Santi Gigliotti

Pregonaos

Con el ego a la altura de la Giralda y vuestro señorío falso y faltón, sois los del cuento de la cigarra, la colita del león

Santi Gigliotti

Sarsicha

Lo bello no entiende de necesidad, de aceptación o de academias, lo bello se escapa de los diccionarios, de lo correcto

Santi Gigliotti

La mamá del ingenio

Ojalá no solo fuésemos a una para ser el cártel del cartel. Pintaríamos más

Santi Gigliotti

El Guadalquivir de las llanteras

Por las lágrimas de esa señora navega la vergüenza de los que pueden hacer y se lavan las manos

Santi Gigliotti

Imperialismo

Atrás están quedando las cuestas de enero, por allí sobresale la cuesta del cielo

Santi Gigliotti

Enamorado

Quién te dejó dónde estás, quién desafió a la belleza, quién redondeó la verdad y te entregó a nuestras certezas

Santi Gigliotti

Melody en los Goya

No sólo preñó de autenticidad un sarao lleno de hipocresía, también nos metió en la cabeza su tema

Santi Gigliotti

Gavira, el prescindible

No es nada fácil contradecirse tanto en tan poco espacio ni derrochar más servilismo

Santi Gigliotti

La teta es plana

El único pavor real es que alguien tome en serio estas chaladuras. Todo son risas hasta que ocurre

Santi Gigliotti

Jinete del asfalto

Llegó como quien llega al salón de su casa sin paredes, como llega un jubilado al casino del pueblo, y se fue directo a su rígido sofá

Santi Gigliotti

La US hace rabona

La Universidad rehúye el debate, se naja del lugar en el que, nos guste o no, se forjan las conciencias de los nativos digitales

Santi Gigliotti

La amenaza de las SS

Cada uno pone los listones donde puede, cada cual demuestra su desesperación como le da la gana

Santi Gigliotti

Fitétour

Con las presentaciones hechas, le dio un sorbo pausado al agua, buscando frenar un impulso

Santi Gigliotti

Talibanes en miniatura

Si no los van a apartar de esa pantallita que los instruye y los abduce, al menos traten de explicarles lo elemental

Santi Gigliotti

Muy traicionero

Da igual a qué altura vuele el grajo, nosotros nos agarramos con esperanza a lo que arde. Es el clavo de nuestra cruz