El patio de mi casa no es particular
Todo analógico, nada tecnológico. En los parques infantiles solo tenían cabida los toboganes, las carreras de chapas, las peonzas o las persecuciones de 'polis y cacos'
Redactor
Licenciada en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Periodista en ABC desde hace más de treinta años. Diseñadora gráfica del periódico y suplementos. Bloguera y autora de la novela "Herido" (2021).
Gata de Gorgos (Alicante) es, desde hace décadas, una referencia en productos hechos con palma, esparto o mimbre, y en guitarras que han pasado por las manos de los grandes nombres del panorama musical
Todo analógico, nada tecnológico. En los parques infantiles solo tenían cabida los toboganes, las carreras de chapas, las peonzas o las persecuciones de 'polis y cacos'
Cuando no existían las pantallas digitales, la mayor distracción en los viajes por carretera era observar desde la ventanilla las vallas publicitarias, guiarse por los mapas y contar mojones
Los acomodadores, el sonido de la bobina de la película al girar en el proyector... Un pasado cinematográfico no apto para todos los públicos
En 2002, la peseta desapareció de nuestras carteras. Al grito de: «¡Ya somos europeos!», el euro ganó la batalla monetaria, fulminó a la rubia y a los más duros
La tradición de escribir cartas y postales o los nervios al ver que el cartero se acercaba hasta el buzón se desvanecen ante las nuevas tecnologías y la inmediatez
El reproductor de audio portátil revolucionó la forma de escuchar las canciones de moda. Ahora, los pequeños auriculares parecen antenas para conectar con el espacio extraterrestre
A finales del siglo XX no existía la independencia telefónica, ni la intimidad, solo ansiedad por ser el primero en descolgar el teléfono fijo y descubrir quién estaba al otro lado del auricular
Los famosos Seat 600 –el cuatro ruedas con más motes y apelativos: seiscientos, 'pelotilla' u 'ombligo'–, invadieron las carreteras españolas como los champiñones del videojuego Super Mario Bros
Las ganas de celebrar todo aquello que se canceló por la pandemia multiplican las fiestas. Canapés, tortillas, música ochentera... Y la indignación de aquellos que no entienden el paso del tiempo