BLANCO Y NEGRO MADRID 10-05-1975 página 19

WM ¡S MONTDDRIH TS: HlieiSMO SDCHUSTA Inférme de nuestros enYiados especíales L A carretera que une Pamplona con Estella, unos 40 kilómetros, estaba fuertemente vigilada en los puntos de acceso al monasterio de ¡rache. El permiso gubernativo para celebrar el acto religioso de Monteíurra apenas se ihabía conocido con veinte horas de antelación y hacia las nueve y media de! a mañana del domingo 4 unos pocos centenares de personas estaban concentrados en la campa de Irache, al pie del monte, a la espera de los actos. Había quioscos de boinas rojas para olvidadizos, o advenedizos, a cien pesetas la unidad y por los altavoces salía música de Raimon, Diguem no y canciones chilenas fuertemente coreadas por los grupos jóvenes. Los excombatientes de la Hermandad de Tercios de Requetés de España estaban pendientes de oír unas palabras a su jefe, Ignacio Romero Osborne, marqués de Marchelina, antes de iniciar la subida. Apoyado en su bastón, el coronel retirado de ochenta y cinco años se dirigió a todos desde el interior de una camioneta con la puerta abierta. Sin sostener ningún p e l en la mano habló durante unos minutos expresando su deseo de celebrar pronto una asamblea de requetés excombatientes. Poco más tarde, declararía a ByN que nos han cortado las alas, pero estamos dispuestos a seguir en la lucha de nuestros ideales El antiguo capellán de la Hermandad también habló micrófono en mano, en ese estilo inigualable de los curas rurales diciendo, entre otras cosas, que acatamos los dogmas de la Iglesia El mismo dirigiría luego el rosario y el Vía Crucis, no sin pedir antes unos cuantos voluntarios para llevar las cruces cuestión que tardó en resolverse unos minutos. LA SUBIDA Los primeros tramos fueron espaciados. Algunos se quedaban a mitad de camino, viejos o menos jóvenes, que tradicionalmente hacen presencia en Montejurra, pero que Al iniciar el descenso, los javieristas se inclinan ante doña Irene, esposa de don Hugo. no se encontraban animados a subir los quinientos metros. A medida que el monte se hacía más duro, la concentración era más densa, casi codo con codo. Muy pocos seguían las oraciones, y después de cada estación surgían inevitablemente gritos libertarios, sobre todo de los sectores jóvenes. La mayoría subía, entre el sudor y el esfuerzo, entablando conversaciones referidas a la política y, sobre todo, al actual momento carlista. No faltaba el humor, el pintoresquismo y la observación fría. Ante el slogan que dominó en los gritos- el pueblo unido jamás será vencido alguien afirmaba: Hay que reconocer que suena distinto que en Portugal y otro: Sólo nos falta el clavel Un señor de sesenta años, logrones, comentaba: No se crea que nos henros hecho socialistas ahora, siempre le hemos sido, lo que ocurre es que hemos estado gobernados por integristas, no por carlistas Al pisar la cumbre, unas 5.000 boinas rojas ocupaban su puesto alrededor de la gruta del altar donde iba a empezar la misa. Un industrial donostiarra decía: Cuando dicen que somos cuatro gatos, que vengan y lo vean LO REUGIOSO Y LO POLÍTICO Doña Irene leyó al final el mensaje de don Javier y don Hugo. La Prensa había sido cuidada especialmente y tenía su sitio al pie del altar, aunque, por favor, nada de fotos de primeros planos. Sólo de conjunto. A la reina sí, las que quieran, gracias La princesa Irene de Holanda, esposa de don Hugo, a quien algunos carlistas de Montejurra consideran su rey y su reina después de! a abdicación de don Javier en el pasado mes de abril, había subido el monte, desde su mitad, después de abandonar un jeep camuflado entre los matorrales, acompañada de doña María Teresa de BorbónParma, hermana de don Hugo. Boina blanca y boina roja, respectivamente, coronaban a Irene y María Teresa. Ambas, con botas marrones de sello parisiense y abrigos verdes de sport oyeron la misa de espaldas al pueblo, a menos 19