BLANCO Y NEGRO MADRID 07-03-1999 página 42
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página42
- Fecha de publicación07/03/1999
- ID0005349954
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Desde 1960 el mar de Aral ha perdido las tres cuartas partes de su agua, su H uede que sea demasiado tarde para evitar la mayor catástrofe ecológica del mundo. Sus proporciones, gigantescas, afectan directamente a la vida de millones de personas, a la supervivencia de numerosas especies acuáticas y terrestres y al clima de una vasta región de nuestro planeta. La culpa, también esta vez, es del ser humano, responsable de la agonía del que fue, tan sólo hace unas décadas, uno de los mayores lagos de la Tierra. El mar de Aral, en plena Asia central, desaparece, se seca sin que nadie consiga evitarlo. Y no lo hace al ritmo lento e invisible para nosotros de los cambios geológicos o climáticos, sino a la velocidad de vértigo que sólo el hombre es capaz de imponer a sus obras. Las cifras hablan claro: desde 1960 el Mar de Aral ha perdido las tres cuartas partes de su agua, su superficie se ha reducido a la mitad y su profundidad ha disminuido en más de veinte metros. Decenas de kilómetros cuadrados, hasta ayer mismo navegables, aparecen hoy como un desierto arenoso y salino en el que nada puede crecer. Decenas de pueblos costeros han visto, en el transcurso de una sola generación, cómo el mar se retiraba hasta treinta kilómetros, dejando inutilizados sus puertos y varadas en seco sus embarcaciones. Los fuertes vientos de la zona se han encargado de completar el panorama barriendo lo que una vez fue el fondo del lago y esparciendo por los alrededores cien millones de toneladas anuales de polvo salino mezclado con los restos de venenos, fertilizantes y otros desechos industriales de los que los soviéticos vienen abusando desde los años cincuenta. 7i norfiniíí CÍ UjJf tjlL, i t densamentehabita (jQ (jgg g jj pg j, gj cuatro ha reducido a la mitad y su j profundldad j i. -1 fia CllSminUlClO f l una gran red de pequeños laeos conformaban el paisaje (Aral, en kazajo significa isla) La pesca ha sido siempre (de hecho hasta hace pocos años) una de las actividades en 20 metros TMa El principio delfín Pero ¿cómo se ha llegado a esta situación? Durante más de diez mil años, dos grandes ríos, el Amu Darya y el Syr Darya, han alimentado al mar de Aral, convirtiéndolo en uno de los cuatro mayores lagos del planeta. Sólo estas dos arterias fluviales, que se nutren del deshielo de los glaciares del Himalaya, tienen el caudal suficiente como para llegar hasta el lago a pesar de que el calor evapora hasta el 40 por 100 de sus aguas. Otros ríos más pequeños se pierden en la arena mucho antes de desembocar en este auténtico océano interior Curioso mar éste, que nace entre dos grandes desiertos (el de Karakum y el de Kyzykum) en una zona que en verano supera los 40 de temperatura y que en invierno baja hasta los- 20 La región de Aral, de cerca de 700.000 kilómetros cuadrados, ha sido siempre como un oasis gigantesco, rico en fauna Pero el régimen soviético cambió drásticamente la situación. Inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno comunista decidió incrementar a cualquier precio la produción de algodón, el oro blanco cuya demanda mundial se disparó a partir del conflicto bélico. A finales de los años cincuenta, las repúblicas del Asia Central, especialmente Uzbekistán, comenzaron a expandir rápidamente sus zonas cultivables. En un terreno básicamente desértico, se decidió obtener el agua a base de desviar el curso de los ríos. El hombre, según la mentalidad al uso, podía dominar y controlar la Naturaleza a su antojo. En 1956 se inauguró el canal de Karakum, de mil cien kilómetros de longitud, una gigantesca obra de ingeniería cuya misión era la de transportar agua del Amu Darya a las nuevas plantaciones de algodón robadas al desierto. Pero no fue el único caso. En su camino hasta el mar de Aral, los cursos del Amu Darya y del Syr Darya fueron interrumpidos en numerosos otros puntos de Turkmenistán, Uzbekistán y Kazakistán. El resultado fue espectacular: entre 1960 y 1988 la producción de algodón se incrementó en un 80 por 100 en Uzbekistán y en más de un 350 por 100 en el cercano Turkmenistán. Pero las consecuencias de ese incremento en la producción no tardaron mucho en llegar Los expertos han calculado que la aportación de agua de ambos ríos al mar de Aral oscilaba tradicionalmente entre los cincuenta y los setenta kilómetros cúbicos al año. Pero en la década de los ochenta, esta cantidad se redujo drásticamente: en los años más favorables, el mar no llegaba a recibir más de veinte kilómetros cúbicos de agua. Si añadimos a estos números el hecho de que la tasa de evaporación anual del lago (entre 33 y 36 kilómetros cúbicos de agua) no ha variado, se obtiene un cóctel explosivo. A principios de los noventa, el nivel del mar de Aral había bajado más de quince metros y su tamaño se había reducido prácticamente a la mitad. El lago se partió en dos: el pequeño Aral BUNtOnEBRO 4!