Antonio García Barbeito

En la mesa

Tendríamos que darle al campo, diariamente, las gracias. Así como en muchas mesas se reza

Antonio García Barbeito

El cielo

El campo clama al cielo, y al cielo claman los agricultores, y al cielo clama cualquier persona que tenga dos dedos de sensatez

Antonio García Barbeito

La luz

Esa luz que en los bolsillos debe de llevar azofaifas, y viste mi casa y la unge, la vi, a punto de ser líquida, en las viejas bodegas y los viejos lagares

Antonio García Barbeito

Orígenes

¿No valen dos siglos para que un quinto o séptimo descendiente diga soy de aquí?

Antonio García Barbeito

Tabaco

Dio pan el tabaco entonces, aunque hubiera que pelear con las plagas

Antonio García Barbeito

Aquellos niños

Eran chiquillos de familias humildes sin más remedio que poner a trabajar a todas las manos de la casa

Antonio García Barbeito

La desventaja

Olivares, matos, viñedos, maizales, en algún momento, exigen la desnudez del trabajador, a cuerpo limpio

Antonio García Barbeito

Los nombres que fuiste

Tenías entonces cientos de nombres en las cosas que eran tuyas

Antonio García Barbeito

Un mosquito

El campo siempre tiene, como poco, un costado desnudo por el que al hombre le clavan los hierros del dolor, el calor, el frío, o un mosquito

Antonio García Barbeito

Hijos del calor

Ya sólo los disfrutas, pero los tres fueron un día razón de tu trabajo

Antonio García Barbeito

Guardas aéreos

Ahora viene la máquina vestida de halcón que todo lo ve, sin parpadeo, a sobrevolar olivares, sembrados y huertas

Antonio García Barbeito

Casi verano

La mesa del mediodía, perfectamente vestida de verano, tomada del natural de la memoria, es la misma que dejé en mi niñez

Antonio García Barbeito

Otro hombre

El viejo labrador anda ahora por su reino disfrutando del tiempo holgado

Antonio García Barbeito

Estirón

El campo ha dado el estirón y está que se sale de su propio territorio

Antonio García Barbeito

Gratitud

Se nos viene el campo a las calles del pueblo; se nos viene la orilla del río y se nos viene el pinar, juncia y romero

Antonio García Barbeito

Campo soliviantado

El campo se sabía más hermoso cuando pasaban peregrinos, caballistas, carretas y carros, bueyes y mulos