%», explica el director médico de Equisalud.

No cabe duda, según aclara y argumenta el experto, que el uso de filtros solares es útil para protegerse del cáncer de piel, pero también aclara que conviene tener en cuenta que esta práctica puede dificultar la síntesis de vitamina D favorecida por el sol. Por eso apunta que una solución intermedia y muy válida en este sentido sería aprovechar las primeras y últimas horas del día para exponerse al sol unos minutos sin cremas protectoras, y permitir que el sol aporte sus beneficios sin peligros.

¿Puede conseguirse vitamina D con la alimentación?

Además de la exposición solar la otra fuente natural de vitamina D es la alimentación. La yema del huevo y pescados grasos como el salmón, la contienen. «Sin embargo, es muy difícil conseguir los aportes suficientes solo a través de la dieta», asegura el doctor Ángel.

También hay que tener en cuenta, según añade el experto, que determinadas condiciones médicas interfieren de manera crucial en el metabolismo y absorción de la vitamina D. La primera y más frecuente es la obesidad. «La vitamina D es liposoluble, lo que significa que se almacena en el tejido graso del cuerpo. En personas con obesidad, una mayor cantidad de vitamina D puede quedar atrapada en el tejido adiposo, reduciendo su disponibilidad en el organismo», explica este experto. A esto habría que sumar que las personas con mayor cantidad de grasa corporal tienen un mayor volumen en el que distribuir esta vitamina, lo que puede llevar a una mayor dilución y hacer que los niveles circulantes sean menores, (incluso si la producción e ingesta es adecuada).

Otro factor que se debe tener en cuenta son las enfermedades renales y hepáticas. La vitamina D se convierte en su forma activa (calcitriol) en los riñones, y cuando hay una enfermedad renal crónica, esta conversión no se puede realizar de manera eficiente. Por otro lado, los riñones juegan un papel en la reabsorción de vitamina D, que puede verse disminuida ante una disfunción renal, resultando en una menor disponibilidad de la vitamina D activa.

En cuanto al hígado, es el responsable de la activación de la vitamina D, al convertirla en calcidiol (25-hidroxivitamina D). Si no está sano, se puede disminuir su capacidad para realizar esta conversión inicial. Además, este órgano también juega un papel crucial en el metabolismo general de la vitamina D, y las enfermedades hepáticas pueden interferir en este proceso, afectando la cantidad de vitamina D disponible en el cuerpo.

«Estos problemas de salud tienen una enorme influencia en los niveles de vitamina D, que pueden verse muy disminuidos incluso con una exposición solar y una dieta adecuadas», insiste el Dr. Angel.

En conclusión, los niveles bajos de vitamina D no deberían pasarse por alto, pues se trata de un nutriente que tiene una importancia crucial no solo para la buena salud ósea, sino también para el sistema inmune y el bienestar emocional. Su deficiencia nos hace más propensos a infecciones y también puede provocar malestar psíquico y cansancio por lo que el director médico de Equisalud mantiene su recomendación de no suspender el consumo de suplementos de vitamina D si no se ha consultado previamente al médico, pues es el profesional el que debe analizar y evaluar cada caso individualmente.

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